Los aranceles de Trump a China podrían tener un resultado tremendamente irónico

Los aranceles de Trump a China podrían tener un resultado tremendamente irónico

Tomado de https://feeds.nbcnews.com/msnbc/public/news

La creciente guerra comercial entre EE. UU. y China está causando una confusión generalizada, incluso entre altos funcionarios. La amenaza del presidente Trump de imponer aranceles adicionales a los productos chinos, tras el arancel de represalia del 34% de China a las importaciones estadounidenses, ha intensificado aún más el conflicto. Esta incertidumbre deja a los mercados, los consumidores y las empresas lidiando con las implicaciones.

Hay mucho en juego. Las represalias de China van más allá de los aranceles. Once empresas estadounidenses se han añadido a su «lista de entidades no fiables», lo que obstaculiza sus operaciones comerciales en China. Las investigaciones antimonopolio dirigidas a grandes empresas estadounidenses como DuPont, Google y Nvidia demuestran aún más la voluntad de China de ejercer influencia. La rapidez de estas acciones, anunciadas en un día festivo nacional, subraya la determinación de China.

La estrategia de Trump, aparentemente dirigida a forzar concesiones de China, parece haber resultado contraproducente. China, que se enfrenta a desafíos económicos, como un sector inmobiliario en dificultades y una débil demanda interna, no muestra signos de ceder. La respuesta del gobierno chino refleja la ira y la determinación de resistir lo que percibe como intimidación estadounidense. La falta de comunicación clara y una justificación coherente por parte de la administración Trump complica aún más cualquier posible negociación.

Si bien la economía de China no depende únicamente de las exportaciones estadounidenses (que han bajado del 20% del total de exportaciones en 2018 al 15% en 2024), el impacto mundial de los aranceles podría perjudicar significativamente su ya frágil situación económica. La reducción de la demanda mundial podría exacerbar los problemas internos existentes.

Irónicamente, la guerra comercial podría empujar inadvertidamente a China hacia reformas económicas internas cruciales. La presión puede obligar al gobierno a abordar problemas de larga data, como estimular el consumo interno y mejorar la asignación de capital, no como una concesión a EE. UU., sino para fortalecer su propia economía.

Para las empresas estadounidenses, retirarse completamente de China no es factible. La dependencia de los bienes intermedios de fabricación china y la importancia de competir en el mercado chino exigen una participación continua, a pesar de los riesgos. Un informe reciente destaca que incluso las empresas que identifican a China como un riesgo importante planean permanecer, por temor a ser superadas a nivel mundial por las empresas chinas.

El futuro sigue siendo incierto. Las empresas estadounidenses deben navegar por las complejidades de gestionar el riesgo en un entorno volátil caracterizado tanto por un gobierno chino asertivo como por una administración estadounidense impredecible. El desafío radica en equilibrar los beneficios de operar en el dinámico mercado chino con los importantes riesgos políticos y económicos.

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