Desde que el país del Norte, se montó en su ola de progreso económico, es decir, los años 40, se manejó por su gobierno, la imagen de que era el país de las oportunidades y exportó la idea del “sueño americano”. Dicha idea permeó hasta los rincones más profundos del planeta y todas las personas del mundo, en mayor o menor idea, querían ser parte de ese sueño gringo y emigraban desde todos los puntos del planeta para poder ser parte de ello; en pocas y sencillas palabras… Para poder ser felices.
La búsqueda de la felicidad era el motor de todos aquellos que buscaban el sueño americano, lo cual es comprensible. Todos tenemos derecho de buscar nuestra felicidad.
Pero hasta hace poco tiempo, empezó a saberse del inmenso monstruo que se asoma detrás de ese sueño americano… Que es, un problema económico de dimensiones gigantescas, que se muestra a través de la deuda del Gobierno de los Estados Unidos, que es descomunal y que crece y crece a una velocidad que es imparable. También se avizora en la cantidad de personas que viven en las calles de la nación del sueño americano: 600 mil personas. ¿Por qué estas personas no tienen acceso al sueño americano?
Al parecer la otrora potencia económica del planeta, ha venido siendo atacada no por terroristas o por países enemigos malévolos, sino por burbujas. Si burbujas leyeron bien. Porque desde unos 30 años para acá, en el ámbito financiero de Wall Street, se vinieron provocando burbujas por las mentiras con las que manejaban el sistema bursátil, inflando el valor de empresas, productos, servicios e ideas y hacer dinero de la nada. Dentro de las finanzas del gobierno estadounidense se venía haciendo lo mismo. Creando una gran economía, pero sólo de apariencia y como pasa hasta en las familias que quieren aparentar lo que no se es, ya se llegó al punto en el que dicha apariencia ya no puede mantenerse y el barco de la economía de Estados Unidos empieza a mostrar los hoyos en su casco y a hacer agua por todos lados.
Por lo mismo, es que el gobierno gringo, busca a toda costa enemigos poderosos con quienes armar una enorme guerra para poder salvar su economía llevando al planeta a una conflagración mundial y así activar-salvar su economía por un ratito más, aunque sea. Es por eso que azuza (provoca) por todos los medios posibles a Rusia y a China. El gobierno de Joe Biden no quiere ayudar a Ucrania ni protegerla, tampoco le interesan sus sirvientes… Digo sus aliados europeos. Lo que busca, lo que le urge, es una guerra para venderles armas y “protección” a todos los países que quiere arrastrar a su guerra para absorberles sus recursos y capitales, para así poder presumir ser potencia económica por un tiempito más.
Dentro de la vorágine materialista de la forma de vida que es el sueño americano, no es posible alcanzar la felicidad. Porque a las personas se les va la vida buscando una felicidad que siempre se les escapa de la punta de los dedos, porque, para alcanzar la felicidad en el sueño americano, siempre se necesita gastar un poquito más y más, y más, y más. Pero la felicidad nunca llega.
Se nos vendió la idea de que, para ser felices, debemos ser exitosos económicamente, debemos tener tal o cual mansión, autos de lujo, yates, viajes, y que tengas más y mejor que los demás. El problema es que siempre encuentras a alguien que tiene más y mejor que tú y es el cuento de nunca acabar.
Entonces, la vida se nos va en gastar y gastar, endeudarse más y más, para luego, en muchos casos, terminar perdiéndolo todo. Y la felicidad no sólo no llegó, sino que la mayoría de las personas quedan peor que cuando empezaron y sólo platican de las “glorias” que tuvieron.
Por eso es que debemos entender que no son las cosas, las marcas, el oro, las joyas y las riquezas, donde yace la felicidad, sino dentro de nosotros mismos, sabiendo apreciar primeramente lo que somos y apreciar a quienes tenemos cerca y amamos. Son esos momentos que compartimos con nuestros seres queridos donde la felicidad rebosa y nos llena.
El sueño americano ya dejó este planeta, lamentablemente, para quienes no lo comprendan, se les transformará de sueño a… La pesadilla americana.
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