[Este domingo 13 de abril ha fallecido en Toulon (Francia) María Teresa Carbonell, antigua militante del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), a la que algunos miembros de la redacción de viento sur que llegamos a conocerla la recordaremos siempre con admiración y afecto. A continuación publicamos un recordatorio y una reivindicación de su legado por Marià de Delàs, miembro de la Fundaciò Andreu Nin, y también una entrevista que Cristina S. Barbarroja hizo a María Teresa en 2016 para el diario Público, reproducida luego en viento sur, en la que da testimonio de sus orígenes y de su larga trayectoria de lucha]
“La política no es cosa de hombres”
Marià de Delàs
El compromiso de María Teresa Carbonell con el legado del POUM tenía raíces profundas. Sus padres eran militantes de aquel partido de trabajadores y campesinos, desde el cual organizaron una escuela para obreros analfabetos. La educaron en la idea de la solidaridad. Compartían ideales con miles y miles de personas que trabajaban en favor de la revolución social, defensoras de la vida en democracia, entre iguales y que por ese motivo, en los años 30, mientras resistían y luchaban contra la rebelión de los militares franquistas, padecieron al mismo tiempo la represión de agentes del estalinismo.
Su madre, que formó parte del Secretariado Femenino del POUM, le transmitió una idea bien clara: la política no podía ser “cosa de hombres”.
Cuando era niña, su casa, en el barrio barcelonés de Poblenou, fue lugar de refugio de quien fuera dirigente de la Joventut Comunista Ibèrica, Wilebaldo Solano, a quien reencontró en 1950, entre los exiliados en París, y con quien compartiría vida y militancia hasta la muerte de Wilebaldo en septiembre de 2010.
Maria Teresa, que había estudiado Filosofía y Letras en Barcelona, había conseguido una beca para estudiar Literatura en La Sorbona, en París. Trabajó luego allí como traductora para la agencia France Presse. Su partido, el POUM, mantenía su estructura organizativa durante la dictadura y su periódico La Batalla, pero quedaría fuera de juego tras los pactos de la Transición. Aun así, no dejaron muchos de sus militantes de esforzarse por tejer lazos con miembros de las nuevas generaciones que trataron mantener las ideas de quienes lucharon en favor de un comunismo democrático, que nada tenía ni tiene que ver con la vida infernal que impuso la burocracia estalinista.
Con esa finalidad memorialista y con la mirada dirigida hacia el futuro, se puso en pie la Fundació Andreu Nin, una entidad que recoge las inquietudes de gentes de izquierdas, de sensibilidad política diversa, convencidas de la necesidad de acabar con el capitalismo para caminar hacia un socialismo radicalmente democrático. Esta fundación contó hasta hace pocos años con el aliento de quien fue su presidenta, Maria Teresa Carbonell.
Tenía casi cien años. Durante los últimos tiempos superó diversos obstáculos para poder sobreponerse a severos problemas de salud, así como dificultades para mantenerse al día a través de la lectura. El pasado domingo nos dejó, pero no faltarán revolucionarias y revolucionarios que recuerden y admiren su ejemplo de luchadora a lo largo de toda su vida.
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María Teresa Carbonell, sonrisa y memoria del POUM
Cristina S. Barbarroja
Tomado de https://vientosur.info/
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