El rastro de los Pantera Negra  

El rastro de los Pantera Negra  

“Mientras tanto el fascista presidente Donald Trump sigue vociferando que disminuirá la crisis de adicciones imponiendo aranceles a ‘países culpables’ como México, Canadá y China. ¿Cuándo perseguirá su gobierno a los estadounidenses distribuidores de droga...Tomado de https://morfemacero.com/

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Jorge Pech Casanova 

Cuando estudiaban en Oakland, California, Huey P. Newton y Bobby Seale fundaron el partido Pantera Negra para la Autodefensa en 1966. Un año antes el líder afroamericano Malcolm Shabazz había sido asesinado por partidarios de Elijah Muhammad y su Nación del Islam. En Watts, un motín racial tomó ese mismo año proporciones descomunales. Newton y Seale querían en principio establecer patrullas de afroamericanos que protegieran a sus vecinos contra la violencia abusiva de policías blancos. 

El movimiento de Newton y Seale se distanció de los nacionalistas afroamericanos al distinguir entre blancos racistas y no racistas. Con grupos de esta última tendencia, los miembros de Pantera Negra hicieron alianzas, algo que Shabazz (famoso como Malcolm X) había intentado antes de que lo asesinaran. 

El Partido Pantera Negra también hacía una distinción entre los afroamericanos mismos, pues consideraba que las elites y los capitalistas de su propia etnia podían explotar a los de la clase trabajadora con la misma intensidad y rapacidad que los capitalistas blancos. 

Otra diferencia que caracterizó a los Pantera Negra fue su certeza de que los sistemas simbólicos (como el lenguaje y la imaginería afroamericanos) no eran suficientemente efectivos para la liberación de sus partidarios. Los miembros del partido consideraban esencial combatir condiciones materiales desventajosas, como el desempleo, que dejaba a la población afroamericana a merced de los capitalistas. 

Newton y Seale difundieron un programa de diez puntos que debía guiar proyectos comunitarios para la sobrevivencia de los afroamericanos y sumar alianzas con radicales progresistas y otras comunidades discriminadas. De tendencia marxista, el programa señalaba la explotación económica como la raíz de toda opresión; por lo tanto, afirmaban que tanto en Estados Unidos como en el extranjero, la abolición del capitalismo es precondición para la justicia social. 

Si bien esta postura marxista les atrajo simpatizantes, el feroz anticomunista que dirigía el FBI, Edgar Hoover, consideró por ese motivo que los Pantera Negra eran una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos. Espiados por el programa secreto de inteligencia COINTELPRO, los líderes de Pantera Negra fueron identificados en 1969 como la principal amenaza en la mira de Hoover y sus agentes. 

No contribuyó a tranquilizar al gobierno el hecho de que en mayo de 1967 un contingente del Partido al mando de Seale desfilara con armas ante la sede del congreso en Sacramento. Con esta manifestación, los integrantes de Pantera Negra mostraron su oposición a la Ley Mulford, que pretendía controlar la posesión de armas. El Partido basaba sus acciones contra la brutalidad policiaca al presentarse con armas cuando sus protestas podían ser reprimidas. 

Ese mismo año Newton fue arrestado por un enfrentamiento a tiros en el que murió un policía. En vez de replegarse, el movimiento opositor creció hasta contar con sedes en 48 de los 52 estados de la Unión, además de delegaciones en Japón, China, Francia, Inglaterra, Alemania, Suecia, Mozambique, Sudáfrica, Zimbabwe, Uruguay y otros países.

En las Olimpiadas de México en 1968, el movimiento Black Power se hizo conocido por el gesto de los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos, quienes recibieron sus medallas de oro haciendo el saludo con una mano envuelta por un guante negro y bajando la cabeza al sonar el himno de los Estados Unidos. Smith y Carlos no eran de los Pantera Negra, pero se les tomó como parte de la agrupación durante los años que siguieron. Ellos le dieron un ícono a la protesta contra la discriminación racial en el mundo. 

Hoover, por su parte, insistió en hostigar a los integrantes del partido hasta que en diciembre de 1969 se produjo un tiroteo en el que murió el líder Fred Hampton. En ese año, los Pantera Negra habían lanzado su programa de Desayunos Gratuitos para Niños, el cual obligó al gobierno a establecer un programa similar que se volvió permanente en 1975. 

De 1970 a 1980 el movimiento del partido decayó. Tres de sus publicistas más influyentes —el periodista Eldridge Cleaver, su esposa Kathleen y la poeta Angela Davis— se fueron alejando de la agrupación. En 1989, después de un viaje a Cuba, Huey P. Newton se vio involucrado en disputas por drogas y murió en un tiroteo. 

Bobby Seale fue encarcelado en 1969 por una supuesta conspiración para actos violentos. Liberado en 1973, se retiró del movimiento armado y hasta la fecha es activista por los derechos sociales y ambientales. Con 89 años de edad, ha publicado varios volúmenes sobre el movimiento Pantera Negra y hasta un libro de cocina. 

En 1995, cuando las acciones de los Pantera Negra eran ya historia, el escritor, dramaturgo y director de cine Melvin Van Peebles publicó su novela Panteras, que da cuenta del movimiento desde el punto de vista de uno de sus seguidores. 

Mario Van Peebles, actor y director de cine, hijo de Melvin, llevó enseguida a la pantalla la novela de su padre. Si bien recibió críticas por no contar la historia del movimiento desde la perspectiva de sus líderes sino desde la de un personaje ficticio, Panteras es considerada una de las mejores películas sobre el partido y sus efectos en la sociedad. 

Uno de los puntos más destacados de la cinta es su señalamiento sobre el problema de las drogas en la comunidad afroamericana y cómo esa inundación de narcóticos en las calles de Estados Unidos comenzó mediante el esquema criminal de extender las adicciones, tolerado por el gobierno, para contrarrestar la disidencia afroamericana. 

Si bien hay explicaciones más complejas para la actual crisis de drogas en Estados Unidos, es muy factible que la explicación político-racial para el gravísimo problema radique en esa estrategia dirigida a socavar a una población inconforme. Mario Van Peebles concluyó en 1995 su película con una cita del libro de su padre Miles: “En 1970 había 300 mil adictos en los Estados Unidos. Ayer, había tres millones. Tal como lo veo, la lucha continúa”. 

Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades en Estados Unidos informaron que aproximadamente 108,000 personas murieron por sobredosis de drogas en 2022. Esa cifra rebasa al doble la de 2015, cuando 52,404 personas murieron por la misma causa en EEUU. Si comparamos esos decesos con los 60 mil que causaron en conjunto las guerras de Vietnam, Iraq y Afganistán, junto con las muertes producidas por armas de fuego y por accidentes automovilísticos, vemos que esa cifra aún queda por debajo de las 73,798 defunciones causadas sólo en 2022 por el consumo de fentanilo, la droga más potente y destructiva a disposición pública. 

La adicción del pueblo estadounidense se acrecienta con los años. Las autoridades omiten informar sobre el número total de afectados, pero es probable que rebasen con mucho los tres millones que denunciaron los Van Peebles en 1995. Mientras tanto, el fascista presidente Donald Trump sigue vociferando que disminuirá la crisis de adicciones imponiendo aranceles a “países culpables” como México, Canadá y China. ¿Cuándo perseguirá su gobierno a los estadounidenses distribuidores de droga?

Tomado de https://morfemacero.com/