¿Es América masculina otra vez todavía?

¿Es América masculina otra vez todavía?

Tomado de https://feeds.nbcnews.com/msnbc/public/news

Tras la segunda investidura de Donald Trump, una oleada de voces conservadoras, incluyendo a Mark Zuckerberg, celebraron un retorno a la masculinidad tradicional. The New York Times incluso describió a la nueva administración como «by bro». Esta declaración sorprendió a muchos, provocando preguntas sobre la naturaleza de esta masculinidad recién definida. La autora, feminista, expresa confusión e incluso ofensa por haber aparentemente pasado por alto este supuesto cambio en la definición de masculinidad.

Este «retorno a la masculinidad», sin embargo, parece manifestarse de maneras desconcertantes. Fox News, por ejemplo, intentó enmarcar las políticas económicamente imprudentes del Presidente como una muestra de fuerza varonil, sugiriendo que abrazar la dificultad económica es de alguna manera una virtud masculina. Greg Gutfeld incluso especuló que los aranceles proporcionarían un «aumento definitivo de testosterona», mientras que Jesse Watters afirmó que el trabajo con computadoras feminiza a los hombres.

Un examen más detenido revela inconsistencias en este comportamiento supuestamente «varonil». Las políticas económicas, criticadas por economistas como Paul Krugman y el fallecido Milton Friedman, se basaron en una fórmula defectuosa, revelando una falta de competencia matemática. El American Enterprise Institute incluso señaló un error significativo en la fórmula, resultando en tasas arancelarias cuatro veces más altas de lo que deberían haber sido.

La autora luego cuestiona la moralidad de esta «masculinidad», destacando las numerosas acusaciones de infidelidad y engaño que rodean a Trump y sus asociados. La sospecha de información privilegiada relacionada con las publicaciones en redes sociales de Trump y los subsiguientes anuncios de aranceles alimentan aún más esta crítica.

El artículo también explora la naturaleza susceptible de esta marca de masculinidad, citando la intolerancia de Elon Musk a las críticas y la creencia generalizada de que la sátira de Barack Obama a Trump contribuyó a su candidatura presidencial. La propia vanidad de Trump también se destaca, haciendo referencia a su exigencia de que se retirara un retrato poco favorecedor y a sus exageradas afirmaciones sobre su altura y peso.

La autora concluye cuestionando la obsesión de larga data del Partido Republicano con el género, señalando su papel instrumental en las campañas de Trump, ambas contra oponentes mujeres. Si bien los republicanos afirmaron defender los roles de género tradicionales, su definición excluyó a muchas mujeres, centrándose en cambio en un ideal estrecho de feminidad políticamente correcta. Las campañas de Trump prometieron un retorno a un tipo específico de masculinidad, pero el caos resultante plantea serias preguntas sobre si esto es lo que sus partidarios realmente pretendían. La autora finalmente aboga por un retorno a un estándar de comportamiento masculino más razonable y menos caótico.

Tomado de https://feeds.nbcnews.com/msnbc/public/news