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El centro de México tiene su muralla ancestral y otros basamentos circulares dedicados al dios del viento. El nombre de la zona arqueológica de Huexotla, que en náhuatl significa ‘lugar de sauces’, evoca los bosques que cubrían sus laderas al pie de la sierra de Tlaloc. Fue una de las ciudades clave del antiguo Acolhuacán, junto con Coatlinchán y Texcoco, y comenzó su desarrollo en el siglo XIII, en medio de alianzas políticas, migraciones chichimecas y trazos ceremoniales que aún resuenan bajo el concreto.
Aquí no encontrarás multitudes. En cambio, verás una ciudad antigua diseminada entre casas, calles, sembradíos y templos coloniales, que exige mirar con otros ojos, los del asombro histórico.
Zona arqueológica de Huexotla y su muralla ancestral
En Texcoco también se alza una muralla que resiste al tiempo, que se construyó entre los ríos San Bernardino y Chapingo y que protegía simbólicamente el centro ceremonial de Huexotla. Aunque su función pudo no ser militar, su presencia sigue imponiendo respeto y evocando un pasado que se niega a ser olvidado.
La sección mejor conservada puede verse al oeste del ex convento franciscano. Cada piedra de esta muralla es una página viva de México, donde la defensa no era solo física, sino cultural, espiritual y territorial.
Templos al viento y basamentos con alma
Huexotla también guarda joyas arqueológicas como el templo circular de Ehécatl, dios del viento, cuya forma única marca el límite entre esta ciudad y Coatlinchán. También están La Estancia, probable Templo Mayor del sitio; La Comunidad, posiblemente usada como sala de consejo; y edificios como San Marcos, Santa María Grande, y la Capilla de Santiago, que entretejen épocas y estilos.
Este conjunto, disperso pero conectado, nos habla de una ciudad viva, que se construyó con visión y se habitó con identidad.
Entre códices, señores y alianzas
La historia de Huexotla aparece en documentos como el códice Xólotl y el mapa Quinatzin. Algunos dicen que fue fundada entre 1158 y 1194 d.C. por Tlotzin, nieto del mítico Xólotl. Otros narran que Tochintecutli, hijo de Tlotzin, pidió tierras al señor de Coatlinchán a cambio de tributo y lealtad. De cualquier forma, Huexotla nació de pactos, raíces y territorio compartido.
Cómo llegar a la zona arqueológica de Huexotla
Huexotla está a menos de una hora de la Ciudad de México, en el municipio de Texcoco. Puedes llegar por la autopista Peñón-Texcoco o en transporte público desde la Terminal TAPO. Basta con tomar un colectivo hacia San Luis Huexotla, caminar entre calles tranquilas y, sin darte cuenta, estarás pisando el corazón de una ciudad ancestral.
Caminar por Huexotla es andar por una ciudad hecha entre sauces, acuerdos y memoria. Aquí, la historia no se exhibe, se descubre paso a paso, piedra por piedra.
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Dahída Gutiérrez Comunicóloga; admiradora del México colorido y dicharachero que se engrandece de tradiciones y su gente.
Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/





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