Zahara: «El mayor logro de mi disco es poner sobre la mesa el maltrato, los abusos sexuales o el suicidio»

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Entrevista en profundidad

Actualizado Domingo,
26
diciembre
2021

00:54

Ha sido una de las grandes artistas del año gracias a un disco doloroso y confesional sobre las tragedias de su vida

Zahara, el pasado martes en Madrid.JAVI MARTÍNEZ

Zahara habla mucho, habla rápido y no para de reír, a menudo a carcajadas. Puede reírse cuando recuerda el acoso escolar que sufrió en el colegio. O cuando habla de la depresión y la ansiedad. El machismo en la sociedad o el maltrato psicológico de algún ex novio también llegan a despertar la risa en su bonito rostro anguloso. Y se ríe igualmente al comentar que ha necesitado volver a terapia. Incluso si recuerda los abusos sexuales de los que fue víctima a los 12 años, también culmina alguna explicación con la risa.

Zahara no está loca, o no está más loca que cualquiera de nosotros.

Parece, en esencia, una mujer feliz y realizada. Y en este 2021 tiene más motivos que nunca para ello: ha sido una de las artistas del año gracias a su disco Puta, publicado en abril, en el que desvela las tragedias de su vida en canciones de pop electrónico efusivas que brillan y sueltan chispas como bengalas: canciones que parecen de fiesta pero que te pueden quemar la piel. Un éxito artístico y de popularidad fabuloso que llega después de más de 15 años de carrera independiente.

A sus 38 años, la cantante, guitarrista y escritora de Úbeda (Jaén) se muestra relajada pese a que es una de las primeras entrevistas que concede desde el pasado mes de agosto, cuando su imagen con una banda de miss con la palabra «puta» y un halo divino en torno a la cabeza, similar al de una virgen, desencadenó un gran debate nacional y la censura de un concierto en Toledo a petición de Vox.

¿Cuál es tu balance del año?
Pues ha sido un año increíble, me siento muy afortunada. Jamás habría pensado que iba a dar este paso en mi vida, sacar un disco tan personal y que ha supuesto tanto profesionalmente. Esta apertura emocional y esta honestidad con mi familia, por ejemplo, y con mi público y conmigo misma ha sido brutal.
¿Cómo se ha tomado tu familia las revelaciones del disco?
Por un lado han sentido gratitud, a pesar de haber estado como muy shockeados por todo, porque realmente nadie sabía todo lo que cuento en el disco. Había alguna amiga que sabía algo, otro amigo o novio que sabía otras cosas, pero no había nadie que tuviera el mapa completo. Y desde luego mi familia eran los que menos sabían, por desgracia, como consecuencia de todo lo vivido. Con quien más habría necesitado ser honesta menos pude, porque no les quería decepcionar. Y eso te demuestra que todo falla, que lo que tienes instaurado está completamente corrompido por una obsesión con complacer y ser una imagen perfecta, aunque al final seas una manchilla de chapapote o una montaña de mierda… Mis padres, por ejemplo, han estado ahora escuchando hasta donde he querido contar. Es cierto que después ha venido su propio duelo. Yo viví el mío intensamente, que fue el que me llevó a escribir este disco, y para ellos ha supuesto también un proceso de cuestionarse cosas de su vida, lo cual me parece también positivo. Mi madre, por ejemplo, está dando un paso hacia su autoconocimiento. Al final sincerarte te lleva a un lugar incomodísimo, incomodísimo, pero el resultado solo es quererte mejor. Obviamente, es duro. Yo que soy madre de un hijo de cuatro años soy incapaz de imaginarme que le pueda pasar algo igual, no tengo ni idea de cómo reaccionaría. Creo que mis padres lo están haciendo de una manera preciosa que es comprendiendo y acompañándome.
¿Cuál dirías que es el mayor logro del disco?
Haber puesto sobre la mesa temas tan incómodos como el maltrato psicológico, los abusos sexuales o el suicidio. Yo no intenté suicidarme de verdad, simplemente pensaba que era la única solución, pero, no sé, no me atreví nunca a hacerlo y las veces que estuve más cerca no había un deseo de verdad de morirme, sino de huir hacia algún sitio que provocara una reacción. Ahora, por ejemplo, con el suicidio de Verónica Forqué, todavía la prensa intentaba como suavizarlo diciendo «hallada muerta». Escondiendo las cosas no vamos a conseguir absolutamente nada. Si las pones sobre la mesa puedes mejorar tu capacidad para lidiar con ellas, tanto desde el punto de vista del Gobierno como socialmente y personalmente. Mi mayor temor sobre el disco era que, por vivir en una sociedad machista, al final fuera recibido como «ah, mira, una mujer más hablando de problemas de mujeres, las mujeres siempre victimizándose», cuando lo que yo estoy haciendo es gritarlo bien alto porque ya no me siento una víctima. El gran logro del disco es que se hable de todo esto y que tú me quieras preguntar y que siga siendo noticia de alguna manera.

Siempre había vivido en la penumbra y sentía que era una farsa

Cartel censurado del concierto de Zahara en Toledo.

¿Has encontrado mucha gente que ha empatizado con todo lo que cuentas, personas para las que el disco ha sido una ayuda?
Muchísimas. De hecho me emociona hablar de ello porque te prometo que es lo que más me toca. No existía ese compromiso cuando escribí este disco; sí que era consciente de los beneficios que podría llegar a tener, quizá, pero no era capaz de imaginarlo siquiera, ni de acercarme a lo que ha supuesto. Por ejemplo, cuando salió la canción Merichane me tiré tres días contestando mensajes privados por Instagram, principalmente de mujeres, que habían vivido prácticamente las mismas situaciones que yo. Chicos y chicas hablándome de bullying y maltrato, y muchísimas mujeres que me contaban intentos de suicidio. Es verdad que cuando has vivido algo así estás necesitada de comprensión porque te sientes muy, muy, muy, muy sola. A mí me ha pasado con otras artistas que han contando algo similar a lo que yo he vivido, que he sentido la compasión, y sentirme menos sola gracias a ellos. Y es lo que les ha pasado a muchas de las personas que me escribían. Igual que yo he dejado de juzgarme, ellas de alguna manera también. Ha sido brutal… Ha sido una avalancha, aún hoy recibo mensajes. Me emociono mucho, de verdad. Cuando hice unas pocas firmas del disco venían personas que se echaban a llorar, no podían ni hablar, se quedan a un metro y medio por la distancia social y solo lloraban, y yo me echaba a llorar también…
Lo que cuentas es tremendo
Es muy fuerte, porque demuestra qué falta nos hace falta sentirnos escuchadas y entendidas. El problema de todo esto es que cargas con una culpa tan grande que no piensas que se lo vayas a poder decir a nadie. Hay muchas historias muy bonitas, pero una me tocó profundamente. Me vino un chico de unos 18 años a la firma y me dijo: «Mira, siempre he venido con mi madre a las firmas y a los conciertos, pero hoy ella no ha podido venir porque está muy emocionada y no se atrevía ni a venir. Cuando salió este disco y cuando salió Merichane, a mi madre no le gustó y yo pensé ‘que no, mamá, escucha la letra, escúchala de verdad, porque mira lo que está diciendo’, y la madre que no, que para qué yo contaba estas cosas». A las semanas la madre le confesó que habían abusado de ella y que por eso no podía escuchar la canción, porque le hacía muchísimo daño, y el chico me venía a dar las gracias. Me dijo: «Gracias a Merichane por fin conozco a mi madre. Gracias a eso sé lo que ha vivido y lo que le ha pasado». Yo no me lo podía creer, lloraba como el emoticono ese que saca mares de lágrimas (ríe), joder, qué bonito… No sé, yo siento gratitud porque cuando dudo, cuando pienso qué coño hago exponiéndome de esta manera o contando estas cosas que en realidad a quién coño le van a importar, recuerdo todas esas historias y digo «ah, vale, esto es el motivo por el que continúo haciéndolo».
¿Tuviste miedo en algún momento de sobreexponerte demasiado o de mostrar demasiado, de caer en el exhibicionismo emocional?
No, no tuve ningún miedo. Solo tuve miedo cuando se tergiversó todo el discurso este verano con la polémica que sucedió por la portada de mi disco. Me pilló con la guardia completamente bajada, porque el disco había salido hacía meses, había hecho literalmente 140 entrevistas… Me sentí muy desvalida, como completamente vulnerable y desprotegida.
¿En qué sentido? ¿A qué te refieres en concreto?
Pues con lo claro que está de lo que habla este disco, lo que representa esa portada, que es una crítica a la presión con la que vivimos las mujeres, no entiendo por qué toda la conversación está girando en torno a si he ofendido y a quien, en lugar de estar hablando de que este disco es una reivindicación. Lo único que se estaba haciendo era utilizar mi portada y la polémica que había generado con algún partido político para seguir dándole bombo a este partido político, en lugar de darle bombo a la violencia contra las mujeres. Al margen del apoyo brutal que recibí por parte de mis compañeros y compañeros de la música, del cine, de muchísima gente, algo por lo que nunca voy a expresar suficientemente lo agradecida que me siento, sentí un abandono por el otro lado, desde el punto de vista de los medios o del sistema en general. El sistema es el que falla cuando pasa una cosa como la que sucedió conmigo y en lugar de utilizarlo para el bien, se utilizaba para el mal, que es como yo lo sentí.
Tras la polémica sobre la portada de tu disco y la imagen del cartel de la gira decidiste no conceder entrevistas. ¿Por qué?
Es que cuando estás dentro del huracán, ¿qué vas opinar? Yo estaba sobrepasada, angustiada, bastante me estaba cayendo como para intentar tener una opinión. Ya lo dije en el concierto y para mí esa era la única respuesta. Voy a seguir haciendo música y voy a seguir defendiendo la expresión artística libre de censura. Eso es lo que voy a seguir haciendo, ojalá hasta el fin de mis días y que no llegue nunca un día en el que tenga miedo de decir algo por unas consecuencias políticas.
Zahara.JAVI MARTÍNEZ

Cuando te han hecho bullying y han abusado de ti siendo tan pequeña te queda para siempre una sensación de desprotección, es algo que te acompaña en todas las facetas de tu vida

¿Cómo te afectó tanta atención a corto y medio plazo?
A corto plazo fue durísimo, me afectó muchísimo. Fue horroroso. Sufrí una sobreexposición para la cual no estaba preparada, así que lo que hice fue desaparecer. Dejé el móvil y dejé de mirar las redes sociales y solo sabía que me estaban apoyando personas que ni me lo podía imaginar, y que había gente que me estaba odiando sin saber quién era. Cuando te han hecho bullying y han abusado de ti siendo tan pequeña te queda para siempre una sensación de desprotección, te acompaña en todas las facetas de tu vida. Yo siempre he tenido miedo de que si algo me pasa nunca me va a defender nadie, porque siempre he sentido que yo no sabía defenderme. Es como la tara que se te queda, un estigma con el que tienes que aprender a lidiar y que para eso he ido a terapia y sigo intentando sanarme. Cuando hubo esa reacción, esa avalancha de gente en mi bando… no me había pasado en mi vida. Joder, es que no lo asimilé, también fue como demasiado gordo. Para lo bueno y para lo malo colapsé. A medio plazo… Bueno, tuve que volver con mi psicóloga. No podía dormir, tenía muchísima ansiedad. Me daba miedo estar sola en casa.
¿Qué significa para ti la palabra puta? [Lleva puesta una sudadera con esa palabra, que da título a su disco y su gira].
He ido cambiando mi relación con ella, sobre todo en el último año. Al haberla utilizado para mi disco he conseguido desactivar parte del daño que produce. Es un insulto con el que tenemos que convivir las mujeres, sobre todo las que son más libres o diferentes. Si te acuestas con muchos hombres eres una puta, pero si te vas a acostar con uno y a última hora no quieres también eres una puta. Te das cuenta de que solo te lo llaman cuando no pueden controlarte y quieren colocarte en un lugar inferior para humillarte, para hacerte sentir mal y así dominar la situación. Para mí, saber que toda mi clase en el colegio me llamaba puta a los 12 años me generó todavía más culpa de la que yo ya tenía por los abusos, le daba sentido a lo que estaba viviendo. Ahora he nombrado este disco así, me pongo la banda de Puta y desactivo un poco su poder, pero realmente estoy harta de este insulto, tío, de que todo el rato recaiga sobre lo mismo, sobre cuestionarnos nuestra sexualidad. De verdad, basta ya de que se insulte a las mujeres con esta palabra. O sea, por favor. Cada vez que leo, que veo una serie, o que lo escucho en la calle es como… «Dios mío, basta ya».
¿Cuál es tu principal factor de motivación para hacer música?
En mis canciones y en todo lo que he escrito siempre he intentado comprender al ser humano, a veces empezando por mí misma, he intentado entendernos para sobrevivir mejor en el mundo. Porque para mí la vida siempre ha tenido mucha más tristeza, aunque tuviera picos de alegría y felicidad, a veces mayores que los que el resto del mundo podía sentir. Siempre había vivido en la penumbra y había sentido que yo era una farsa, que estaba mostrando una cara completamente opuesta a quien era realmente. Por eso antes hacía esas canciones. Me obsesionaba cómo estamos en el mundo y cómo nos relacionamos con los demás. A día de hoy sigue siendo lo mismo. Puta es un disco con el que busco entenderme a mí misma y a las demás personas, pero ahora vivo más intensamente el poder que tiene la música, la capacidad transformadora que tiene hacer una canción con una historia detrás, y eso no creo que lo pueda abandonar nunca.
Zahara.JAVI MARTÍNEZ

¿Cómo ha sido tu proceso de interesarte por el feminismo?
Crecí en un entorno con una educación feminista cuando en los 90 aún había la concepción de que ser feminista era lo contrario de machista. Te decían en clase, «no, es que no hay que ser feminista ni machista». Mi madre y mi padre, que son maestros, han trabajado siempre la coeducación, siempre han intentado luchar contra los estereotipos, hemos hablado abiertamente de los problemas de las mujeres, aunque yo no me atrevía a hablar de los míos y, aunque siempre me he sentido feminista, he tenido cada vez más capacidad de plasmarlo en mi música. La cuarta canción que compuse, que tenía 13 años, se llamaba Gritaré, era una canción en contra de la violencia machista que decía «Gritaré y esta vez me oirán», sobre una mujer que consigue liberarse y hablar de que la están maltratando. Lo que pasa es que una de las cosas que me pasaron en mi viaje artístico es que maté al padre musical. Renuncié a ser una cantautora y busqué todas las referencias pop que no tuvieran nada que ver con el mundo del que venía, y me aparté también de toda reivindicación política, que es lo que más hacía en mis primeras letras. Es cuando hice Hoy la bestia cena en casa (2018) cuando me di cuenta de que podía volver a tener un discurso político explícito en una canción, pero sin necesidad de ser una cantautora con una guitarra española y una melodía ultra triste, sino que podía tener a la gente bailando y estar reivindicando algo que para mí es importante. Entonces ahí sí que hago ese viaje, porque aparte descubro que la música pop, cuanto más cargada de significado y de compromiso esté, más interesante es, porque la música pop es la que va a llegar a todo el mundo.
Parece evidente que después de este disco no hay vuelta atrás en tu música.
Es curioso, te prometo que al principio tenía la sensación de que lo había hecho todo ya, que no me he dejado nada. Lo había contado todo, pero en lugar de generarme una presión sobre qué haría después, me produjo mucha calma, sentía que ya daba igual sobre lo que escribiera. A partir de ese momento podía hacer canciones sobre lo que fuera, sobre esta ficha de mi hijo, sobre este dinosaurio. Pero claro, ahora que ha pasado el tiempo, veo que es más difícil que vuelva hacer una canción sobre la nada. A lo mejor haga canciones que busquen simplemente la belleza estética, porque eso también me parece poderoso, y que no tenga que ser ultra explícita en todas mis canciones como en este disco, pero es verdad que no hay una vuelta atrás. Cuando descubres el poder de la honestidad no puedes renunciar a él nunca más. Cuando te muestras como eres y asumes que habrá gente a la que no le vas a gustar y que da igual, ese es el mayor poder que puedes tener contigo mismo. Te sientes imbatible. Y si no me queréis, ¡irse! (Ríe)

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