“Es cierto que por ahora la izquierda morenista tiene una enorme ventaja moral sobre sus opositores, al contar con figuras tan íntegras como Ifigenia Martínez, y al marcar el fin del predominio patriarcal en la presidencia de la república. Sin embargo,...Tomado de https://morfemacero.com/

Culturas impopulares

Jorge Pech Casanova

El 1 de octubre de 2024 la economista Ifigenia Martínez y Hernández entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en convertirse en presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. El sábado 5 de octubre Ifigenia Martínez falleció. Se había apersonado al Congreso de la Unión con un tanque de oxígeno, pues a sus 99 años de edad su estado de salud era muy precario (nació en 1925, según datos del Congreso de la Unión).

Sin embargo, esta mujer que se distinguió por sus logros académicos y su participación en la izquierda mexicana acudió a la ceremonia en que una mujer asumió por primera vez en la historia de México el cargo de titular del poder Ejecutivo. No podía faltar Ifigenia Martínez a ese acto, el cual esperaba desde hacía décadas. Además, la actual mandataria votó simbólicamente por la veterana izquierdista en las elecciones del 2 de junio de este año.

La doctora Martínez y Hernández fue la primera mexicana que obtuvo un posgrado en Economía por la Universidad de Harvard. Obtuvo el Premio Nacional de Economía en 1960 y destacó en el ámbito académico. Su trayectoria política desde 1988 la confirmó como una destacada activista de la izquierda mexicana. Su muerte, en un momento en que se confirman los postulados que impulsó durante los últimos cuarenta años, la sitúan como una de las mexicanas valiosas que marcan la historia reciente.

Como otras mujeres de izquierda, Ifigenia Martínez ha sido un ejemplo de superación y de firmeza para todas y todos los habitantes de nuestro continente. Su figura se suma a la de Rosario Ibarra de Piedra y a las de otras activistas que dedicaron sus vidas a trasformar el sistema político para que las mujeres tengan cabida en la toma de decisiones nacionales.

Pese a los logros de la académica y política, los voceros ignominiosos de la derecha mexicana montaron en cólera cuando la difunta economista entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. Las voces más ultrajantes descalificaron a la veterana senadora por su estado físico, sin considerar el esfuerzo que hizo a sus 99 años de edad para intervenir en la toma de protesta presidencial.

Un notorio difamador, Marco Levario Turcott, dejó este comentario en su cuenta de X al darse a conocer el deceso de la académica y política: “Fallece Ifigenia Martínez, a los 94 [sic] años de edad. El populismo en el poder la usó como símbolo (y ella aceptó gustosa). Incluso este 1 de octubre todos vimos cómo no podía sostener la banda presidencial. Ya se veía inerte, desencajada, pero eso no le importó a quienes la usaron”.

Otro infame, Arturo Villegas, añadió insidias en su cuenta de X: “No, Ifigenia Martínez no fue una prócer de la democracia ni representó la lucha de las mujeres. Su lucha por la democratización de México, durante los años 80’s y 90’s con el PRD de Cárdenas y en algunas ocasiones haciendo equipo con el PAN de Maquío, se vio opacada por su servilismo a López Obrador durante los últimos años. La maestra Ifigenia fue coordinadora económica de las campañas de Andrés Manuel, fue testigo y cómplice del inicio de la dictadura en 2018 y de la consumación de la misma en el 2024”.

A coro, los voceros de la derecha sórdida lanzaron injurias a la académica en la semana del 1 al 7 de octubre de este año, y seguirán perpetrando esa ignominia. Dado que carecen de argumentos contra Ifigenia Martínez, respetadísima por su trayectoria académica, su recurso son dentelladas y ladridos, tan furiosos como patéticos, porque de sus filas no pueden extraer un solo ejemplo de mujer con los méritos de la fallecida senadora.

En el fondo, lo que suscita la rabia de los voceros derechistas es la imposibilidad de ofrecer un buen ejemplo de entre sus partidarias. ¿A quién podrían referirse el resentido Levario o el canallesco Villegas, entre las priistas que aún alientan en el partido naufragante? ¿A María de los Ángeles Moreno, cuestionada por el asesinato de su líder José Francisco Ruiz Massieu? ¿A la depredadora ex gobernante Dulce María Sauri? ¿A Beatriz Paredes, quien sumisamente abdicó a la candidatura presidencial que le correspondía cuando un grupo de hombres impuso a una sustituta inepta?

¿Y qué decir de las mujeres que se han exhibido recientemente en el Partido Acción Nacional como enemigas de la izquierda? El lamentable desempeño electoral de Xóchitl Gálvez demostró lo que era claro desde el principio: fue una figura designada para perder con tal de que los hombres del PRI y del PAN pudiesen asegurarse cargos públicos mediante el desvirtuado mecanismo plurinominal. Las manifestaciones soeces de Gálvez, sus desplantes de ignorancia y su carencia de programa de gobierno impulsaron a la mayoría de votantes a elegir a Claudia Sheinbaum.

Ni qué decir de personajes impresentables y patéticos como Margarita Zavala, incapaz de articular frases inteligibles en una alocución de escasos tres minutos, o la desquiciada Lily Téllez, cuyos discursos descuellan por sus improperios y desvaríos; al margen, por ahora, los desplantes violentos, vulgares y procaces de la no menos desquiciada Sandra Cuevas, prófuga de todos los partidos y que ahora pretende crear el suyo propio.

Ningún buen ejemplo que oponer tienen los esbirros derechistas frente a las mujeres empeñosas de la izquierda. Pero eso no es ningún cheque en blanco para la presidencia de Claudia Sheinbaum, sino una llamada al orden. Ante la carencia de buenos ejemplos en la oposición decadente, urgen figuras con ética, preparación y cordura en la oposición. No es sano que el partido en el poder crea que sólo de su lado hay personas con mérito.

Para prevenirnos sobre esa falsa confianza están los casos de no pocos gobernantes morenistas cuyas administraciones ningún buen saldo arrojan. Como el Guerrero de Evelyn Salgado, donde no sólo padece la población los fenómenos naturales, sino las prácticas más siniestras de desestabilización política. Las emplean grupos criminales a los que no es improbable que estén vinculados actores partidistas. Ejemplo, las recientes ejecuciones del presidente municipal Alejandro Arcos y del secretario Francisco Tapia, del ayuntamiento de Chilpancingo, que incluyeron la macabra decapitación del primero.

Es cierto que por ahora la izquierda morenista tiene una enorme ventaja moral sobre sus opositores, al contar con figuras tan íntegras como Ifigenia Martínez, y al marcar el fin del predominio patriarcal en la presidencia de la república. Sin embargo, esa superioridad provisional debe ser reforzada con una actuación responsable, estricta y urgente para que no se multipliquen las inmolaciones políticas.

Grupos criminales han sabido capitalizar ejecuciones como los de Luis Donaldo Colosio y Ruiz Massieu. No olvidemos que esos crímenes beneficiaron a personajes como Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, emisarios del peor pasado que aún revolotean —igual que buitres— sobre los cadáveres que la perversidad multiplica en suelo mexicano.

Tomado de https://morfemacero.com/