A l’encontre
En Gaza, los escudos humanos son utilizados por los soldados israelíes al menos seis veces al día.
Serví en Gaza durante nueve meses, y por primera vez me encontré con estos procedimientos, llamados “protocolo de mosquitos” en diciembre de 2023. Fue solo dos meses después de la ofensiva terrestre, mucho antes de que hubiera una escasez de perros de la unidad canina de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelí), Oketz, que fueron utilizados para este propósito. Esta se convirtió en la excusa malsana y oficiosa para este procedimiento malsano y no oficial (ver el artículo de Yaniv Kubovich y Michael Hauser). No me di cuenta entonces de lo ubicuo que se volvería el uso de escudos humanos, a los que nos referimos como un “shawish” (un término proveniente del turco que puede significar “inspectores”).
Hoy en día, casi todos los pelotones mantienen un “shawish”, y ninguna fuerza de infantería entra en una casa antes de que un “shawish” la limpie. Esto significa que hay cuatro “shawishes” en una compañía, doce en un batallón y al menos 36 en una brigada. Hacemos los operativos con un sub-ejército de esclavos.
El procedimiento es sencillo. Palestinos inocentes se ven obligados a entrar en casas en Gaza y limpiarlas, para asegurarse de que no haya terroristas ni explosivos.
Hace poco vi que la División de Investigación Criminal de la Policía Militar de las FDI (MPCID) abrió seis investigaciones sobre el uso de civiles palestinos como escudos humanos, y me quedé boquiabierto. He visto encubrimientos antes, pero este es un nuevo récord. Si la MPCID quisiera hacer su trabajo en serio, tendría que abrir mucho más de mil investigaciones. Pero todo lo que la MPCID quiere es que podamos decirnos a nosotros mismos y al mundo que nos estamos investigando a nosotros mismos, por lo que han encontrado seis chivos expiatorios y se está basando todo en ello.
Estuve presente en una reunión en la que uno de los comandantes de la brigada presentó el concepto de “mosquito” al comandante de la división como un “logro operativo necesario para llevar a cabo la misión”. Estaba tan normalizado que pensé que estaba alucinando.
Ya en agosto de 2024, cuando esta historia estalló en Haaretz y en los testimonios recopilados por Breaking the Silence, una fuente de alto nivel dijo que tanto el Jefe de Estado Mayor saliente de las FDI como el Jefe saliente del Comando Sur sabían sobre el procedimiento. No sé qué es peor: que no sepan lo que está pasando en el ejército que mandan, o que lo sepan y continúe a pesar de todo.
Han pasado más de siete meses desde que se publicó esa historia, y los soldados han seguido deteniendo a los palestinos y obligándolos a entrar en casas y túneles frente a ellos. Mientras que el Jefe de Estado Mayor y el Jefe del Comando Sur continuaban hablando y no haciendo nada al respecto, el protocolo se volvió aún más extendido y normalizado.
El personal de más alto rango sobre el terreno conocía el uso de escudos humanos durante más de un año, y nadie ha intentado detenerlo. Por el contrario, se definió como una necesidad operativa.
Es importante tener en cuenta que podemos entrar en las casas sin usar escudos humanos. Lo hicimos durante meses, de acuerdo con un procedimiento de entrada adecuado que incluía el envío de un robot, un dron o un perro. Este procedimiento demostró su valía, pero tomó tiempo, y el comando quería logros aquí y ahora.
En otras palabras, obligamos a los palestinos a actuar como escudos humanos no porque fuera más seguro para las tropas de las FDI, sino porque era más rápido. Es por eso que arriesgamos la vida de los palestinos que eran sospechosos no de otra cosa más que de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
El asunto no pasó sin resistencia. Los soldados y oficiales se resistieron. Yo me resistí. Pero eso es lo que pasa cuando al mando superior no le importa y a los políticos aún menos. Eso es lo que sucede cuando estás rápido con el gatillo y operativamente agotado al máximo. Eso es lo que sucede cuando estás en una guerra interminable que no logra traer a los rehenes vivos mes tras mes. Pierdes el juicio moral como lo vimo es “ceguera política y moral de sus conciudadanosy conciudadanas”, el análisis del historiador Omar Bartov publicado el 5 de septiembre en la web Orient XXI.
Un amigo que es oficial en el ejército me contó un incidente que experimentaron: se encontraron con un terrorista en una casa que ya había sido despejada por un “shawish”. El “shawish” era un hombre mayor, y cuando se dio cuenta de que había metido la pata, estaba tan asustado que se cagó encima. No sé qué pasó con él. Tuve miedo de preguntar.
Este caso muestra que las justificaciones que nos dieron de que el procedimiento es para fines de “seguridad” no eran ciertas. Estas personas no son combatientes profesionales; no saben cómo inspeccionar una casa. Los soldados no confían en ellos de todos modos porque no están allí por su propia voluntad. A veces, se envían “shawishes” a las casas solo para incendiar esas casas o volarlas. No tiene nada que ver con la seguridad.
Me estremece pensar lo que esto le hace a la psique de cualquiera que tenga que entrar en una casa, aterrorizado, en lugar de soldados armados. También me estremece pensar en lo que esto nos hace a los israelíes.
¿Todas las madres que envían a su hijo a pelear entienden que podría encontrarse cogiendo a un palestino de la edad de su padre, o de la edad de su hermano menor, y obligándolo violentamente a correr frente a él, desarmado, a una casa o túnel potencialmente con trampa? No solo no hemos podido proteger a nuestras tropas, sino que hemos corrompido sus almas, y no hay forma de saber qué nos hará esto, como sociedad, cuando vuelvan a casa de la guerra.
Es por eso que la investigación del MPCID es tan exasperante. Primero, los soldados son obligados a usar a los palestinos como escudos humanos, y luego los oficiales usan a soldados de rango inferior como sus propios escudos humanos, todo mientras todavía estamos tratando desesperadamente de recuperar a los rehenes que están siendo retenidos, en parte, para servir como escudos humanos para Hamás.
Era obvio que era solo cuestión de tiempo antes de que esta historia explotara, pero es demasiado grande para que la MPCID la maneje. Solo una Comisión Estatal de Investigación independiente podría llegar al fondo de esto.
Hasta entonces, tenemos todas las razones para preocuparnos por los tribunales internacionales de La Haya, porque este procedimiento es un delito, un delito que incluso el ejército admite ahora. Sucede a diario y es mucho más común de lo que se le dice al público.
* Este artículo ha sido redactado por un oficial superior, que desea permanecer anónimo, de una brigada no reservista.
Traducción: Mikel de la Fuente para viento sur.
Tomado de https://vientosur.info/
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