Este 23J, el color del próximo Gobierno, ya sea uno del PSOE y Sumar, o bien uno del PP y Vox, será algo que se decida por una serie de pequeños detalles que tienen que ver con las particularidades de nuestro sistema electoral. No se decidirá porque uno u otro bloque supere ampliamente al otro, o porque la ventaja del tercero sobre el cuarto sea mayúscula, todo lo contrario. A unas horas de acudir a las urnas, la disputa está tan ajustada que una serie de votos en una u otra circunscripción podrían decidir un cierto número de escaños que podrían marcar la diferencia entre la mayoría absoluta de la derecha o el bloque institucional.
Los movimientos de escaños se han producido en tres direcciones: hacia las grandes ciudades, del interior hacia la costa y del norte al sur de España
Precisamente por ello, conocer al detalle el funcionamiento del sistema electoral en España no sólo es necesario, sino que es fundamental. En este sentido, y a través de una serie de mapas, se pueden explicar algunas cuestiones que resultan vitales para comprender las implicaciones de este sistema electoral, como el tamaño de las circunscripciones, la variación en el número de escaños asignados a cada una de ellas desde 1979, la sobrerrepresentación de algunas de ellas en cuanto al número de escaños en el Congreso de los Diputados o las implicaciones de la desigual distribución del voto de los partidos políticos.
Provincias pequeñas, medianas y grandes
En España, la Constitución señala que la circunscripción electoral es la provincia. Además, indica que cada una de ellas debe tener asignada una representación mínima inicial, mientras que el resto de los escaños deben distribuirse en proporción a la población. Es la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) la que establece que el mínimo inicial es de dos escaños para cada una de ellas.
Esto implica que, mientras que algunas como Soria, Ávila, Segovia o Teruel tienen sólo dos o tres escaños, otras como Madrid o Barcelona cuentan con 37 y 32 escaños. ¿Qué implicaciones tiene esto? Por supuesto, es fundamental a la hora de tratar de obtener representación en ellas. Si en Teruel sólo hay tres escaños, pero estos están en disputa entre el PP, el PSOE, Sumar, Vox y, en este caso, Teruel Existe, va a haber alguno de ellos que se quede sin representación, ya sea con un 5% o un 10% de los votos.
En este sentido, en España se pueden categorizar las circunscripciones en función de su tamaño de la siguiente manera: las provincias pequeñas, que son aquellas que reparten entre uno y cinco escaños; las provincias medianas, que reparten entre seis y diez escaños; y las provincias grandes, en las que se reparten once o más escaños.
Por una simple cuestión de aritmética —pero no sólo por ello—, cuanto mayor sea el número de escaños, más fácil será para los partidos más pequeños hacerse con uno de esos escaños. Ahora bien, la razón fundamental de este problema es la fórmula D’Hondt, el método de asignación de escaños en cada una de las circunscripciones, que, aunque se comporta de forma prácticamente proporcional en las provincias grandes y, en menor medida, en las medianas, no actúa de la misma manera en las más pequeñas.
¿Se han movido los escaños asignados a cada circunscripción?
Como es lógico, la población que hay en cada una de las circunscripciones ha ido variando entre las diferentes elecciones que se han ido produciendo en España. Por lo tanto, es lógico pensar que el cálculo de escaños en proporción a la población en cada una de las circunscripciones también ha ido moviéndose entre las diferentes elecciones en nuestro país.
Así pues, Madrid, que en 1977 repartía 32 escaños, ahora cuenta con 37. Ahora bien, los movimientos de escaños se han producido en tres direcciones: hacia las grandes ciudades, del interior hacia la costa y del norte al sur de España.
De esta manera, las circunscripciones donde se encuentran las grandes ciudades en España —salvo en el caso de Barcelona, que ha perdido un escaño entre 1977 y 2023— han crecido considerablemente estas últimas décadas. Es el caso de Madrid, Málaga, Cádiz, Murcia, Alicante o Valencia, que han absorbido escaños de provincias del interior, como Córdoba, Jaén, Cuenca, Cáceres, Badajoz, Soria o Zaragoza, entre otras.
Este fenómeno es muy similar al de las provincias de la costa mediterránea, que han crecido, siendo las mismas que hemos mencionado antes, con la excepción de Madrid, las que han crecido. En el caso de Andalucía, se aprecia muy claramente con la pérdida de escaños de Córdoba y Jaén hacia las circunscripciones de la costa.
Por último, está el fenómeno del vaciamiento norte-sur, habiendo perdido escaños todas las provincias de Galicia —A Coruña, Pontevedra, Lugo y Ourense—, Asturias —siendo esta la más perjudicada—, León, Zamora, Vizcaya o Guipúzcoa.
La correcta representación de las circunscripciones en el Congreso de los Diputados
Aunque la mayoría de los escaños del Congreso de los Diputados se distribuyen en proporción a la población, el mínimo inicial de dos escaños para cada una de las circunscripciones provoca que algunas de ellas estén sobrerrepresentadas, siendo siempre las que cuentan con una menor población —las que se encuentran en el interior de España: Castilla y León, Castilla-La Mancha, etc— mientras que otras, las que cuentan con una mayor población, están infrarrepresentadas, como puede ser el caso de Sevilla, Valencia, Barcelona y, especialmente, Madrid.
Para ello, sólo hay que observar la diferencia entre el porcentaje de la población del censo electoral que hay en cada una de estas circunscripciones y el porcentaje de escaños sobre el total (350) asignado a cada una de ellas. En este sentido, Madrid, que cuenta con un 13,94% de la población del censo electoral, sólo reparte un 10,57% de los escaños (37), por lo que le corresponden hasta diez escaños más.
Por su parte, Teruel, con un 0,28% de la población del censo electoral, cuenta con un 0,86% de los escaños (3). En este caso, a Teruel le corresponde un único escaño. Ocurre lo mismo con otras tantas provincias del interior, como Segovia, Ávila, Palencia o Cuenca, entre otras. Ahora bien, es fácil imaginar que si España ya cuenta con un problema político, económico y social en la ‘España Vaciada’, si se le arrebatara su representación política, aunque sea en pos de una mayor representatividad en el Congreso de los Diputados, está claro que nuestro país sufriría un auténtico terremoto político. Sin embargo, no por ello hay que dejar de señalar cuál es la realidad de la sobrerrepresentación de algunas circunscripciones.
¿Cuánto voto hay que tener para obtener un escaño en cada circunscripción?
En España, la LOREG establece que la barrera electoral para optar al reparto de escaños en cada una de las circunscripciones es del 3% de los votos en el conjunto de su territorio. En otras palabras, si el PP quiere obtener un escaño en la circunscripción de Barcelona, debe contar con un mínimo del 3,00% de los votos, porque si se queda por debajo, aunque sea con un 2,97% de los votos, estos no serán tenidos en cuenta.
Ahora bien, aunque no es el caso de Barcelona, que reparte 32 escaños, es fácil imaginar que, en el caso de Soria, con sólo 2 escaños, aunque Sumar o Vox superen el 3% de los votos no obtendrán ningún escaño. ¿Por qué ocurre esto? Lógicamente, al haber menos escaños, la disputa por ellos se intensifica y su coste crece. En este sentido, en eldiario.es hicieron el ejercicio de calcular, a partir de los resultados de las cuatro últimas elecciones generales —2015, 2016, 2019 28A y 2019 10N—, cuál era la barrera efectiva —la que realmente opera en cada una de las circunscripciones— a partir de la cual es posible obtener un escaño en todas las circunscripciones.
De esta manera, en Madrid o Barcelona, al haber muchos escaños, la disputa reduce el coste de cada uno de ellos, siendo del 5,3% y del 3,6% de los votos respectivamente. En cambio, en Ceuta y Melilla, con un sólo escaño, para hacerse con él hay que contar con un 35,2% y un 24% de los votos respectivamente. Ahora bien, en las circunscripciones de Castilla y León o Castilla-La Mancha, las más sobrerrepresentadas en términos de representación parlamentaria, el coste es también muy alto.
En Cuenca, hay que superar el 26,8% de los votos; en Ávila, el 18,5% de los votos; en Burgos, el 17,1% de los votos. Por si fuera poco, en Valladolid o Toledo, las dos circunscripciones más pobladas de estas comunidades autónomas, la barrera efectiva sigue situándose en el 13,7% y el 13,6% de los votos. De ahí las dificultades de los partidos más pequeños, como Unidas Podemos, Ciudadanos, Vox o Sumar para obtener escaños en ellas. Ahora bien, esta es una de las razones de su importancia, puesto que la diferencia entre obtener el último escaño y, por lo tanto, representación en ellas, es abrumadora.
Sobre la desigual distribución del voto de los partidos políticos
La noche del 23J es probable que una de las cuestiones que estén en boca de todos sea la de la disputa por la tercera posición entre Vox y Sumar. Para ello, habrá que fijarse en el número de votos de cada una de las formaciones. Sin embargo, esta disputa no se produce en el conjunto de España, sino en cada una de las 52 circunscripciones. Por ello, lo realmente interesante sería analizar en cuáles Sumar supera a Vox y, al revés, en cuáles el partido de Santiago Abascal supera a la formación de Yolanda Díaz.
Esto se debe a que los votos de los partidos políticos no se distribuyen de manera uniforme por el territorio, sino que hay lugares donde se concentra más y otros donde se concentra menos, como se puede apreciar en el caso de Unidas Podemos en el 10N.
En esta ocasión, Unidas Podemos obtuvo 3.119.364 votos, un 12,97% de los votos. Ahora bien, esto no significa que obtuviera un 12,97% de los votos en cada una de las circunscripciones. Como podemos observar, Unidas Podemos fue mucho más fuerte en Baleares, Barcelona, Sevilla, Cádiz, Navarra, Asturias o el País Vasco de lo que lo fue en Teruel, las provincias de Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura.
Como es lógico, esto también le ocurre al PSOE, al PP o a Vox, que tiene su ‘feudos’ y sus circunscripciones donde cuentan con una menor fortaleza. Por lo tanto, la importancia de la tercera posición —o, incluso, de la primera— en el conjunto de España es una cuestión de carácter simbólico, pero que resulta fundamental si nos referimos a cada una de las circunscripciones. Por ello, se suele decir que las elecciones en España no son una, sino 52. Una por cada una de las circunscripciones. Algo que estará muy presente este 23J.
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