La Fundació Sorigué ha construido una insólita ciudad del arte entre instalaciones industriales. Su último ‘tesoro’ es un pabellón dedicado a una instalación de la artista japonesa Chiharu Shiota
Campos de cereales y olivos, alguna granja con ovejas y más campos. En medio de ese paisaje rural, árido y de tonos amarillentos, se extiende el polígono Sorigué, una cantera donde la piedra se transforma en hormigón para autopistas, túneles de metro o estructuras para obras. Entre las excavadoras y los camiones emergen paisajes soñados: un zigurat babilónico, espectros que cruzan cascadas, una galaxia en miniatura…
Porque en las naves del complejo industrial no solo hay maquinaria sino lienzos
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#ExpresionSonoraNoticias Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura
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