Una de las regiones más emblemáticas en Semana Santa es la que se ubica entre Palestina, Israel, Jordania, Egipto, Líbano y Siria, entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, y que es conocida como Tierra Santa. Ahí, especialmente en la Franja de Gaza, ocurre un genocidio en total impunidad, a manos del Estado de Israel, con la complicidad de la comunidad internacional y la falta de acción de los mecanismos que supuestamente deberían impedir que algo así ocurra (la CPI, la CIJ, la ONU).
Quienes tienen fe en Jesucristo y honran su sufrimiento deberían alzar la voz en estos momentos para frenar este horror, que se ceba en los que ya no poseen nada. La crisis de humanidad que este genocidio representa es de proporciones que ni siquiera podemos comprender, pues en nuestras narices ocurren los asesinatos de bebés, niños, niñas, mujeres, ancianos. Nada de eso tiene justificación. Nada de eso debe tener como telón de fondo nuestro silencio.
Los datos más recientes que reporta la ONU, que poco o nada hace para frenar la desgracia, no deja lugar a dudas. Apenas el 16 de abril reportó que en Gaza, desde el 18 de marzo, han sido desplazadas medio millón de personas. En un comunicado, la Organización de las Naciones Unidas detalló que las hostilidades de Israel tienen consecuencias devastadoras para la población civil gazatí. No sólo causan muerte y desplazamientos, sino que destruyen infraestructuras esenciales en todo el territorio palestino, como los hopitales. Además, el régimen criminal de Netanyahu impide la llegada de suministros humanitarios.
El portavoz de la ONU en Nueva York, Stephan Dujarric, señaló el 16 de abril pasado que ya no hay tiendas de campaña disponibles para distribuir en Gaza. También dio a conocer que en la primera semana de abril, el personal de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) visitó los campamentos de desplazados palestinos en Khan Younis, y encontró a las personas viviendo en refugios abarrotados sin alimentos, agua, ni medicamentos.
La ONU también denunció que las hostilidades de Israel han propiciado una desnutrición aguda en la población, que va en aumento. Dujarric señaló que los trabajadores humanitarios cada vez enfrentan mayores dificultades para llevar a cabo su labor, empezando por la falta de suministros debida al cierre de los cruces para la entrada de ayuda. “Nos encontramos en la séptima semana de esta situación y las operaciones militares se están expandiendo”.
Además, se acusó que “las autoridades israelíes siguen negando las misiones coordinadas y hoy solo se permitieron dos de los seis traslados humanitarios planificados, coordinados con las autoridades israelíes. Los cuatro restantes fueron denegados, incluyendo una misión para recuperar combustible de Rafah, que se necesita con urgencia en toda la Franja. En este escenario de restricciones e inseguridad, las organizaciones de ayuda humanitaria siguen intentando asistir a los más vulnerables”.
El portavoz de la ONU recordó que el derecho internacional establece que los civiles –incluidos los trabajadores humanitarios y el personal médico, así como sus instalaciones–, deben ser respetados y protegidos, y sus necesidades esenciales deben ser atendidas.
De acuerdo con datos de la propia ONU, la privación de ayuda humanitaria “ha dejado a más de 2.1 millones de gazatíes atrapados sin acceso a alimentos, agua potable y servicios básicos. Además, las muertes, la destrucción, el desplazamiento, la denegación de acceso a las necesidades básicas y las órdenes de evacuación plantean preocupaciones en cuanto a la viabilidad futura de los palestinos como grupo en Gaza”.
Por lo anterior, el 11 de abril la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos advirtió que las acciones de Israel en Gaza ponen cada vez más en peligro la existencia de los palestinos como grupo.
La portavoz de dicha Oficina, Ravina Shamdasani, declaró que “el efecto acumulativo de lo que está sucediendo en Gaza, las muertes, la destrucción, el desplazamiento, la denegación de acceso a las necesidades básicas y la repetida sugerencia de que los habitantes de Gaza deberían abandonar el territorio por completo, plantean preocupaciones reales en cuanto a la viabilidad futura de los palestinos como grupo en Gaza”.
Ante ello, y como humanidad, no podemos tolerar esta situación. El crimen que comete Israel en la región es más que condenable y Netanyahu debe ser juzgado y condenado como el criminal internacional y antihumano que es.
Tomado de https://contralinea.com.mx/feed/
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