En el corazón de Nueva York, este club adquirió el estatus de lugar de peregrinaje. El volumen dañaba los tímpanos hasta conducir al éxtasis
Durante décadas, y con harta frecuencia, nos hemos referido a ciertas discotecas no como simples espacios de ocio y esparcimiento, sino como templos consagrados. Una fiesta lejana es un peregrinaje, un club es una catedral y, como decían Faithless en
.ue-c-article__premium-card-title{font-size:22px!important;line-height:1.7rem!important;margin:0 auto;}.ue-c-article__premium-header{margin:20px 0;}.ue-c-article__premium-header:after{content:»»;height:1px;background-color:#cecece;display:block;margin:20px auto;width:20%;}.ue-c-article__premium-card-button{max-width:250px;}.ue-premium__txt p{font-size:18px;line-height:23px;font-family:»Roboto_condensed»;color:#202020;}.ue-premium__txt p:first-child{margin-top:0;}@media only screen and (min-device-width: 768px) and (max-device-width: 1024px) and (orientation : portrait){ /* .ue-premium__txt { max-width: 94%; } .ue-c-article__premium-caption { max-width: 94%; } */ .ue-l-article–special.elmundo-theme-v6 .ue-c-article__premium { max-width: 55%; } }
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
¿Ya eres Premium? Inicia sesión
#ExpresionSonoraNoticias Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura
Más historias
Vecinas de la Anzures se amparan contra Be Grand Polanco
Caso Narvarte, una década de impunidad y negligencia – Pie de Página
No hay Superman que detenga el genocidio