El gobierno de Trump quiere que los empleados del Departamento de Estado reporten “sesgo anticristiano” en el trabajo

El gobierno de Trump quiere que los empleados del Departamento de Estado reporten “sesgo anticristiano” en el trabajo

Tomado de https://feeds.nbcnews.com/msnbc/public/news

El Departamento de Estado está investigando, según informes, alegaciones de prejuicio anticristiano bajo la administración Biden, impulsadas por un grupo de trabajo de la era Trump. Un cable del departamento anima a los empleados a denunciar tales alegaciones, incluso de forma anónima, a Heather Olowski, jefa de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Estado y esposa de Lew Olowski, un abogado pro-Trump y anti-inmigración que dirige la Oficina de Gestión del Talento Global (esencialmente, el departamento de recursos humanos del Departamento de Estado). Si bien Associated Press no informa de evidencia inmediata de tal discriminación según la definición de la administración Trump, la investigación continúa.

El cable cita ejemplos de posibles violaciones, incluyendo el castigo por solicitar adaptaciones religiosas (como exenciones de los mandatos de vacunas u observar días festivos religiosos), maltrato por negarse a participar en eventos que afirman los derechos LGBTQ+, y oposición a la exhibición de ciertas banderas o contenido de medios basado en objeciones religiosas. Estos ejemplos sugieren que la investigación puede ser una herramienta para la retribución contra funcionarios que hicieron cumplir los requisitos de vacunación o apoyaron políticas pro-LGBTQ+.

Esta acción destaca la hipocresía de la postura de la administración Trump sobre la libertad religiosa. La administración denunció previamente a los cristianos que mostraban compasión hacia los inmigrantes e intentó desfinanciar a los grupos cristianos que los ayudaban. Incluso algunos líderes bautistas del sur criticaron las políticas anti-inmigrantes de la administración, argumentando que violaban la libertad religiosa. Esto sugiere que el enfoque de Trump en el «prejuicio anticristiano» es selectivo, sirviendo a su agenda política y castigando a sus oponentes en lugar de proteger genuinamente la libertad religiosa. Sus acciones revelan un patrón de priorizar las expresiones de fe que se alinean con sus objetivos políticos, mientras que ignoran la libertad religiosa de quienes no están de acuerdo.

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