Tlacaxipehualiztli: la gran fiesta de Xipe-Tótec

Tlacaxipehualiztli: la gran fiesta de Xipe-Tótec

Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/

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Tanto entre los mexicas como otros pueblos de Mesoamérica, las fases naturales y agrícolas no solo eran importantes, sino eran el eje de su tiempo y religiosidad. Integradas en sus calendarios como grandes festejos religiosos, a través de ellas se dibujaba el ciclo de muerte y renovación de la tierra, así como el de la cosecha del maíz. En este sentido, una conmemoración era trascedente precisamente porque celebraba lo anteriormente dicho: el tlacaxipehualiztli. Esta era la gran fiesta de Xipe-Tótec, «nuestro señor desollado».

Xipe-Tótec, «nuestro señor desollado». © Chicome Itzcuintli Amatlapalli (@micorazonmexica).

¿Quién era Xipe-Tótec?

Xipe-Tótec era una deidad antiquísima, presente entre la mayor parte de los pueblos mesoamericanos. Su nombre está en lengua náhuatl. Está compuesto por las palabras xipew («pelar» o «quitar» la piel), to («nuestro») y tecutli («señor»), es decir, es «nuestro señor desollado». Se ha especulado que esta deidad se originó entre los yopes o entre los olmecas, a partir del dios VI. Ya durante el periodo Clásico (200 d.C.-900 d.C.) tuvo una clara presencia entre teotihuacanos y zapotecas. En el Posclásico (900 d.C.-1521 d.C.) estuvo presente con los mixtecos, los totonacas, huastecos y los pueblos nahuas, entre ellos, los toltecas y los mexicas.

Photographer: Sergio Antonio Ort Efigie teotihuacana de Xipe-Tótec, datada entre los años 200 y 600 d.C. © Archivo Digital MNA. INAH.

Xipe-Tótec representaba el hálito masculino del Universo. Venía de la región de la juventud y de la aurora (el este), por lo que era también el maíz tierno. Él simbolizaba la renovación, el desprendimiento de lo que ya no es útil, la regeneración de la naturaleza y de lo humano, así como de la fertilidad de los suelos. Por todo ello, también era conocido como el Tezcatlipoca Rojo.

De acuerdo al mito del nacimiento del Quinto Sol (el Nahui Ollin, «Cuatro-movimiento»), Xipe-Tótec y Quetzalcóatl fueron los únicos que adivinaron que el nuevo astro rey saldría por el oriente. Tras el sacrificio de las deidades para hacer que se desplazara el Sol por los cielos, éste dispuso de los 400 mimixcoa, las estrellas del sur. Les ordenó que guerrearan y cazaran para ofrecerle esa sangre, a fin de alimentarlo con ella. Como no lo hicieron, en castigo mandó a otros cinco mimixcoa, quienes dieron muerte a sus hermanos y ofrendaron su sangre al Quinto Sol.

Xipe-Tótec llevaba por ropaje una piel humana, como muestra esta ilustración estilo manga. © mossa (@mossacannibalis).

Los mexicas y el tlacaxipehualiztli, la fiesta de Xipe-Tótec

En Mexico-Tenochtitlan, el festejo dedicado a Xipe-Tótec era llamado tlacaxipehualiztli («el desollamiento de los hombres»). Era celebrado en la segunda veintena del año mexica, esto es, cerca del 18 de marzo al 6 de abril del calendario occidental. Esto coincidía con la llegada de la primavera y su equinoccio.

Sacrificio gladiatorio en la fiesta de Xipe-Tótec, el tlacaxipehualiztli, en el Códice Tudela.

Para los tenochcas esta era una conmemoración muy importante. En ella se honraba a Xipe-Tótec a través de varios sacrificios humanos. Primero, para recordar su papel fundamental en la creación del Quinto Sol, sacrificaban varios prisioneros en rituales gladiatorios, rememorando así la muerte de los 400 mimixcoa. De esta manera, los mexicas se asimilaban a sí mismos como los nuevos herederos del deber de alimentar al Sol.

Por otro lado, este dios, al figurar como el protector y patrono de la regeneración del maíz, se le ofrendaban las mazorcas seleccionadas para utilizarse como semillas de la próxima siembra. Después se celebraban el sacrificio y desollamiento de varias personas. Los sacerdotes usaban sus pieles como trajes, ya que era la prenda que la deidad usaba en sus representaciones. Esto era un potente símbolo, ya que dicha acción representaba el deshoje de la mazorca y el desprendimiento de la piel de sus granos cuando se le cocía en agua con cal (el proceso para hacer nixtamal). Antes de ofrendar la sangre de los sacrificados, se prohibía en toda la capital mexica el uso de maíz nixtamalizado.

Durante el tlacaxipehualiztli también se celebraba a Xipe-Tótec como señor del maíz tierno, su renovación y descarne. © Nii (@macarro_nii).

La relevancia de «nuestro señor desollado»

Al ser la renovación de la tierra y el maíz joven, no debe sorprendernos la enorme relevancia que tuvo la fiesta de Xipe-Tótec. Aunque a menudo se le recuerda por su descarnada presencia, en la actualidad esta deidad mesoamericana goza de una enorme e inusitada popularidad. Y es que es una figura con cierto encanto, ya que de forma cruda resignifica la renovación de la vida natural y humana. Actualmente es junto a Tláloc, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, una de las deidades más representadas por ilustradores japoneses, chicanos y mexicanos.

Esta bella ilustración de Nii de Xipe-Tótec, revela su estrecha relación con la renovación de lo natural y la primavera. © Nii (@macarro_nii).
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Aldo Vicencio Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.

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