Ta Megala
Fernando Solana Olivares
Lo que sigue es un glosario (o centón, como llamaban los antiguos a los fragmentos de obras ajenas transcritos conforme a un modo personal o interés propio) proveniente del simposio “La ciencia de la mente: un diálogo entre Oriente y Occidente”, auspiciado por la Facultad de Medicina de Harvard en marzo de 1991 con la participación de especialistas en medicina, psiquiatría, psicobiología, neurobiología, educación, religiones comparadas, budismo indo-tibetano y el Dalai Lama como invitado de honor. Quien firma este texto es solamente su interesado recopilador.
“El razonamiento era claro: si las técnicas de meditación sencillas producían cambios fisiológicos tan importantes como la reducción del metabolismo, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio […] ¿cuáles serían los efectos de las técnicas de meditación superiores? ¿Podrían revelar quizá interacciones mente-cuerpo más sorprendentes?” Henry Benson, doctor en medicina.
“El historiador Arnold Toynbee predijo que uno de los sucesos más importantes del siglo XX sería la llegada del budismo a Occidente. Podría serlo en un sentido especial para la psicología moderna: estamos despertando al hecho de que hay una ciencia de la mente más antigua y quizá más sabia que la nuestra y de que su expresión más plena está en el budismo. […] El budismo plantea a la psicología moderna dos hechos: que el estudio sistemático de la mente y su funcionamiento se remonta a mucho antes de la era cristiana, y que ese estudio se halla presente en el núcleo básico de la vida espiritual. […] Todas las religiones universales importantes poseen una psicología esotérica, una ciencia de la mente, normalmente poco conocida por sus seguidores seglares. En el islam, por ejemplo, se encontrará en el sufismo; en el judaísmo, en la cábala; en el cristianismo, en los manuales de meditación monásticos. En el budismo, la ciencia de la mente clásica se denomina abhidharma.[…] Como cualquier sistema psicológico completo, describe con minuciosidad el funcionamiento de la percepción, la cognición, el afecto y la motivación. Como modelo dinámico, analiza las raíces del sufrimiento humano y el camino para salir de ese sufrimiento: el mensaje principal del budismo expresado en el lenguaje técnico de una psicología”. Daniel Goleman, doctor en ilosofía.
“[…] El budismo podría servir de puente entre el materialismo radical y la religión, dado que se considera que el budismo no pertenece a ninguno de los dos campos. Desde el punto de vista de los materialistas radicales, el budismo es una ideología que acepta la existencia de la mente, siendo por ello un sistema basado en la fe, como otras religiones. No obstante, dado que el budismo no acepta el concepto de un Dios Creador, sino que resalta la confianza en uno mismo y el poder y las posibilidades del individuo, las otras religiones lo consideran una especie de ateísmo. Al no aceptar ninguna de las dos partes que el budismo pertenezca a su campo, los budistas tienen la oportunidad de tender un puente entre los dos”. El Dalai Lama.
“Si unos individuos tan potencialmente coléricos y codiciosos como podemos ser, inventasen, en un planeta frágil, armas químicas, nucleares y biológicas de inmensa capacidad de destrucción masiva, las pusiesen en manos de dirigentes que tampoco tuviesen la capacidad para controlarse a sí mismos y que desencadenaran luego los horrores inconcebibles de una Tercera Guerra Mundial, […] si tal cosa tuviese lugar, entonces se diría acertadamente que la decisión grecorromana y euroamericana de manipular el entorno sin entender ni controlar el yo era una decisión fatalmente viciada, necia y monstruosa, tomada por seres humanos que pensaron trágicamente que eran, como occidentales, los más grandes e inteligentes del planeta”. Robert Thurman, doctor en filosofía.
“El diálogo entre las psicologías del budismo y de Occidente representa el encuentro de paradigmas dispares, cada uno con su visión especial de la experiencia humana. Y es precisamente este encuentro intelectual donde puede desarrollarse una síntesis completamente nueva, […] una espléndida oportunidad de fecundación cruzada. La ciencia cognitiva puede encontrar una profusión de ideas e hipótesis sobre las posibilidades de ampliar los límites de la atención. […] Las ciencias de la mente budistas han acumulado conocimientos sobre la capacidad de la mente para influir en el cuerpo que superan todo lo que se sabe en Occidente”. David M. Bear, doctor en medicina.
“Los métodos de análisis y de contemplación del budismo jamás se proponen construir nebulosos sistemas filosóficos ni aventurarse en especulaciones gratuitas. Pretenden esencialmente librarnos de la confusión mental que es fuente de sufrimiento. Este conocimiento es eminentemente pragmático y conduce a cambios interiores innegables. […] Como ha demostrado Roger-Pol Droit, los pensadores occidentales han ignorado el budismo y las otras filosofías orientales durante demasiado tiempo. Daban por sentado que nunca había existido una filosofía seria fuera de Europa. ¿Y por qué no se enseñan las otras filosofías en nuestras escuelas al mismo nivel que la filosofía griega, a la que nada tienen que envidiar? […] La literatura budista abunda en tratados de lógica, en teorías de la percepción, en análisis de la realidad del mundo fenoménico en diferentes planos, y en tratados de psicología que estudian hasta en el más mínimo detalle los diferentes tipos de ‘fenómenos mentales’ y otros aspectos de nuestra mente. ¡Qué lejos estamos de la imagen del iluminado que divaga a la sombra de un mango!”. Matthieu Ricard, monje budista francés.
“Cuando los pensadores budistas investigan la naturaleza esencial de la realidad no consideran las palabras del Buda como la autoridad última sino como una clave para ayudarles en su investigación, pues la autoridad última ha de apoyarse siempre en la razón y el análisis crítico del individuo. […] En los sutras, las enseñanzas originales completas del Buda, él mismo dice que sus palabras no han de aceptarse como válidas simplemente por respeto y veneración hacia él, sino que deben examinarse exactamente igual que analizaría un orfebre la pureza y calidad del oro que desea comprar sometiéndolo a diversos tipos de examen”. El Dalai Lama.
“En la psicología occidental se abordaban con cierta seriedad al principio los estados interiores, pero al esforzarse los psicólogos cada vez más en encajar en las filas de los científicos ‘puros’, fueron perdiendo importancia los estados interiores, finalmente desechados como ilusorios, inaccesibles, impotentes e inútiles. Así que los psicólogos modernos tienen cada vez menos capacidad para entender y ayudar a la gente a través de sus propios canales internos. Las personas disfuncionales pueden tener a veces un problema físico que se puede tratar con la medicina física, pero lo más frecuente es que tengan problemas en su mundo interior, problemas en el software que conduce su complejo mente/cuerpo de un modo impropio. Están aprisionadas dentro de ideologías deformadas, envenenadas por emociones negativas, irritadas y asustadas por percepciones falsas, paralizadas por hábitos contraproducentes. […] Aquí es donde las tradiciones psicológicas tibetanas pueden hacer una aportación vital. Con sus métodos refinados de análisis y modificación del software, pueden ayudar a la reprogramación interna del individuo. […] Hay una vasta gama de artes o tecnologías mentales, técnicas de modificación que permiten a los individuos incorporar e integrar el software mejorado. Este es el amplio repertorio de prácticas de meditación. Pero la meditación por sí sola no puede lograr el objetivo. Debe estar apoyada […] por un estilo de vida sólidamente ético que genere un mínimo de perturbación en el individuo y sus allegados, y un máximo de armonía y energía sustentadora, y debe estar guiado por el entendimiento, por la programación inteligente a través de orientaciones o puntos de vista realistas, lo que los budistas llaman sabiduría”. Robert Thurman, doctor en Filosofía.
“Heinrich Zimmer inició en 1950 su libro Philosophies of India con esta declaración: ‘En Occidente estamos a punto de llegar a una encrucijada en la que se vieron los pensadores de la India unos setecientos años antes de Cristo’. Creo que ya hemos llegado a ella: la encrucijada entre la exploración del mundo exterior y del mundo interior de la mente, en la que los occidentales no hemos hecho más que empezar. […] ¿Cómo sabremos lo que es ese conocimiento a menos que lo veamos por nosotros mismo? Este es el reto que los pensadores budistas han planteado a los científicos de la mente occidentales: experimentarlo directamente y ver qué ocurre”. Diana L. Eck, doctora en filosofía.
Tomado de https://morfemacero.com/
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