septiembre 13, 2025

Tierra arrasada: El compromiso de Alfredo González Ruibal con la memoria y la arqueología de la violencia

Alfredo González Ruibal, el arqueólogo de la violencia que nos invita a empatizar con las víctimas y aprender de la historia para evitar una Tierra arrasada.


«La arqueología se convierte en una forma de empatizar con los seres del pasado y comprender sus tragedias». Así lo defiende Alfredo González Ruibal, arqueólogo comprometido con la arqueología de la violencia, quien acaba de publicar ‘Tierra arrasada’, un libro que invita a contemplar la huella desmesurada de la guerra en los yacimientos arqueológicos. Ruibal desafía la visión académica de la objetividad y aboga por la compasión hacia aquellos que fueron víctimas de la violencia a lo largo de los siglos, buscando mantener viva su memoria y evitar que la tierra vuelva a ser arrasada.

En su nuevo libro, titulado «Tierra arrasada: Un viaje por la violencia del paleolítico al siglo XXI«, el arqueólogo Alfredo González Ruibal se sumerge en el estudio del horror humano y desvela la violencia extrema que ha existido a lo largo de la historia. Contrariamente a la creencia de que el hombre ha sido excesivamente violento, Ruibal destaca que la arqueología demuestra que la violencia extrema ha sido más bien excepcional. «No nos hemos dedicado a matarnos constantemente», enfatiza.

El propósito de desvelar el horror es demostrar que este no es la norma. Ruibal sostiene que gracias al horror, se evita más horror. Un ejemplo contemporáneo es el conflicto en Ucrania, donde la memoria del horror evita que se convierta en una Tercera Guerra Mundial. Según el arqueólogo, la arqueología del horror tiene un poderoso efecto en este aspecto.

El libro aborda la violencia desde una perspectiva que involucra la memoria, que a menudo se intenta borrar para eliminar cualquier rastro de culpabilidad. Existe una tendencia a blanquear el horror para construir una memoria purificada del pasado, alimentando el orgullo nacional. Sin embargo, la arqueología contrarresta esta narrativa, exponiendo los crímenes ocultos detrás de las historias gloriosas y épicas. Ruibal afirma que los arqueólogos a menudo son considerados «aguafiestas» por los patriotas, ya que desafían los relatos nacionalistas y revelan los aspectos oscuros de la historia.

La arqueología como puente hacia el pasado

En su libro «Tierra arrasada: Un viaje por la violencia del paleolítico al siglo XXI», Alfredo González Ruibal desmantla otro debate contemporáneo, el presentismo, al destacar la importancia de establecer un vínculo de empatía con las personas del pasado. El arqueólogo insiste en la necesidad de ver a aquellos individuos como seres humanos y preocuparse por ellos, en lugar de reducirlos a meros datos históricos. «¿Para qué los estudio durante ocho horas diarias si no me preocupo por ellos?», cuestiona. Según Ruibal, es a través de la empatía que se puede comprender su pasado, como por ejemplo, comprender la sociedad egipcia hace 5.000 años y su concepción del cuerpo y la violencia. La empatía es la clave para la comprensión histórica.

La postura incómoda de Alfredo González Ruibal no solo se dirige a los académicos más conservadores, sino también a aquellos que prefieren ignorar las leyes de convivencia democrática, como la Ley de Memoria Histórica. El arqueólogo confronta a las fundaciones ligadas al legado franquista y a aquellos que aún rinden homenaje a la figura de Franco en el Valle de los Caídos. En «Tierra arrasada», González Ruibal demuestra que revisar el pasado no puede hacerse sin un posicionamiento moral. Además, señala la importancia de examinar el lenguaje utilizado al hablar del pasado en la arqueología de la violencia. Su labor como investigador radica en aclarar los términos y comprender qué conceptos son más adecuados para describir lo que ocurrió. Para él, el rigor científico y el posicionamiento ético van de la mano.

El arqueólogo desafía las narrativas simplistas y busca un enfoque más matizado en el análisis de la violencia histórica. Por ejemplo, aunque no califica el exterminio de los pueblos indígenas en América como un genocidio en términos estrictos, reconoce la abyecta violencia colonial que causó un sufrimiento extremo a millones de seres humanos. Su objetivo es clarificar los términos y comprender mejor la complejidad de estos eventos históricos. No se trata solo de utilizar etiquetas, sino de comprender la realidad detrás de los conceptos. La arqueología de la violencia se convierte así en un campo donde la ética y la investigación rigurosa se entrelazan para lograr una comprensión más profunda de nuestro pasado.

Alfredo González Ruibal, reconocido internacionalmente como un experto en arqueología contemporánea, es doctor en Arqueología Prehistórica por la Universidad Complutense de Madrid y científico titular en el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC. Su compromiso con la memoria y la compasión lo convierten en una figura destacada en el campo de la arqueología.

Alfredo González Ruibal, el arqueólogo comprometido con la memoria y la compasión, nos invita a reflexionar sobre el cambio radical en la historia de la violencia. Con su libro «Tierra arrasada», nos muestra cómo la arqueología se convierte en una herramienta poderosa para desenterrar la verdad de las víctimas y descubrir la responsabilidad de los verdugos.

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En un mundo donde la violencia excesiva ha sido rechazada y ocultada tras las devastadoras Guerras Mundiales, la arqueología emerge como un puente entre el pasado y el presente, permitiéndonos conectar emocionalmente con aquellos que han estado muertos durante miles de años. González Ruibal destaca este poder al recordar su visita al museo del Tirol, donde experimentó una profunda compasión por Otzi, el hombre de las nieves del Neolítico. Este sentimiento nos confronta con la capacidad transformadora de la arqueología, una capacidad que a menudo pasamos por alto.

El arqueólogo cuestiona la idea de que la guerra sea un fenómeno inevitable, equiparándola al capitalismo. Señala que durante miles de años la humanidad vivió sin capitalismo y sugiere que también es posible un futuro sin guerra. Su llamado a la reflexión nos invita a no aceptar la violencia como algo inherente a nuestra existencia, sino a buscar alternativas y construir un mundo mejor.

Alfredo González Ruibal desafía las visiones románticas de la guerra y la épica bélica, colocándose en contra de aquellos que intentan blanquear el horror del pasado. Su labor como arqueólogo va más allá de reconstruir los hechos, abrazando un enfoque ético y humano que nos permite empatizar con las víctimas y comprender su sufrimiento.

En un llamado a la acción, González Ruibal nos insta a no ver la guerra como un destino inevitable, sino como un fenómeno que podemos superar. Nos recuerda que la arqueología no solo es una disciplina académica, sino una herramienta para construir un futuro donde la violencia extrema no sea la norma.

Tomado de http://Notaantrpologica.com/