Pocos creyeron al Premio Nobel 2007 —Rajendra Pachauri (1940-2020)— cuando, en la ocasión en la que se realizó la Expo ambiental Green Solutions 2013 en el Centro de convenciones del estado de Morelos —invitado por el entonces secretario de Desarrollo Sustentable, Topiltzin Contreras Macbeath, uno más de los perseguidos por la administración de Cuauhtémoc Blanco[1]— sostuvo: los peores eventos hidrometeorológicos, esos que hace un siglo ocurrían cada 50 años, debido al Calentamiento Global Antropogénico (CGA), ahora ocurrirán con mayor frecuencia y serán más intensos.
Uno de tales eventos es el que desde hace más de una semana se desarrolla en Canadá y los EEUU: en los últimos días de diciembre del 2022 la tormenta invernal Elliot ha ocasionado que en Canadá y casi todos los estados de la Unión Americana, el termómetro baje a niveles verdaderamente gélidos. Tal “vórtice ártico”, el cual semanas antes había atravesado y desolado Europa,[2] ha ocasionado, en Norteamérica, temperaturas de menos de 50 grados centígrados. Ello no sólo ha lastimado fuertemente la infraestructura y obligado a la cancelación de vuelos en una época en la que múltiples personas viajaban para encontrarse con sus familias, sino que, a la fecha, se ha cobrado ya casi un centenar de víctimas. En las costas estadounidenses, olas monstruosas y vientos gélidos han ocasionado cortes de electricidad y múltiples accidentes automovilísticos. Las cataratas del Niágara se han congelado y en los estados centrales han ocurrido muertes de animales y personas por congelamiento. Dos terceras partes de los ciudadanos de los EEUU están bajo alerta de clima invernal por tal “bomba ciclónica invernal”.[3]
Los climatólogos del Servicio Nacional de Meteorología (National Weather Service—NWS— por sus siglas en inglés) de los EEUU han nombrado al evento Elliot como la “Tormenta única en una generación” (Once in a generation Storm) quizás para tranquilizar el ánimo de los ciudadanos de los EEUU. Tales climatólogos poseen corta memoria pues olvidan que en los estados de oeste medio, hace apenas tres años se vivió un clima extremo similar… y también en el 2016. En el invierno del 2019, temperaturas también inferiores a los 50 grados centígrados ocasionaron caos en los servicios públicos, daños diversos y no pocos muertos en los EEUU. Fue entonces cuando el entonces presidente Donald Trump, se burló indicando “¿Dónde diablos está el calentamiento global? Vuelve, ¡te necesitamos!”.[4] La burla de Trump ante una catástrofe de tal magnitud —pues no sólo afectó la economía de su nación sino que acabó con la vida de muchos de sus conciudadanos— mostró simplemente su ignorancia de lo que significa el Cambio ambiental global generado por la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Y en nuestro México la situación no es diferente. Con una secretaria de Energía —Rocío Nahle— y un director de la Comisión Federal de Electricidad —Manuel Bartlett— muy ignorantes respecto al fenómeno del Calentamiento global, los proyectos de energías renovables están simplemente olvidados. El México de nuestros días decidió continuar con el modelo del “país petrolero” y sólo se apoya a Pemex, se compran refinerías en los EEUU yse gastan cantidades ingentes de dinero en la construcción de la refinería de Dos bocas. ¡Hasta una carboeléctrica se planea construir en Coahuila! Tales proyectos olvidan que México cuenta con un enorme potencial para la energía solar, eólica o maremotriz y que, por el bien de todos, México debería estar invirtiendo en el desarrollo de tales energías renovables. Es un deber de la nación, no sólo con su bienestar sino con el de toda la tierra, realizar una reconversión energética hacia las renovables.
No sobra recordar lo que el Sexto Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático—IPCC por sus siglas en inglés— (2021), sostenía: si la humanidad no reduce drásticamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero—a la mitad en el 2030– será imposible limitar el calentamiento global en 1.5 grados centígrados —lo acordado en la Cumbre de las Partes de París en el 2015— y aún más difícil será eliminar todas las emisiones de CO2e[5] en el 2050.[6] De no lograr tal objetivo —indican los científicos del IPCC— la humanidad se enfrentará a una situación ambiental verdaderamente grave. El mismo informe indica que, de continuar el modelo económico actualmente imperante, hacia el final del siglo la temperatura promedio global se incrementará entre 5 y 8.5 grados centígrados (IPCC, 2021: B1), un escenario francamente catastrófico.
Desgraciadamente, la emisión de Gases de Efecto Invernadero en los años posteriores al Acuerdo de Paris,no sólo no se ha detenido, sino que se ha incrementado. La Sexta extinción masiva de las especies ha comenzado y la humanidad parece empeñada en auto destruirse llevándose de corbata a muchas otras especies. Como bien indica el Dr. Jorge Riechmann en su Simbioética:
“Como ha sugerido alguna vez Marta Tafalla, “no vamos a colapsar porque agotamos los recursos; vamos a colapsar porque no sabemos convivir con las otras especies. La biosfera está poblada de sujetos a los que tratamos como objetos”. Se puede completar esta importante observación con hechos que la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) conoce bien: ni siquiera tratamos a todos los seres humanos como sujetos (también se reifica a las mujeres o a las personas racializadas para dominarlas y por eso el patriarcado y el colonialismo son rasgos fundamentales del mundo en que vivimos); y, por otra parte, sin comprender las dinámicas sistémicas del capitalismo no hay forma de saber por qué viene sucediendo lo que sucede.” (Riechmann, 2022: 17).
Tal y como indica James Hansen, exInvestigador de la NASA, cuando se superen las 450 ppm de CO2e[7] —y ya estamos en las 417 por lo que, si continuamos al ritmo actual, lo alcanzaremos antes del 2040– habremos alcanzado el punto de no retorno (Tippingpoint) respecto al Calentamiento global, ello ocasionará que el fenómeno se vuelva inercial y el clima de la tierra se desboque. No sólo serán cada vez más frecuentes e intensos todos los fenómenos hidrometeorológicos (sequías, inundaciones, huracanes, ondas gélidas y ondas de calor), los océanos se acidificarán y desoxigenarán, los hidratos de metano resguardados en el pergelisol de las regiones más septentrionales de la tierra se liberarán y la vida tal y como la conocemos se extinguirá. Millones de habitantes de la tierra morirán —no sin antes enloquecer y causar caos por toda la tierra.
En México el fenómeno tendrá dos caras, ambas terribles. Por un lado, los estados que conforman la vasta Aridoamérica mexicana sufrirán de sequías prolongadas —como la que se reportó en el verano del 2022 y puso en riesgo a Monterrey— que se extenderán por varios años, obligando a la emigración de buena parte de los habitantes de tal región.
Por otro lado, los mexicanos que habitan las regiones bajas de La península de Yucatán, así como de Tabasco, Veracruz, Tamaulipas, Sinaloa y Sonora sufrirán por las inundaciones y huracanes que el incremento del nivel del mar —generado por el derretimiento de polos y glaciares— ocasionará.
Pero antes de que tal crisis se presente, todas las especies de la tierra sufriremos el “Cambio ambiental global”, es decir, la ocurrencia de un clima cada vez más extremo —como la onda gélida que ahora azota Canadá y los EEUU— que pondrá a prueba la capacidad de organización y previsión de gobiernos y ciudadanos.
La Once in a generation Storm es sólo un aviso de lo que viene, un grito de la tierra que se repetirá y espero los ciudadanos sean capaces de escuchar.
Como bien indica el Dr. Jorge Riechmann:
“Dos términos clave […] condensan el cambio de posición de la humanidad en el planeta Tierra, en la segunda mitad del siglo xx (esa fase de la historia humana que solemos llamar Gran Aceleración). La primera palabra es overkill: capacidad de sobremuerte con las armas de destrucción masiva. La tecnociencia pone a nuestro alcance la destrucción de la entera especie humana no una, sino varias veces (si tal cosa fuese posible). […] La segunda palabra es overshoot: extralimitación ecológica, desbordamiento de los límites biofísicos del planeta Tierra. La demanda colectiva humana se sitúa por encima de la biocapacidad de la Tierra desde las décadas de 1970-1980. […] Nos hemos metido en la trampa: mantener funcionando las cadenas de montaje, mantener funcionando los buldóceres, mantener funcionando los hipermercados… Y para mantener funcionando la megamáquina del capitalismo, destruimos la Tierra.”[8]
En resumen, la tormenta Elliot no será “única en una generación”, en los años venideros los eventos climáticos extremos seguirán repitiéndose pues son la consecuencia del Cambio ambiental global ocasionado por el incremento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Es muy importante reconocerlo para verdaderamente comprometernos —y obligar a nuestro gobierno a rectificar el camino— con la lucha contra el Calentamiento globalantropogénico.
Cuernavaca, Morelos, 30 de diciembre de 2022.
[1] Digo “uno más” pues como mis lectores saben bien, desde que llegó Cuauhtémoc Blanco a la gubernatura de Morelos inició una “cacería de brujas” contra todos que colaboramos de alguna manera en la administración anterior.
[2] Leon, Francisco Martín (2022). Calentamiento global e irrupciones adversas de aire gélido. Compatibilidad, Meteored, 20.12.2022: https://www.tiempo.com/ram/calentamiento-global-e-irrupciones-adversas-de-aire-gelido-compatibilidad.html
[3] BBC News Mundo (2022). Bomba ciclónica en los EEUU, 22 diciembre 2022: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64058498
[4] Bankinter (2019). Trump se burla del Calentamiento global en medio de una fuerte ola de frío en EEUU, 30.01.2019: https://www.bankinter.com/blog/lo-ultimo/trump-burla-del-cambio-climatico-medio-una-fuerte-ola-frio-eeuu
[5] Se lee “Bióxido de carbono equivalente” y se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que la humanidad, desde el inicio de la primera revolución industrial —ocurrida a mediados del siglo XVIII— arroja en gigatoneladas a la atmósfera.
[6] Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC (2021). Climate Change 2021. The Phisical Science Basis: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/chapter/summary-for-policymakers/
[7] Se lee 450 partes por millón de Bióxido de carbono equivalente, el cual es el patrón de medida de los Gases de Efecto Invernadero.
[8] Riechmann, Jorge (2022). Simbioética, Madrid: Plaza y Valdés, p. 10.
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Last modified: 1 enero, 2023Tomado de https://lalupa.mx/
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