La audiencia de la Corte Suprema expuso la ilegalidad de la apuesta de Trump para eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento

La audiencia de la Corte Suprema expuso la ilegalidad de la apuesta de Trump para eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento

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La Corte Suprema escuchó argumentos el jueves en un caso que impugna la orden ejecutiva del presidente Trump que intenta restringir el derecho a la ciudadanía por nacimiento. Si bien el caso se centró aparentemente en la legalidad de las órdenes judiciales nacionales emitidas por tribunales inferiores que bloquean la orden, el tema subyacente, la constitucionalidad del intento de Trump de redefinir el derecho a la ciudadanía por nacimiento, se impuso.

La administración Trump evitó inteligentemente impugnar directamente los méritos de su orden ejecutiva, que muchos expertos legales consideran un intento flagrante de reescribir unilateralmente la Constitución. En cambio, argumentó que los tribunales inferiores de Washington, Maryland y Massachusetts excedieron su autoridad al emitir órdenes judiciales nacionales, en lugar de limitar el alivio a los demandantes en esos distritos específicos. Esta estrategia permitió a la administración eludir una probable derrota en el tema central del derecho a la ciudadanía por nacimiento, un derecho establecido desde hace mucho tiempo por precedentes de la Corte Suprema.

Los jueces, sin embargo, parecían muy conscientes del elefante en la habitación. Los jueces nombrados por los demócratas interrogaron agresivamente al Procurador General John Sauer, destacando la aparente violación de la orden ejecutiva de cuatro precedentes existentes de la Corte Suprema. La jueza Sonia Sotomayor declaró explícitamente esta violación.

Sauer, mientras defendía la orden, se centró principalmente en el tema de la orden judicial, abogando por la «percolación»: permitir que el tema se resuelva en los tribunales inferiores antes de llegar a la Corte Suprema. Sin embargo, este enfoque fue recibido con escepticismo. La jueza Elena Kagan señaló la posibilidad de años de retraso, dejando a innumerables personas injustamente privadas de la ciudadanía. También expresó su preocupación de que el gobierno pudiera evitar estratégicamente la revisión de la Corte Suprema, dada la probabilidad de perder en cuanto al fondo.

Incluso los jueces nombrados por Trump, como Neil Gorsuch, expresaron su preocupación por el tiempo que llevaría llegar a una decisión sobre el fondo según el enfoque propuesto por Sauer. Si bien Amy Coney Barrett señaló las solicitudes anteriores de la administración para una revisión acelerada en otros casos, Sauer admitió que esta situación era única y menos clara.

La estrategia de la administración, aunque parece sofisticada, se lee como una admisión de debilidad con respecto a la legalidad de la orden ejecutiva. Al centrarse en el problema procesal de las órdenes judiciales nacionales, la administración busca retrasar y potencialmente eludir una decisión definitiva de la Corte Suprema sobre el fondo.

La próxima decisión de la Corte Suprema, que se espera para julio, abordará el tema de la orden judicial nacional. Sin embargo, no está claro cuándo, o incluso si, la corte abordará directamente la cuestión central de la constitucionalidad de la orden ejecutiva. Sin embargo, la decisión sobre las órdenes judiciales puede ofrecer pistas sobre las opiniones de los jueces sobre los méritos subyacentes y el cronograma para una decisión final sobre el derecho a la ciudadanía por nacimiento.

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