Sociólogo analiza irrupción femenina en el auge de los Corridos Tumbados

Sociólogo analiza irrupción femenina en el auge de los Corridos Tumbados

Tomado de http://radiosonora.com.mx/feed

Luego del estallido y popularización del corrido tumbado a nivel internacional, las mujeres han comenzado a tener mayor presencia en este subgénero del regional mexicano: desde cantantes emergentes y en franco ascenso, como Jenny 69 e Ivonne Galaz, hasta artistas consolidadas, como Belinda y Shakira. Y aunque aún no tienen la misma proyección de Peso Pluma o Natanael Cano, la avanzada de mujeres en este género va con paso firme y características muy particulares dentro de un mercado musical efervescente.

El sociólogo del Colegio de la Frontera Norte, José Manuel Valenzuela, Premio Nacional de Artes y Literatura 2023, expone los intereses y actitudes de estas mujeres y explica qué tan innovadoras son como figuras de empoderamiento femenino en la tradición musical mexicana, en su libro “Las morras tumbadas. No necesitan de un cabrón para sentirse amadas” (Ned Ediciones, 2024).

Ni sumisas ni obedientes

Como una de las características principales y más notorias del contenido de sus canciones, el sociólogo nota una representación de “mujeres empoderadas”, que “no asumen el rol de amas de casa”, y “viven al límite y el exceso”; disfrutan el “regocijo, la fiesta, el party”, Un entramado que rompe con la idea de su cosificación, sumisión y obediencia, “como objetos de deseo de los hombres en los corridos hechos por los vatos”, señala en entrevista con El Sol de México.

“Es algo que es sumamente importante como una trasgresión del orden patriarcal y como una suerte de ‘biofeminismo’, en el sentido de que, sin mayor conocimiento de las teorías feministas y su debate, proponen una posición de asumir control de sus propios cuerpos”, explica el sociólogo que anteriormente publicó el libro “Corridos tumbados. Bélicos somos, bélicos morimos” (Ned Ediciones, 2023).

Sobre esta línea el especialista identifica otros subtemas, como “una sexualidad discorde con la heteronormatividad”, que normaliza el lesbianismo y “salir del clóset” aunque, en algunos casos con características muy similares a los de los corridos tumbados hechos por hombres, que proponen la “compra del placer” con objetos de lujo y valor, así como la fijación sobre una sola parte del cuerpo femenino.

Otra característica de esta índole que llama la atención no se encuentra precisamente en las letras, sino en la “estética”, apunta el analista, la cual es más “chola”, con ropas holgadas —del mismo modo que los corridos tumbados en un inicio dejaron los sombreros y las botas, para cambiarlos por ropas deportivas de marcas, como Diana , vocalista del grupo Estilo sin Límite—, apartando el cuerpo como único atractivo visual, aunque persiste la imagen de la “mujer buchona”, que “con escotes y ropa ajustada”, representa un tipo de mujer empoderada y mucho más sexualizada.

De Lucha Villa a Jenny Rivera

Sin embargo, aunque José Manuel Valenzuela remarca la importancia de la postura trasgresora de estas mujeres en términos de género, el especialista considera que es parte del auge que alrededor del mundo de la conciencia feminista y que en realidad ellas “no están revolucionando”, sino que están cambiando el foco del modo en que las mujeres han enunciado la forma de ser, de amar y de sentir, pues si se revisa la tradición de la música popular mexicana se puede detectar cómo las mujeres han buscado, desde la música, expresar su liberación.

“Desde el inicio de las mujeres han plantado posiciones disruptivas. no es que las mujeres hayan sido meros escenarios de la obra masculina. Ellas han planteado su divergencia, como lo hicieron la canción ranchera, con mujeres bravías como Lucha Villa, Lola Beltrán y muchas otras mujeres. Carlos Monsiváis habla muy bien de eso, dice que a nivel social estaba tan obstruida la sexualidad de la mujer que ni siquiera se cuestionaba el hecho que ellas cantaran canciones de hombres hechas para mujeres sin necesidad de cambiarle el artículo masculino y es asumiéndose como hombres.

“Pero las cosas han cambiado de manera muy significativa e importante. Ahora las jóvenes, a muchos niveles, de sectores medios populares, se están cuestionando eso y viven su sexualidad de una manera diferente y amplia, con mayores énfasis de autonomía.

“Es una cuestión transitiva de lo que fueron algunos ejemplos como Consuelito Velázquez cantando ‘Bésame Mucho’ o Alondra de la Frontera, cantando ‘Mal hombre’; o, en una fase intermedia, cantantes como Lupida D’Alessio, describiendo las características impostadas del hombre; o Paquita la del Barrio, agotando el imaginario zoológico […]”, la lista que describe Manuel Valenzuela es amplia, pero identifica a un personaje clave.

Jenni Rivera, la cantante que falleció un 9 de diciembre de 2012. Saúl López / Cuartoscuro.com

“Jenny Rivera es el enlace con ellas (las morras tumbadas), con códigos del narco-mundo muy claramente en sus propias canciones, con una perspectiva de empoderamiento. Así como a Ariel Camacho lo recuperan los jóvenes tumbados, las mujeres de los corridos tumbados la recuperan a ella”, puntualiza.

Una industria que las exprime

En cuanto las referencias al mundo del narcotráfico, Valenzuela considera que, aunque hay ciertos elementos, estos no son centrales, e incluso presentan ciertas diferencias respecto a los corridos tumbados escritos por hombres, pues no responden más a una “remembranza” de su entorno que al elogio de sus propios logros.

Aun así, el sociólogo lo que ve es que estas mujeres “reproducen los códigos del sistema neoliberal”. “No hay una ruptura con los códigos del consumismo, del tener como dispositivo del ser, la idea del éxito a través de la capacidad del consumo, o de las redes de relaciones que les permiten convertirse en ‘Jefas de jefas’”, vivir al límite, todo enmarcado por “realismo trágico”, que es incómodo para sectores de la sociedad que suele prohibir las expresiones populares y sectores marginales, a los que preferirían “ver morir en calladitas y calladitos en los barrios” a escucharlos cantar de forma impúdica y sin filtros su realidad.

Esto, en contraste con una industria musical-cultural que ha sabido acercarse bien a estas nuevas expresiones artísticas emergentes: “Ellos y ellas se han ido e irán incorporando a los tentáculos de un sistema que sabe muy bien fagocitar las disidencias.

“Y así, como lo hizo con la contracultura, con el hipismo, con el movimiento punk y otros, de aprovecharlos, engulliros y vomitarlos, después de haberlos exprimido, ahora vemos que esta industria cultural ha encontrado ese acercamiento, esa convergencia con estos movimientos, que vemos cuando Peso Pluma rompe es récord Guinness con nueve mil 500 millones de visitas en YouTube, cuando los conciertos de Natanael parecen más una pasarela de modas, que además trasmite Disney”, finaliza.

El Sol de Hermosillo

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