El olvidado crimen contra Sali Grace

El olvidado crimen contra Sali Grace

“Un asesino que debiera estar preso, anda libre en la calle, haciéndose pasar por amante de los perros, como cuando atacó y privó de la vida a su víctima. La autoridad no ha manifestado ninguna intención de castigar ese crimen. El...Tomado de https://morfemacero.com/

Administración de los males públicos

Jorge Pech Casanova

Marcella Sali Grace Eiler, de 20 años de edad, fue asesinada en San José del Pacífico durante la madrugada del 15 de septiembre de 2008. En los medios informativos locales se atribuyó la muerte de la muchacha estadounidense a un pleito pasional agravado por el consumo de drogas. El periodista y escritor John Gibler, al investigar los hechos, halló que eran muy distintos a la versión oficialista.

Sali Grace era activista de la alimentación y bailarina de danza árabe. Había llegado a residir en Oaxaca en 2007. Impartía cursos de danza en un instituto de la capital oaxaqueña y tenía contacto con organizaciones dedicadas al activismo cultural en la Ciudad de México. En Oaxaca colaboró dando cursos de dibujo infantil con la agrupación Consejo Indígena Popular de Oaxaca “Ricardo Flores Magón” (CIPO RFM).

A principios de 2008, Sali Grace viajó a Chiapas para unirse a una caravana en apoyo al movimiento Neozapatista. Así llegó a la Ciudad de México, donde, detalla Gibler, “pasó algún tiempo con una comunidad muy unida de artesanos y percusionistas que se reunía en el auditorio ocupado ‘Ché Guevara’, en la UNAM”.

Era septiembre de 2008. En el conglomerado del auditorio, Sali se reencontró con Julieta, amiga a la que conoció en Oaxaca. Julieta le sugirió a Sali festejar el Día de la Independencia en Oaxaca, en la comunidad de San José del Pacífico, a medio camino de la capital oaxaqueña y la costa. El plan de ambas era obtener alojamiento a cambio de clases de danza en un local llamado “La Taberna de los Duendes”, cuyos propietarios eran amigos de Julieta.

A punto de salir para Oaxaca, Julieta tuvo que demorarse porque hubo amenazas de que desalojarían a su grupo del auditorio universitario. Le mandó un mensaje de texto a Sali para pedirle que saliera antes y buscara en San José del Pacífico a los dueños de la taberna. Ellos tenían la dirección de Paco, un amigo que alojaría a Sali en lo que Julieta la alcanzaba.

Sali Grace se presentó en “La Taberna de los Duendes” el 14 de septiembre a las once de la noche. Era domingo y los tres propietarios del sitio iban a cerrar. Miraban la televisión cuando Sali llegó a proponerles sus clases de baile. Uno de los propietarios le pidió a la muchacha volver al día siguiente. Ella le preguntó cómo llegar a casa de Paco, en las afueras del pueblo. Como era tarde, el dueño de la taberna trataba de mandarla a un hostal, cuando un hombre se inmiscuyó en la conversación.

El propietario del local asegura que aquel individuo, a quien llamaban “El Franky”, nunca antes había entrado a su negocio. San José del Pacífico es un pueblo pequeño, donde los lugareños sabían que “El Franky” ocupaba en el bosque el jacal de un hombre llamado Antonio, quien por entonces estaba fuera del país.

“El Franky” dijo conocer a Paco, invitó a Sali Grace una cerveza y le ofreció acompañarla. Los dueños del establecimiento los vieron platicar un rato en una mesa y salir. Nunca más volvieron a ver a Sali ni al inesperado “guía”.

El 24 de septiembre, Felipe, un campesino escuchó aullar a los perros en la choza de Antonio y supuso que “El Franky” los había dejado sin comer. Al acercarse al jacal para dejarles algún alimento a los animales, Felipe halló la puerta abierta. Adentro vio el piso manchado de sangre, al tiempo que un hedor terrible lo atosigó. Corrió por ayuda.

En la cabaña estaba el cuerpo descompuesto de Sali. La autopsia indicó que fue atacada varias veces con un machete. Tenía un tajo en un antebrazo, otro en un costado, una herida penetrante en la espalda y otra en el pecho, que resultó mortal. Al cadáver le faltaban los ojos y el cabello. Además, la cara estaba ennegrecida, como si se la hubiesen quemado. La autopsia no explica cómo ocurrieron esos macabros detalles.

La policía estatal retiró los restos, asumió que “El Franky” había asesinado a Sali después de que ambos consumieron drogas y dejó el caso sin resolver. La amiga de Sali, Julieta, tuvo que ir a reconocer los restos. Quedó horrorizada por la violencia del crimen.

La agrupación política a la que Sali aportó clases para niños, CIPO RFM, difundió que la joven era perseguida por el régimen de Ulises Ruiz Ortiz (era conocida la represión de este bestial gobernante contra las organizaciones sociales que lo impugnaron en 2006 y 2007).

Julieta, la amiga que reconoció el cadáver, se indignó por las falsas versiones políticas que desvirtuaban el asesinato de Sali. En San José del Pacífico le comentaron que “El Franky” provenía de la Ciudad de México. Con tal información, Julieta pidió a su red de amigos localizar al asesino. Lo hallaron con rapidez, lo capturaron y entregaron a la policía.

El hombre llamó la atención de quienes lo abordaron porque estaba herido en una pierna. Cuando le preguntaron dijo que pobladores de San José del Pacífico lo habían macheteado al matar a su perro. Después cambió su historia. Era el asesino de Sali Grace Eiler.

Se llama Omar Yoguez Singu. A la policía le dijo ser artesano. En ese momento tenía 32 años de edad y antecedentes penales por dos intentos de violación. Se contradijo varias veces y, al fin, admitió haber matado a Sali Grace bajo el efecto de drogas. Después alegó que había confesado bajo tortura. 

En octubre de 2008, mujeres integrantes de la Comisión Sexta del EZLN, de la Otra Campaña y de la Zezta Internacional, publicaron un manifiesto para exigir el castigo al asesino de Sali Grace: “… justificar una violación o un crimen de una mujer a partir de su sensualidad, su estilo de vida o el ejercicio de sus libertades jamás nos parecerá aceptable. Sabemos que una mujer como Sali, con esa postura fresca y natural ante la vida, resulta ofensiva para cualquier macho o misógino, así como para un Estado represor y patriarcal, que no acepta el comportamiento digno y libre de una mujer insumisa”.

El asesinato de Sali Grace no volvió a mencionarse en medios informativos durante dieciséis años. Dado que los medios informativos publicitaron la aprehensión del criminal, los amigos de la víctima acaso creían que su asesino estaba en la cárcel.

Sorpresivamente, pocos días antes de cumplirse el decimosexto aniversario del crimen, se supo que Omar Yonguez estaba libre y vive bajo un puente. Lo difundieron las influencers de TikTok Conder y Name, al observar desde su departamento al hombre tratando de protegerse de una fuerte lluvia en su refugio. Las jóvenes (sin haber escuchado nunca sobre el caso Sali Grace) publicaron en su cuenta un video en el que informaban que darían ayuda al indigente, a quien sus vecinos apodaban “Trapito”.

Debido a que al difundir ese apodo las influencers recibieron muchasreclamaciones, algunas personas dedicadas al activismo social observaron con atención el video: reconocieron en el indigente al asesino de Sali. Las informaciones se cruzaron y las dos tiktokers decidieron retirar su apoyo al presunto violador y feminicida. Sin proponérselo, descubrieron que las autoridades dejaron sin castigo el asesinato de Marcella Sali Grace Eiler.

La extraña aventura de Conder y Name ha evidenciado que un asesino que debiera estar preso, anda libre en la calle, haciéndose pasar por amante de los perros, como cuando atacó y privó de la vida a su víctima. La autoridad no ha manifestado ninguna intención de castigar ese feminicidio, pues ocurrió cuando el delito aún no estaba configurado en la ley. El injusto fin de Sali Grace sigue siendo uno de tantos feminicidios sin sanción en este país.

Tomado de https://morfemacero.com/