febrero 17, 2025

Sobre el placer perverso de la anfitrionía

En un mundo que pone la corrección política como valor supremo, olvidando que el arte siempre ha sido transgresor y que busca, como afirma Paul Klee, “hacer visible”, debemos leer a estos autores desde el pensamiento y desde la escritura. Un...

El laberinto del mundo

José Antonio Lugo

I. Anfitrión

Marido de Alcmena. Ella tuvo dos hijos, el primero fue Heracles, hijo de Zeus y el segundo Ificles, hijo de Anfitrión. Zeus adoptó la apariencia de Anfitrión, que llevaba mucho tiempo ausente. La bella Alcmena se entregó a él como si fuera su esposo. Cuando el verdadero Anfitrión llegó, ella se mostró sin deseo. Él se molestó; ella le recordó que había pasado la noche con él. Sintiéndose engañado, intentó matarla. Zeus lo detuvo y le explicó que había tomado a Alcmena bajo la apariencia de él. Anfitrión la manifestó a Zeus su placer y su honor por haber compartido con él a su mujer. Le dijo que podía tomarla cuando quisiera. 

Tres grandes novelistas recrearon esta infidelidad consentida y provocada. 

II. La revocación del edicto de Nantes (1953), de Pierre Klossowski. 

Pierre Klossowski fue hermano del gran pintor Balthus. Estudió teología, abandonó ese camino e ingresó en el círculo de Georges Bataille. Su obra, tanto literaria como pictórica, ilustra sus obsesiones. Todo nace de la muerte de Dios (Nietzsche). Ante ese vacío, lo que queda es el cuerpo. «Su alma era su cuerpo», dice Octave de Roberte, la protagonista de su trilogía Las leyes de la hospitalidad (Roberte, esta noche; La revocación del edicto de Nantes, El apuntador). En La revocación… Roberte «acepta» que su marido Octave, el «voyeur», la conduzca a entregarse a otros hombres y a dejarse llevar por su sexualidad. Sin embargo, en su Diario -es una novela de diarios alternos- escribe que le deja creer a Octave que él es el titiritero, el «puppet master», cuando siempre son las mujeres y sólo ellas las que deciden sobre su cuerpo. Sobre Klossowski escribieron ensayos Bataille, Deleuze, Blanchot y Foucault, lo que demuestra que, en lugar de leerlo sólo desde una clave erótica, debemos hacerlo desde una lectura filosófica, como a su antecesor, el «divino marqués», el marqués de Sade. 

III. La llave, de Junichiro Tanizaki.

Esta novela, publicada en 1956, narra cómo el viejo marido ofrece a su mujer desnuda -Ikiku, intoxicada por el alcohol- a la mirada de un joven, Kimura, al pedirle que revela las fotografías del cuerpo desnudo de su esposa. Más tarde que temprano Ikiku y Kimura se amarán sexualmente. El viejo lo disfruta y escribe lo que siente en su diario. Se supone que ella no lo leerá, pero él ha dejado la llave al alcance de ella. Ikiku, por su parte, escribe también en su propio diario lo que ha sentido tanto con su viejo marido enfermo como con el amante joven, sabiendo que su marido lo leerá. Para el viejo es excitante y ama a su mujer con pasión impropia para su menguado vigor, hasta que una embolia termina con él. Ese triángulo termina y será sustituido por el que formaran la viuda, Kimura y Toshiko, la hija de la viuda, convertida en la esposa de Kimura. La hija sabe que su esposo ha tenido amoríos con su madre. Al final de la novela los tres viven juntos.  

IV. De Anima, de Juan García Ponce. 

Juan García Ponce encontró en la obra de Klossowski una fascinación que lo llevó a traducir sus obras al español (junto con Michelle Alban) y a reproducir en sus novelas -especialmente De Anima– las leyes de la hospitalidad. Desde el prólogo, el escritor mexicano afirma que se inspiró, por la forma de diarios alternos y por la temática, en las novelas de Klossowski y Tanizaki. En esta novela, los protagonistas son Gilberto y Paloma. Paloma se deja llevar por la voluntad de Gilberto de «entregarla» a sus amigos y escribe en su diario: «Tengo vergüenza de lo que acabo de hacer. Estoy fascinada por lo que acabo de hacer». El triángulo entre Gilberto, Paloma y otros hombres es la continuación natural del triángulo entre la mujer, el hombre y el gato, en el célebre cuento del mismo nombre de García Ponce. El gato, convertido en tercero, ha sido sustituido por amantes que desempeñan ese rol. 

V. Una literatura a contracorriente.

En un mundo que pone la corrección política como valor supremo, olvidando que el arte siempre ha sido transgresor y que busca, como afirma Paul Klee, «hacer visible», debemos leer a estos autores desde el pensamiento y desde la escritura. Un mexicano, un francés, un japonés, aparentemente alejados y sin embargo tan cercanos. Es posible que Tanizaki haya leído a Klossowski. Es menos probable que Klossowski haya leído a Tanizaki. Sabemos con certeza que Juan García Ponce leyó a los dos y se apropió de la necesidad de sus personajes masculinos para convertirse en anfitriones y recrear las leyes de la hospitalidad. En cualquier caso, la lectura de estos tres libros es un manjar y un islote de transgresión desde la imaginación creadora de tres grandes artistas de la escritura. 

Tomado de https://morfemacero.com/