Zendaya, la tarántula que se merienda a Spider-Man

Pocas actrices están mejor conectadas con el espíritu de su tiempo como esta ex chica Disney con 113 millones de seguidores en Instagram, capaz de robar todos los planos con un leve pestañeo Leer#ExpresionSonoraNoticias Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura...

Actualizado Viernes,
17
diciembre
2021

01:48

Pocas actrices están mejor conectadas con el espíritu de su tiempo como esta ex chica Disney con 113 millones de seguidores en Instagram, capaz de robar todos los planos con un leve pestañeo

Zendaya en la presentación en Los Ángeles de «Spider-Man: No way home».

Zendaya sabe. Zendaya tiene 25 años y parece que haya vivido una eternidad. Lo lleva como escrito en la mirada con eyeliner invertido. En Malcom & Marie, aquel elegante ejercicio de confinamiento en blanco y negro firmado por Sam Levinson -el creador de la serie Euphoria (HBO)-, ella decía más, mucho más, con sus silencios, con su manera de sostener el pitillo, o de poner agua a hervir para unos simples macarrones con queso, que John David Washington con su cháchara incesante e inconsistente.

Es un poco el signo de los tiempos. Zendaya está directa y profundamente conectada con el Zeitgeist, y no necesita hacer nada para demostrarlo. De hecho, su más leve pestañeo tendrá el like instantáneo de 113 millones de fans, los que la siguen en Instagram. Y no pueden estar equivocados. Ya no digamos si aparece escuetamente ataviada de tarántula africana en la première de Spider-Man: No Way Home, que ha sido esta semana. Cuando la vimos sacando pierna de su viralizado vestido, ya no hubo quien se acordara de la película. Ah, sí, una de Marvel.

Zendaya sabe, y nadie puede saber lo que piensa. Zendaya es misterio, ambigüedad, estilazo. Por eso no se acaba de entender que salga desde 2016 con Tom Holland, que es el Peter Parker más yogurín de la Historia. El buen chico con el que cualquier chica haría feliz a sus padres, antes que a sí misma. Su partenaire en Dune, Timothée Chalamet, que también disfruta revolucionando alfombras rojas con looks que nadie más podría soportar, parecería más apropiado. Su delgadez vegetariana y su mirada hastiada incluso llevarían a imaginarla en una escalera de incendios en compañía de algún trapero con la dentadura carcomida.

Pero eso sería más propio de Rue Bennett, la politoxicómana de Euphoria con la que Zendaya se quitó el sambenito de chica Disney, un poco como Selena Gomez cuando se dejó liar por Harmony Korine para hacer Springbreakers (2012). A Zendaya, que bailó para Selena en una publi de SEARS a los 13 años, uno antes de triunfar, junto a Bella Thorne, en la serie de Disney Shake It Up, no le entusiasma recordar su temporada en la casa de Mickey Mouse. Prefiere recordar que Euphoria es su casa, y que por eso volverá, en la esperadísima segunda temporada, a partir del próximo 9 de enero.

Zendaya sabe, y ha sabido mover bien sus fichas. Antes de Dune y Spider-Man, dos franquicias de éxito, se convirtió con Euphoria en la actriz más joven en llevarse el Emmy, categoría Drama, como drama es que dejara aparcada su mucho más que prometedora carrera musical. Basta cerrar los ojos para verla tambalearse al son de la infecciosa All of Us. Y eso que con su primer clip en solitario, Replay (2015), se fue a los 20 millones de visionados en un par de semanitas, cifra que ya se ha multiplicado por diez. Pero no le gustó la letra pequeña de los contratos faustianos que la obligaron a firmar, y se sintió estafada por la industria musical. Siempre vales más de lo que dicen ellos, dijo.

A Zendaya le va mejor de modelo, luciendo su propia ropa, vistiendo a su propia Barbie (ahora que se acerca la Navidad), convertida en el imán de todas las miradas. Zendaya es magnética porque es una buena mezcla, aunque todas lo son cuando se habla de raza. Claire Stoermer, su madre, aunque de Oakland (California) como Zendaya, es una rubia de orígenes teutónicos y aires de valquiria, mientras que su padre, Kazembe Ajamu Coleman, se cambió el nombre en honor a sus orígenes africanos. Al nacer le habían puesto Samuel. A Zendaya le pusieron Zendaya, porque en shona, lengua bantú, de Zimbabue, Chendaya significa «dar las gracias», y eso que Kazembe ya tenía cinco hijos de su anterior pareja, la actriz Niki McElroy. Agradecidos, más tarde divorciados, pensaron que Chendaya con Z molaba más, y estaban en lo cierto. Con Z mola mucho más.

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