El movimiento pro-palestina como laboratorio de represión del estado alemán 

El movimiento pro-palestina como laboratorio de represión del estado alemán 

Tomado de https://vientosur.info/


Hace décadas que el estado y establishment alemán reprime el movimiento de solidaridad con Palestina, desde despidos en medios de comunicación públicos a voces críticas con Israel, a prohibiciones de manifestaciones como la del 75 aniversario de la Nakba en mayo del 2023 en Berlín, a injustificados arrestos. Desde octubre del 2023 esto se ha ido incrementando en todas las esferas de la vida pública y social hasta llegar a niveles francamente preocupantes.  

En el último año se han prohibido constantemente manifestaciones, asociaciones, clases y actos educativos. Se han cerrado centros sociales y culturales públicos. Se ha despedido por llamar al boicot de productos sionistas, hasta la candidata por el partido Mera25 a las elecciones generales, Melanie Schweizer, ex-trabajadora del ministerio federal, ha sido expulsada de su puesto de trabajo por hablar de la complicidad del estado alemán en el genocidio en Palestina. Se han cancelado congresos, charlas, obras de teatro y exposiciones. Prohibido el uso de todo idioma que no sean el alemán y el inglés en las manifestaciones. Se han criminalizado eslóganes y símbolos. Miles de personas han sido detenidas en manifestaciones y concentraciones. Solo en Berlín hay más de 4000 causas pendientes en los tribunales.  Se han realizado redadas policiales en casas de activistas a los que posteriormente se les prohíbe participar en manifestaciones o reuniones. Se ha señalado con nombres y apellidos a activistas en reportajes de medios públicos y privados. La presencia policial en las manifestaciones se ha ido incrementando y es exageradamente masiva, las manifestaciones y concentraciones son rodeadas por cientos de policías antidisturbios que atacan violentamente a manifestantes, especialmente en Berlín, con guantes no reglamentarios, gas pimienta, perros y en algunas ocasiones hasta han apostado a francotiradores en los tejados. Se están expulsando de manera exprés a supervivivientes del genocidio en Gaza que lograron huir a este país. Migrantes extra-comunitarios y comunitarios están recibiendo cartas del ministerio inmigración en un claro intento de comunicarles que están siendo vigilados y su residencia en Alemania pende de un hilo. Se les prohibió la entrada al país a conocidos activistas como Ghassan Abu Sitta, Yanis Varoufakis y Ali Abunimah.  Hasta la relatora de la ONU para los territorios palestinos ocupados Francesca Albanese ha tenido problemas para ejercer su trabajo en este país 

Tras 16 meses de genocidio Albanese fue invitada a hablar en dos Universidades alemanas, la Ludwig Maximilian University de Munich y la Universidad Libre de Berlín, y a participar en un acto organizado en Berlín por varias organizaciones y el partido paneuropeo MERA 25. Ambas universidades cedieron a la presión política y social y cancelaron sendos actos. Al más estilo mafioso el alcalde de Berlin, Kai Wegner (CDU), publicó un comunicado alentando a la universidad  “libre” de Berlín a que “hiciese lo correcto” y cancelase el acto “antisemita” o se atuviese a las consecuencias. Mientras tanto los medios de comunicación alemanes clasificaban las opiniones ratificadas por organismos internacionales de la relatora de la ONU como controvertidas. Las estudiantes de ambas universidades lograron organizar las charlas de manera alternativa. En Berlín, el día que se debía haber celebrado la charla en la universidad, las estudiantes acudieron a ver la charla, que estaba teniendo lugar en un espacio fuera de la universidad y estaba siendo transmitida en directo en una pantalla de una sala publica de la universidad. Esa mañana decenas de policías antidisturbios tomaron la universidad y acosaron y amenazaron con arrestos y multas a las personas que querían entrar a dicha sala. Aún así, la mayoría, en un acto de resistencia, no se dejó amedrentar y asistió al acto en su sitio de estudio. 

El día anterior Albanese formaba parte de uno de los múltiples paneles del acto que varias organizaciones habían organizado para que tuviese lugar en una sala pública de reuniones y actos de Berlín en que se quería hablar del genocidio en Gaza del que Alemania es co-perpretador. La misma mañana del acto los alrededores del edificio amanecieron con pintadas contra la relatora de la ONU, y la sala canceló el acto reconociendo que había sido presionada y amenazada con perder su financiación por políticos y por la policía. Un periódico alemán, Junge Welt, prácticamente el único que está contando lo que pasa tanto en Palestina como en Alemania, cedió su espacio de actos para este encuentro. La policía antidisturbios rodeó la sede del periódico con casi una decena de vehículos, por supuesto amenazó con represalias a Junge Welt si seguía adelante con el acto, y apostó media docena de agentes dentro de la sala con traductores, que no solo controlaban lo que decían los panelistas sino también lo que se hablaba entre el público. Todo este control policial fue justificado como parte de su protección de la “libertad de expresión”. Durante el acto los agentes se mostraron impasibles frente a lo relatado por los panelistas, donde se habló del genocidio en curso, de la implicación de Alemania, de la apocalíptica condición de vida de los supervivientes del genocidio en Gaza, de las despiadadas políticas segregacionistas del régimen sionista y sus históricos crímenes contra la humanidad, de la brutalidad policial en las calles de Berlín y de la represión institucional de la voces solidarias con palestina en Alemania. 

Todo esto ha sido y está siendo llevado a cabo por un gobierno supuestamente moderado y gobiernos en estados federales moderados y de centro-derecha. Estos han adoptado los ejes centrales y el discurso de la esencia más rancia nacionalista alemana y están con ello abriendo camino la ultra derecha. Todas estas medidas que atentan contra la libertad de expresión, de reunión, académica y de pensamiento, muchas de ellas anticonstitucionales, están siendo justificadas por su razón de estado, es decir la defensa acérrima de Israel,  y por su supuesta lucha contra el antisemitismo. Su razón de estado ha permitido al establishment y a un sector de la población alemana por fin poder expresar sentimientos ultra nacionalistas, reprimidos tras la segunda guerra mundial, en las calles y redes.  

La asociación de la existencia de Israel con la existencia de Alemania unificada ha dado rienda suelta a discursos racistas, donde se están estableciendo quienes son los verdaderos alemanes, personas sobre todo blancas, que defienden a Israel, los llamados bio-deutsche, frente a los alemanes sólo de pasaporte pero no de sangre. Se planean no solo deportaciones masivas de personas migrantes, sino también la retirada de la nacionalidad alemana a personas con doble nacionalidad. Mencionan específicamente que le retiraran la nacionalidad a extremistas y antisemitas, es decir a  quien critique desde la izquierda el capitalista status quo y toda aquella que apoye a Palestina, por si son terroristas, mientras no hay ni una mención a la extrema derecha. En este imaginario germano hay claramente ciudadanos alemanes de primera y de segunda, da igual que muchos de estos alemanes de segunda lleven generaciones afincados en este país, si no apoyan a otro estado (Israel), no merecen ser alemanes. 

Las personas que hayan estado prestando atención a todo esto y más que está pasando en Alemania, deberían estar preocupadas de lo que se nos viene encima, ya que los paralelismos con lo peor del siglo pasado son preocupantemente innegables: 

Un país en plena crisis económica y moral, que añora los buenos momentos ya pasados. Un estado cada día más abiertamente racista, que acusa impunemente a los migrantes de todos sus problemas, que los excluye de la sociedad, que los judicializa, que los expulsa, que los agrede, que les quita la nacionalidad y que los mata o deja matar. Con un gobierno, y probablemente futuros gobiernos, cada día más belicistas que quieren reconvertir sus fábricas en fábricas de armamento. Un país con una extrema derecha en aumento que ha arrastrado todo el discurso público a posiciones extremas y muy peligrosas. Y una gran parte de la sociedad y la mayor parte del estado que ha se ha quitado la careta de moderados y anti-racistas, y es cada día más revanchista y punitivista contra todo aquel que no comparta lo que ellos consideran su idea y razón de estado.  

Solo hay que ver la reacción de todo tipo de personas, hasta de supuesta izquierda, a los videos de la brutalidad policial en Berlin en la manifestación del día de la mujer de este año. Como este comisario contra el antisemitismo en Bradenburgo, afiliado al partido de izquierdas Die Linke, Andreas Büttner, quien justifica las palizas porque las manifestantes no se atuvieron a las normas (como las antes mencionadas de no marchar, no hablar en árabe, consignas etc…). Es decir, la policía puede y, para algunos hasta debe, mandar a la gente al hospital por manifestarse y decir “From the river to the sea” o “Intifada”. 

Tras unas elecciones donde el odio a las minorías, que tuvo su máxima expresión desde el antisemitismo de antaño, se ha visto recompensado. El ganador Merz del CDU tiene uno de los discursos más claramente xenófobos, muy especialmente contra la población árabe, fuera de el ultra derechista Alternativa por Alemania, la segunda fuerza más votada. Ahora solo se puede esperar que si la sociedad, que dice oponerse a todo este autoritarismo no reacciona, este panorama solo vaya a peor. 

Y es que no nos engañemos, el estado alemán es plenamente consciente de lo que está haciendo. Está probando los límites antidemocráticos de hasta donde puede llegar antes de que su población se oponga, y su población está mayoritariamente insultantemente inactiva.  Estamos viviendo la metáfora de la rana a la que poco a poco cuecen viva sin que se de cuenta hasta que es demasiado tarde para saltar de la olla y el ambiente está muy caliente. 

Para ello, a través de sus discursos y medios de comunicación, está tratando de mantener a su población bio-deutsche en línea manteniendo el trauma del 7 de octubre vivo. Importantes políticos  siguen hablando de violaciones masivas y bebés muertos, mientras ignoran las ya oficiales declaraciones del ex ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, quien afirmó que Israel prefirió matar a sus compatriotas según lo establecido en la doctrina Hannibal, antes que dejar que los secuestrasen, para no tener que negociar el intercambio de rehenes.  

En Alemania se les inculca desde la escuela primaria que la existencia de Israel está unida a la de Alemania por su responsabilidad en el exterminio del pueblo judío en Europa el siglo pasado. De hecho, casi todos los pueblos y ciudades en Israel tienen uno o varios pueblos, ciudades o barrios hermanados en Alemania. Por lo que el 7 de octubre, al que comparan repetidamente con el holocausto, es también su trauma. Al igual que el holocausto (que en Alemania se estudia como algo único e irrepetible, no como el segundo genocidio cometido por su país en ese mismo siglo tras el de los Herero y Nama en hoy Namibia, y en el cual también se exterminaron a otros pueblos, incluidos los Sinti y Roma que aún a día de hoy son ignorados), el 7 de octubre, está completamente descontextualizado. En las noticias y declaraciones oficiales el ataque a Israel vino de la nada y fue llevado a cabo por bárbaros islamistas, que movidos por puro antisemitismo, quieren acabar con lo que Hitler no pudo. Por lo que para acabar con estos “nuevos nazis” y sus familias todo está justificado. 

Mientras se hacen ceremonias como si los rehenes y muertos del 7 de octubre fuesen sus rehenes y muertos. Se habla constantemente de las victimas de ese día con doble nacionalidad alemana/israelita, mientras ignoran, de nuevo, a las palestina/alemanas, sobre las que el ministerio de asuntos exteriores ni ha mencionado tras 16 meses de genocidio. Hasta en muerte hay ciudadanos alemanes de segunda.  

Este transferimiento del trauma del ataque del 7 de octubre a la población alemana, se mantiene alimentado sobre-exponiéndola a la información sesgada de los ataques de los recientes meses cometidos por personas no bio-deutsche,y se informa sobre posibles y peores atentados jihadistas que podrían ocurrir en este país, ignorando los cometidos por  personas bio-deutsche de derechas. Mientras tanto obvian el peligro de su violenta extrema derecha que ya se está organizando y rearmando, y forma parte de sus fuerzas de defensa y seguridad del estado y la policía. Este miedo a un ataque del “otro” tanto en su estado proxy Israel, como dentro de sus fronteras, está llevando a un miedo irracional y a una total deshumanización de millones de personas, sobre todo árabes, tanto en oriente medio como dentro de Alemania. 

Declaraciones racistas que hace unos años hubiesen creado por lo menos descontento dentro de la sociedad alemana, ahora son mainstream. En el parlamento alemán se oyen afirmaciones  de políticas y políticos, supuestamente moderados, que hablan de “el veneno del islam” que está contaminando Europa. Estas declaraciones no combatidas se generalizan a toda persona árabe y dan paso a actuaciones racistas y violentas por parte de la policía, a detenciones arbitrarias, a perdida del derecho de trabajo, de residencia y por último la expulsión de personas cuyo único crimen ha sido defender los derechos del pueblo palestino.  

Esta pérdida de derechos de parte de su población está siendo mayoritariamente ignorada y/o alentada por la población blanca alemana, mientras su gobierno toma nota de hasta donde puede llegar. Este divide y vencerás está consiguiendo que en las ultimas manifestaciones contra el fascismo y en las manifestaciones convocadas por los sindicatos contra los recortes del estado, manifestantes y organizadores excluyesen y alejasen de sus manifestaciones al bloque propalestina, que intentaba señalar que para una parte de la población alemana el fascismo estatal ya ha llegado, sin tener a Alternativa por Alemania en el poder, y que parte del dinero de los recortes está siendo usado para mandar armamento a Israel y armar hasta los dientes a una reforzada policía antidisturbios alemana. 

Poco a poco está perdida de derechos y libertades va a ser experimentada por una mayor parte de la población, ya que el dirigente del partido más votado en estas elecciones Merz (CDU) ya ha dado sus primeros pasos hacia un autoritarismo más generalizado, pidiendo una revisión del estatus y financiación de ONGs que han sido críticas en los últimos meses con el acercamiento de su partido a políticas más reaccionarias. Mientras el ministerio de interior del saliente gobierno “moderado” ha creado una página web donde se puede denunciar anónimamente a personas que crean en teorías de la conspiración. En la presentación de este sistema de denuncia, se menciona explícitamente a las teorías antisemitas, lo cual en este país no se refiere a las teorías propagadas por la extrema derecha que aboga por el exterminio del pueblo judío, sino a todo lo relacionado con el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino, y la ocupación, genocidio y apartheid que está sufriendo. 

La abogada palestina/americana especialista en derechos humanos Noura Erakat, en un brillante artículo escribe que lo que está pasando en EEUU contra el movimiento solidario con Palestina no es más que el efecto boomerang descrito por Aimé Césaire en 1950 en su Discourse on Colonialism. Esto mismo que ella defiende se puede aplicar a Europa, especialmente Alemania. La violencia de la colonia europea que es Israel viene de vuelta a Europa con toda su discriminación y violencia contra el pueblo palestino y sus aliados. Y así como los alemanes mayoritariamente la ignoran y/o justifican allí, la ignorarán y/o justificarán aquí mientras sea ejercida contra los cuerpos no-blancos, mientras no les toque a ellos. Mientras tanto su gobierno sobrepasa sin mayor consecuencia numerosos límites democráticos. 

El presidente colombiano en diciembre del 2023 en la COP28, Gustavo Petro afirmó “Lo que estamos viendo en Gaza es un ensayo del futuro”. Petro con ello avisa de la exportación de la violencia ejercida contra la población palestina a toda población del sur global que huya de las consecuencias de la crisis climática provocada por occidente. Y alertó de que Hitler está llamando a las puertas de Europa. Y es que lo que estamos viendo en Alemania es un ensayo de una reedición de una obra de teatro del siglo pasado, es un ensayo de esa misma violencia colonialista traída a casa y que puede llevar de nuevo a la expulsión, desposesión y asesinato del considerado “otro”. Lo que estamos viendo es el fascismo expandiéndose por la ruinas del estado de derecho alemán.

Roser Gari Pérez

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