¿Te despiertas mucho antes de que suene la alarma? ¿Tardas mucho en dormirte y pasas horas mirando el techo sin entender lo que te pasa? ¿Piensas que no te hace falta viajar a la otra punta del mundo para sufrir el jet lag? En definitiva, ¿crees que se te ha averiado el reloj biológico?
El reloj biológico (científicamente conocido como ritmo circadiano) es el ciclo de variaciones y cambios físicos que padecemos en unas 24 horas. Se trata de un ritmo biológico que experimentamos todos los animales y que consigue que el cuerpo se sincronice con los ritmos ambientales que nos rodean. Los elementos que más afectan y pueden alterar el ritmo circadiano son la luz y la oscuridad; de esta forma, afecta a las conductas y a los comportamientos que se rigen por la luz y la oscuridad, como el sueño, el apetito, la secreción de hormonas como la melatonina y la temperatura corporal.
La glándula pineal es la encargada de regular el reloj biológico con el ciclo de luz-oscuridad a través de la producción de la melatonina, la hormona que afecta a la modulación y regulación de los patrones del sueño. Esta hormona se produce y libera según las horas de luz: aumenta al anochecer (en las horas más oscuras) y disminuye durante el día.
El reloj biológico es el ciclo de variaciones y cambios físicos que experimentamos en unas 24 horas
Sin embargo, si crees que tienes un problema relacionado con tu reloj biológico, puede que haya varios factores alterados, incluida la secreción de melatonina. Entre los posibles síntomas que hacen saltar las alarmas ante la desregularización del ritmo circadiano se encuentran el sueño de mala calidad, despertarse muy pronto o muy tarde, el cansancio extremo durante el día, las migrañas, el malestar continuo (sobre todo por las mañanas), la disminución del estado de alerta, los cambios de humor y los problemas de memoria. Como se ha demostrado, el ritmo circadiano reacciona y se adapta a los cambios del entorno, aunque también se modifica si hay comportamientos que favorecen los cambios circadianos. Es decir, si tienes desajustado el reloj biológico, es posible que se deba a diferentes factores.
Factores externos
Muchos de los factores que alteran el reloj biológico están relacionados con los ciclos horarios del exterior, como las horas de luz y los cambios de temperatura, así como los cambios de hora tanto en invierno como en verano. Sin embargo, hay otros factores externos en los que nos vemos involucrados con nuestro comportamiento diario como es el uso de pantallas justo antes de dormir, los cambios de horarios (por motivos laborales o viajes transoceánicos) y el desajuste de horarios en la rutina de descanso y de comidas. Dentro de los cambios de horarios laborales, cabe mencionar que afecta más a personas que trabajan de noche o deben trasnochar; asimismo, los factores externos afectan más a las mujeres que a los hombres, según presentó la Universidad Estatal de Michigan en ENDO 2025.
Muchos de los factores que alteran el reloj biológico están relacionados con los ciclos horarios del exterior
Factores internos
También hay factores internos que fomentan el desajuste del reloj biológico. Entre ellos se encuentran los problemas en la secreción hormonal, el sedentarismo, los horarios de actividad física, la edad, la predisposición genética y la acción que produce en el cuerpo el consumo de sustancias psicoactivas. También pueden alterarlo trastornos psicológicos y enfermedades neurológicas, como la ansiedad, la depresión o el Alzheimer.
Tener el reloj biológico «averiado» conlleva consecuencias negativas para la salud: aumenta el riesgo de enfermedades y de trastornos, entre los que se encuentran los trastornos del sueño, la diabetes, la depresión, los infartos, la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares y los trastornos endocrinos. Sin embargo, es posible arreglarlo y que el ritmo circadiano vuelva a la normalidad: es imprescindible contar con horarios regulares de descanso, mantener rutinas que favorezcan la adecuación de la regulación del reloj interno de nuestro cuerpo con el externo y el ambiental, además de controlar la exposición de luz (que aumenten de día, frente al sol, para que se secrete serotonina adecuadamente de noche; y que, de noche, antes de dormir, no utilicemos luz artificial) y conseguir una higiene del sueño correcta.
Asimismo, es imprescindible acudir a un médico para investigar si hay causas o enfermedades subyacentes que posibiliten el desfase de nuestro reloj interno, así como para pautar tratamientos como las cápsulas de melatonina. El plan de tratamiento dependerá de cada desajuste del ritmo circadiano, puesto que el estilo de vida de cada persona es distinto y cada reloj biológico funciona con un motor y unas manecillas distintas.
Tomado de Ethic.es
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