El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, enfrenta una creciente revuelta dentro de su propio partido. Su reciente capitulación ante el presidente Donald Trump en un proyecto de ley de financiación a corto plazo ha provocado una ola de críticas, con algunos colegas y organizaciones liberales pidiendo abiertamente su renuncia. Varios demócratas prominentes, incluyendo a los representantes Glenn Ivey (D-MD) y Delia Ramirez (D-IL), han instado públicamente a Schumer a dimitir, mientras que otros han insinuado sentimientos similares. Incluso la senadora Elizabeth Warren (D-MA) criticó sus acciones, calificando su cooperación con Trump de «incorrecta».
El descontento refleja una crisis más profunda dentro del Partido Demócrata con respecto a su estrategia para oponerse a Trump. La creencia de Schumer de que los fracasos políticos de Trump finalmente serán autodestructivos –una estrategia de «hacerse el muerto»– está siendo cada vez más cuestionada. Esta estrategia es considerada insuficiente por muchos que creen que se necesita un enfoque más agresivo. La presión se intensificó cuando Schumer canceló eventos de su gira de libros después de que grupos progresistas planearan protestas.
Las críticas se extienden más allá de la Cámara de Representantes. Si bien los senadores demócratas no han pedido explícitamente la renuncia de Schumer, el senador Michael Bennet (D-CO) aludió a la necesidad de que los líderes sepan cuándo apartarse, un comentario interpretado por algunos como una crítica velada. La ex presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, aunque sin llegar a exigir directamente la destitución de Schumer, criticó duramente sus tácticas de negociación, sugiriendo que debería haber luchado más por las prioridades demócratas y haber evitado hacer concesiones sin recibir nada a cambio. Sus comentarios, junto con sus acciones pasadas con respecto a la campaña presidencial de Joe Biden en 2024, sugieren un enfoque no intervencionista calculado, permitiendo que la presión sobre Schumer aumente orgánicamente.
Si bien la larga permanencia de Schumer podría permitirle capear este temporal, la presión aumenta. Las próximas votaciones cruciales sobre el techo de la deuda y otro proyecto de ley de financiación del gobierno pondrán a prueba su liderazgo y su capacidad para adaptar su enfoque. Sin embargo, las amenazas a su liderazgo son más significativas que el puesto de liderazgo en sí; destacan una sensación más amplia de urgencia dentro del partido para un cambio fundamental en la estrategia y el liderazgo.
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