En la ciudad industrial de Kryvyi Rih, en el sur de Ucrania, la mayoría de la población habla ruso y ha votado durante años por partidos a menudo calificados como «prorrusos». Sin embargo, en 2022, hubo una fuerte resistencia a la invasión rusa. El «Jungle World » habló con el sociólogo Denys Gorbach sobre la clase trabajadora ucraniana en tiempos de guerra.
Cuando hablamos de Ucrania, rara vez mencionamos la sociedad de clases ucraniana o el hecho de que Ucrania es un país pobre al margen de la economía mundial. ¿Por qué es así?
Actualmente, todo se relaciona con la guerra, y los demás temas están relegados a un segundo plano. Casi parece autocensura. ¿Pero quién puede reprocharlo? Si criticas a la sociedad ucraniana, rápidamente te atrapan personas que quieren retratar a Ucrania como un páis extraordinariamente corrupto, no democrático o lleno de nazis. En estos días, no tengo fuerzas para participar en tales discusiones.
Creciste en Kryvyi Rih, como el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, y realizaste investigaciones de campo con las y los trabajadores de la industria en los años previos a la invasión rusa. ¿Cómo es esta ciudad?
Es una gran ciudad industrial, la mayoría de cuyos barrios fueron construidos en la era soviética. La industria está en el corazón de la vida social y urbana. Incluso hoy en día existen grandes combinados que agrupan varias fábricas y minas y cuyas antiguas estructuras paternalistas para el suministro de mano de obra persisten en una forma atenuada. Están controlados por una clase generalmente calificada como oligarquía, que invierte poco en fábricas obsoletas.
¿Qué hay de las pequeñas empresas?
Las pequeñas y medianas fábricas funcionan de forma muy diferente a los grandes combinados. Yo mismo trabajé en una empresa así. Los trabajadores en ellas eran contratados o despedidos de forma flexible, la mayoría de ellos trabajaban de forma no declarada y se les pagaba por pieza. La seguridad en el trabajo era extremadamente laxa y no había derecho a bajas por enfermedad ni a días de vacaciones pagadas. Estos dos regímenes laborales coexisten en ciudades como Kryvyj Rih.
Esta última forma está más extendida en Ucrania, ¿verdad?
Sí, esta ausencia total de regulación es la norma en muchos sectores económicos. La intelectualidad ucraniana a menudo ensalza esta situación como progresista y emprendedora y la presenta como la antítesis de la cultura paternalista de las grandes empresas industriales, que perpetuaría una mentalidad pasiva típicamente soviética. Hay en ello una cierta forma de chovinismo que se dirige a los habitantes de las regiones industriales del este y sureste, donde se habla principalmente ruso.
¿Qué caracteriza a los denominados oligarcas?
Hoy en día está de moda calificar a todos los capitalistas de la misma manera, como oligarcas. Pero para Ucrania, este término sigue teniendo sentido. Se refiere a los capitalistas que también tienen poder político, que controlan los medios de comunicación y los partidos y que dependen de ellos para sus asuntos. En Kryvyï Rih la mayoría de las empresas industriales cayeron, después de haber sido privatizadas a partir de 2000, en manos de oligarcas vinculados al Partido de las Regiones, el partido del primer ministro Viktor Yanukovich, destituido en 2005 durante l “revolución naranja. Yanukovich se convirtió en presidente en 2010, antes de ser derrocado por el Euromaidán en 2014. En Kryvyi Rih, el propietario más importante era el oligarca Rinat Akhmetov, que anteriormente había establecido su base de poder en la región de Donbass, en el este de Ucrania. Todo esto ha ido acompañado del dominio de la llamada política prorrusa, incluso después de 2014.
En tu libro, hablas de una política identitaria “eslava oriental”. Durante muchos años, ha competido con las posiciones “étnicamente ucranianas” en la opinión pública ucraniana. ¿Qué caracterizaba la política “eslava oriental”?
Se caracteriza por una fuerte referencia al idioma ruso, a la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, a una política histórica al menos no antisoviética que hace hincapié en la victoria del Ejército Rojo sobre los nazis, así como en la promoción de mejores relaciones con Rusia.
¿Y por qué no quieres llamarla “prorrusa”?
Es un término polémico que generalmente no hace justicia a la situación. Antes de 2014, el Partido de las Regiones de Viktor Yanukovich, por ejemplo, se oponía a la integración económica con Rusia. Los oligarcas temían ser dominados por los oligarcas rusos más poderosos. Como presidente, Yanukóvitch se opuso a las presiones de Rusia para formar parte de la Unión Económica Euroasiática y, en cambio, trabajó durante años en el acuerdo de asociación con la UE. Por eso fue un shock cuando en noviembre de 2013, bajo la presión de Rusia, interrumpió repentinamente las negociaciones con la UE, lo que desencadenó las protestas de Maidan. De todos modos, he observado que la mayoría de los partidarios de estos partidos nunca se han adherido realmente a su ideología, sino que la consideran una especie de sentido común. En Ucrania, por ejemplo, la actitud antipolítica está mucho más extendida que unirse a un campo político en particular. En 2019, Volodymyr Zelensky obtuvo más del 70% de los votos gracias a su crítica populista de la clase política corrupta y a su distanciamiento de estos conflictos identitarios.
¿Estas dos identidades opuestasson, ante todo, una invención de políticos populistas que buscaban así crear una base electoral?
En cualquier caso, están mucho más construidas y menos claras en la vida social de lo que piensan los esencialistas.
¿Qué pasó después de 2014, cuando el nuevo gobierno de Kiev promovió una política “étnicamente ucraniana”?
A nivel nacional, se marginó la “identidad eslava oriental”, se fomentó la lengua ucraniana y se propagó una política histórica nacionalista y antisoviética. A nivel local, en Kryvyï Rih, la “identidad eslava oriental” siguió siendo hegemónica. Así, en Kryvyï Rih, los representantes de ambos bandos podían sentirse oprimidos, lo que siempre es importante para estas personas (risas).
¿Y cómo reaccionaron estas personas a la invasión rusa de 2022?
Fue un shock para ellas. Los llamados partidos prorrusos habían negado el riesgo de una invasión rusa, sus partidarios no estaban en absoluto preparados para ello.
¿Cómo reaccionaron los habitantes de Kryvyï Rih?
Resistiendo. En la parte “eslava oriental” de la población, después de la invasión hubo una movilización contra la invasión tan importante como en cualquier otro lugar del país: la gente se alistó en el ejército o apoyó la lucha de otra manera. En esta población, que siempre ha sido
calificada de pasiva, existen redes de apoyo al ejército, igual que en otras partes de la población.
¿Cómo explicar esto?
No es que de repente todo el mundo se identifique con la forma hegemónica del patriotismo ucraniano. Sin embargo, la invasión mostró claramente que para ellos, a diferencia de muchos rusos, la frontera entre los dos países se había convertido en una realidad mental durante los 30 años de independencia. Pero lo más importante es que no percibían la cuestión de la defensa contra la invasión como una cuestión política, sino simplemente como la defensa de su estilo de vida contra un agresor externo.
¿Qué quieres decir con esto, cuando dices que la sociedad ucraniana es mayoritariamente apolítica?
El mito de que Ucrania era una sociedad particularmente activista se desarrolló después del Euromaidán, pero en realidad, solo una minoría, a menudo de la clase media urbana, ha estado activa siempre. La elección de Volodymyr Zelensky mostró la poca autoridad política de la que disponía la intelectualidad patriótica: la gran mayoría votó por un candidato antipolítico y marginal, que además prometía la paz con Rusia.
¿Cómo caracterizarías esta actitud antipolítica?
Existe un escepticismo generalizado hacia los políticos y las ideologías, que está vinculado a una cierta pasividad política. Se trata de un sentimiento de impotencia, de la imposibilidad de cambiar las cosas por uno mismo. No siempre fue así: el fin de la Unión Soviética fue acompañado de una enorme politización de la clase trabajadora y grandes huelgas. Le siguió la extrema crisis económica y social de los años 90. La reacción fue un repliegue en la esfera privada, especialmente entre las y los trabajadores.
¿Qué hay de los sindicatos?
Al igual que en la época soviética, los grandes sindicatos industriales son, en cierto modo, la mano derecha de la dirección. Sin embargo, son importantes para los trabajadores, porque distribuyen prestaciones sociales. También hay sindicatos independientes que quieren ser combativos, pero son marginales.
¿Cómo ha cambiado esto con la invasión a gran escala?
En 2022, el gobierno promulgó las leyes más hostiles a los trabajadores y sindicatos de toda la historia de Ucrania. El gobierno aprovechó la oportunidad para aprobar estas leyes, o tal vez consideró necesario hacerlo debido a la guerra.
¿No hubo resistencia?
Los principales sindicatos expresaron su oposición, pero se mantuvieron pasivos. Era imposible organizar manifestaciones en virtud de la ley marcial. Y la mayoría de los trabajadores tenían otras preocupaciones. Además, el colapso económico de 2022 debilitó la posición de los trabajadores. La situación es tan mala que lo que escribió la economista Joan Robinson se aplica: “La miseria de ser explotado por los capitalistas no es nada comparada con la miseria de no ser explotado en absoluto”. Esto recuerda la crisis de la década de 1990, cuando muchos siguieron trabajando cuando ya no recibían un salario, porque al menos todavía tenían acceso a ciertos bienes y prestaciones sociales de su empresa.
¿En la esperanza de que la situación vuelva a mejorar?
Sí, la gran pregunta es: ¿cómo será el futuro? Si la guerra terminara con un alto el fuego, el problema de la economía persistiría. Ya ha habido conferencias anticipadas sobre la reconstrucción de Ucrania. Quedó claro que ésta se concentraría en el oeste del país. ¿Quién querría invertir cerca del frente, especialmente si la paz es solo frágil? El declive de estas regiones, que están llenas de antiguas industrias que datan de la época soviética y que ya no cumplen con las normas medioambientales de la UE, parece inevitable.
¿No corre Ucrania el riesgo de ser malvendida al capitalismo occidental?
El problema es exactamente lo contrario. Después de 1989, los países de Europa del Este, como la República Checa o Hungría, se dejaron colonizar principalmente por el capital alemán. Hoy en día, es mucho más agradable vivir allí que en Ucrania. Para la mayoría de los ucranianos, ya sería un enorme ascenso económico si el país se convirtiera en un Estado periférico de la UE. Pero no es seguro que Ucrania siga siendo atractiva para los inversores occidentales. El país corre el riesgo de caer en una zona gris, donde no hay inversiones de capital, no hay crecimiento, pero en cambio hay muchos hombres traumatizados y armados. Este escenario es para muchos ucranianos mucho más amenazante que una dependencia de la UE. Lo considerarían más bien como una tabla de salvación.
¿Así pues, el desarrollo económico es una motivación más importante para la población que la libertad y la democracia para unirse a la UE?
No se pueden disociar los dos, la libertad y la democracia son importantes. Pero Ucrania necesita una integración económica. Y solo queda la UE, porque los vínculos económicos con Rusia se han destruido como muy tarde desde 2014. Creo que es una ilusión creer que Ucrania podría desarrollarse mejor fuera del bloque europeo, con una política económica supuestamente soberana similar a la fase de sustitución de las importaciones en la década de 1970.
¿Cómo perciben actualmente la guerra tus interlocutores en Kryvyï Rih?
Están muy preocupados por ver que el frente se acerca a su ciudad. Todos tienen en mente el destino de Mariupol, una ciudad que se parecía mucho a Kryvyï Rih y con la que tenían muchos vínculos personales. Sin embargo, esto no significa que todos estén dispuestos a alistarse en el ejército.
Desde hace más de un año, el número de reclutas movilizados a la fuerza no ha dejado de aumentar. ¿Qué hay de Kryvyi Rih?
Desde 2014, el número de personas reclutadas en el ejército es desproporcionado. Los hombres que trabajan en grandes empresas industriales están sobrerrepresentados en el ejército, ya que las autoridades pueden encontrarlos más fácilmente en su lugar de trabajo que las personas que trabajan de forma informal. Lo mismo ocurre con los hombres de los pueblos, donde el control social es más fuerte.
¿Cómo es la movilización en el lugar de trabajo?
Durante mucho tiempo, las empresas han cooperado con las autoridades, pero la falta de mano de obra ha provocado una multiplicación de los conflictos. Ha habido casos en los que los reclutadores se han presentado inesperadamente en las fábricas y han registrado las instalaciones. Mientras tanto, al menos una parte del personal de las empresas declaradas importantes para la guerra, por ejemplo, en la industria pesada, la minería y los ferrocarriles, ha sido exonerada del reclutamiento.
Muchos activistas de izquierda en Alemania afirman que la clase trabajadora debe darse cuenta de que no tiene nada que ganar en esta guerra. ¿Qué te parece?
Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, se hicieron llamamientos, en particular por parte de las plataformas anarquistas, para no apoyar la guerra de los Estados burgueses contra el fascismo. No quiero cuestionar la legitimidad de tales posiciones en sí mismas. Pero creo que no es una buena idea asumir a priori que la gente es estúpida y que no entiende sus propios intereses debido a su mala conciencia. Antes de juzgar lo que los trabajadores ucranianos deben hacer o no hacer, habría que hablar con ellos o tratar de entender su situación. En cuanto a la guerra, algunos probablemente solo tienen en mente un esquema de la Primera Guerra Mundial. No considero que mi papel sea abogar por una lucha de defensa nacional. Pero abogo por un verdadero análisis de la situación.
¿Cómo se presenta?
Los trabajadores ucranianos no se dejen engañar por la propaganda nacionalista. Tienen una mente pragmática. Son circunstancias ajenas a su voluntad las que les obligan a luchar en esta guerra que odian. Si mañana se decretara un alto el fuego, la mayoría de ellos se sentirían aliviados. Algunos habían puesto sus esperanzas en Trump. Pero su comportamiento en las últimas semanas y las condiciones que plantea han conmocionado a mucha gente en Kryvyï Rih, porque no es la paz que quieren.
¿Y qué resulta de ello?
No me veo capaz de decirle a los demás cuál es la posición correcta, yo mismo no lo sé. Por un lado, todo el mundo quiere que la guerra termine, nadie quiere morir o perder a sus seres queridos. Pero también está claro para todos que un alto el fuego inestable puede significar la continuación de la guerra en un futuro próximo, como ya ha sido el caso en el pasado. La demanda de seguridad contra un nuevo ataque ruso no es una petición de la burguesía ucraniana o de un gobierno tiránico de Zelensky. No veo cómo no sería también en interés de la clase trabajadora.
¿Qué quieren las y los trabajadores?
La mayoría de ellos quieren estabilidad política y económica. El gobierno lo socava con su propia política económica. Sigue un enfoque tecnocrático: piensa sobre todo en los recursos que debe extraer, y menos en la forma en que la sociedad lo acepta. Lo mismo ocurre con la forma a veces ilegal en que se ha desarrollado el fortalecimiento de la movilización desde el año pasado.
Incluso se denuncian actos de violencia contra los reclutadores. ¿Es una señal de que el gobierno ucraniano ha perdido su legitimidad?
Mi colega Daria Saburova, que realizó una investigación de campo en Kryvyï Rih en 2023 y que ahora está allí de nuevo, dice que no es de extrañar que tanta gente no quiera unirse al ejército. Lo que es más sorprendente es que la movilización aún pueda continuar después de tres años. Hay mujeres que apoyan a las unidades del ejército como voluntarias mientras esconden a sus propios maridos. Tales contradicciones son interesantes desde un punto de vista sociológico, pero son sobre todo trágicas. La mayoría de las personas no piensan en términos abstractos, sino que buscan sobrevivir de una manera u otra y adoptan estrategias individuales.
08/04/2025
Paul Simon
Publicado en alemán por Jungle World, 6 de marzo de 2025
Traducido de https://www.solidarity-ukraine-belgium.com/post/la-plupart-des-gens-pensent-a-survivre
Traduccion: Faustino Eguberri
Tomado de https://vientosur.info/
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