Usher fue el encargado de estelarizar el espectáculo de Medio Tiempo del SuperBowl y la ejecución nos dejó varias reflexiones al respecto, incluso sobre el futuro del show mismo.
Este domingo 11 de febrero se llevó a cabo el SuperBowl LVIII en el que los Kasas City Chiefs se llevaron la victoria sobre los San Francisco 49rs luego de un partido de alarido que se resolvió en tiempos extras; sin embargo, más allá de ser uno de los eventos deportivos más importantes del mundo, para nadie es un secreto que uno de sus más grandes atractivos es el ya tradicional Show de Medio Tiempo.
Un momento dedicado no solo para los amantes del Futbol Americano sino también para el público casual que solo quiere pasar un buen rato de domingo. Y la relevancia del half time show es tal que en más de una ocasión se ha llevado los índices de rating más altos de toda la transmisión, por lo que -en términos operativos- para la NFL es tan importante como el juego mismo.
Por la marquesina del espectáculo de medio tiempo han desfilado leyendas como Paul McCartney, The Rolling Stones, Madonna, Prince, Bruce Springsteen y el que para muchos es quien ha dado el mejor performance de todos los tiempos: Michael Jackson.
El cambio generacional obligó a los organizadores a renovar el perfil de los nombres, por lo que ya también hemos visto monstruos del Pop contemporáneo como Beyonce, Rihanna, Lady Gaga y Katy Perry; así como entregas ”temáticas” como el de la celebración de la latinidad con Jennifer López, Shakira, Bad Bunny y J Balvin; o uno de los más épicos de los años recientes: el del homenaje al Hip Hop con Kendrick Lamar, Dr. Dre, Snoop Dogg, 50 Cent, Mary J. Blige y Anderson Paak.
Desde septiembre de 2023 se anunció que la estrella elegida para el Half Time Show del Superbowl LVIII sería Usher, ícono del R&B que tuvo su gran auge durante la primera década de los 2000’s.
La designación causó polémica de inmediato: se alegaba que Usher no tenía los argumentos suficientes para encabezar el espectáculo, aludiendo -justamente- a que sus mejores años ya pasaron y que ni siquiera en ese momento se consolidó como una leyenda incuestionable.
El fuego también se avivo dados los rumores previos que surgieron entorno a quién lo pudo haber encabezado: desde Taylor Swift hasta Harry Styles, pasando por Billie Eilish, Ariana Grande y Dua Lipa, bajo la idea de que son artistas con mejor actualidad que Usher.
Los meses fueron pasando y el oriundo de Texas hizo de todo para recuperar terreno mediático y, con ello, justificar su presencia: explotar su residencia en Las Vegas, aparecer en el mayor número de comerciales posible, ser la imagen de la marca de ropa de Kim Kardashian y sacar un disco a días de su presentación.
Ninguna de esas acciones tuvo un efecto tan arrollador pero al menos lo mantuvieron en la conversación. Y llegó el Súper Domingo y él mismo delimitó un compromiso: ”Todo el mundo piensa que no merezco estar aquí, pero yo les voy a demostrar que este es mi lugar. Esto es para ustedes”.
Durante casi 15 minutos, Usher intentó sintetizar 30 años de carrera a través de baile, invitados y una selección de sus mejores éxitos.
El resultado generó opiniones contrastantes, sobre todo entre los fans empedernidos del R&B y quienes ni siquiera estaban del todo familiarizados con Usher. Sus defensores argumentan que fue prácticamente un homenaje a la historia contemporánea del género por lo que el artista representa.
Lo cierto es que vimos una ejecución entre inconsistente y ”buena a secas” derivada de un problema de conceptualización: bajo la idea de que el Half Time Show genera expectativa porque es un evento que se fortalece del mainstream, es un error poner un artista de nicho que ni siquiera vive su mejor momento comercial.
Y menos si ningún elemento de la ecuación abona a engrandecer la narrativa de ese nicho desde una postura pedagógica, de enseñar.
La dirección artística del show trabajó dando por hecho que todo mundo iba a entender los elementos que lo conformaron.
Aquel del Hip Hop fue la excepción de la regla porque aún como un movimiento con un origen marginal, la presencia de figuras como Snoop Dogg, Eminem o Kendrick Lamar (cuya imágen reconocible supera los límites mediáticos del propio Rap) enganchó a los ajenos a la temática central.
Y funcionó porque la ciudad conectaba perfectamente con la narrativa del show, así como el vestuario y la escenografía; pero, ¿cómo iba a funcionar un esfuerzo medianamente parecido si el único referente de dominio popular era el mismo Usher, en una ciudad sin conexión con el R&B, con una escenografía sin una línea estética clara y un vestuario que solo buscó ser llamativo?
Lo peor es que la ejecución tampoco ayudó: fallas en la transmisión de audio, desafinaciones (en un género distinguido por su pulcritud vocal), coreografías entorpecidas por el número de participantes en un espacio tan reducido…
Rescatado por un final eufórico que se valió de la nostalgia, dejó la sensación que el tiempo se lo comerá ante la falta de momentos reconocibles hechos recuerdos épicos.
Lo peor para la NFL y Apple (empresa que ahora gestiona la logística auspiciada del show) es que, en años recientes, no es el primero con el mismo diagnóstico: Justin Timberlake, Maroon 5 + Travis Scott e incluso The Weeknd y hasta Rihanna han estado en el debate público, lo que ha ocasionado que tanto público como organizadores y artistas se cuestionen si aún es un escaparate que valga la pena.
Porque al menos desde lo económico no lo es, dado que prácticamente todos superan el presupuesto brindado por Apple (y en su momento Pepsi) y el excedente corre a cargo del artista.
Después, en lo mediático, ya existen otras plataformas con el mismo o mayor peso. Pregúntenle a Taylor Swift si necesita aparecer para crecer su fama, por ejemplo. Considerando, además, que aparecer te pone bajo un escrutinio público muy duro en el que las posibilidades fracasar son mayores.
En lo artístico, se limita a un perfil muy específico. Para estar, tu repertorio debe ser un lienzo ideal para la hiperestimulación. No basta con cantar ni tocar bien.
Y eso lo dirige a que solo sea atractivo para artistas como Usher que necesiten reposicionarse a toda costa. Con todo el dinero y los espectadores que genera, ya no es tan atractivo como antes y ni siquiera te catapulta a un estatus legendario.
Entonces, ¿cuál podría ser el futuro del Show de Medio Tiempo? Por el momento, la misma crisis que arrastra la industria hace que la lista de nombres potenciales se reduzca, algo como lo que le pasó a Coachella con sus headliners de este año.
Con todo lo anterior en mente, no debería sorprendernos que revivan y cobren fuerza los rumores sobre un cambio radical en el tipo de espectáculo que se ofrece actualmente.
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Tomado de https://warp.la/
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