El duelo es un proceso muy personal, cada persona lo vive con las herramientas que tiene, que pueden ser adquiridas de diferentes maneras, por ejemplo, por medio de la religión o las tradiciones del hogar. En ese sentido, Tannya Vélez explica que no es malo que las personas mantengan las cenizas de sus difuntos en casa, pues son decisiones propias que tienen que ver con sus procesos de duelo.
“Existe un concepto equivocado que se nos ha enseñado como sociedad, que consiste en creer que está mal tener las cenizas del difunto en casa, se suele creer que el doliente no está llevando de manera adecuada el duelo, sin embargo, lo anterior es incorrecto y no tiene nada de malo”, detalló.
La Licenciada en Psicología con Maestría en Tanatología, señala muchas personas actualmente prefieren no quedarse en un nicho o en un panteón, y en esos casos dan la indicación a sus familiares de querer que sus restos sean incinerados arrojados en algún lugar, o en ocasiones, son los mismos hijos los que deciden donde deben descansar los difuntos, debido a que son ellos quienes conocían sus gustos.
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El problema que puede llegar a afectar a la persona que tiene las cenizas en casa, dijo, se da cuando a estas se les da “vida”, es decir, que exista una convivencia entre el difunto y la persona que posee las cenizas, por ejemplo, sentándolas en la mesa para comer, o en el sillón para ver la televisión, o simplemente empezar a hablar con estas como si fueran a responder.
Por otro lado, algo positivo al respecto, es que en la actualidad se habla con más libertad acerca de qué pasará con nosotros al fallecer, es decir, podemos dar indicaciones claras a nuestros familiares de qué queremos que hagan con nuestros restos.
“Influye mucho lo generacional, esta generación piensa primero en el ambiente y en la comodidad, muchas personas prefieren no ser enterradas, debido a que saben que probablemente el ataúd puede llegar a dañar el suelo, tardando muchos años en descomponerse, la manera más ecológica e incluso económica seria la cremación y conservar las cenizas” agregó.
La especialista puntualizó que las personas pueden tener las cenizas en casa y seguir llevando una vida perfectamente normal, aun así, es comprensible que se tarde en acostumbrarse a la ausencia del ser querido, teniendo o no las cenizas en casa.
Vélez afirma que, la manera más sana de sobrellevar un duelo es viviéndolo, es decir, se debe dejar salir esas emociones, buscando formas sanas de liberarse de ellas, evitando conductas destructivas como reprimirlas o caer en malos hábitos para sobrellevarlas, como el alcoholismo.
El duelo por una mascota puede ser igual a la pérdida de un ser querido
Por otra parte, podría decirse que el duelo por las mascotas es similar al duelo que se tiene por un familiar, dado que, para muchos, en determinado momento, la mascota se vuelve un miembro más de la familia, y el dolor causado es igual al de un familiar.
Tannya recordó que, al final lo que duele de la separación es el apego que se tenía, mientras más apegado se esté a un familiar, más va a doler la separación.
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“No tiene nada de malo, si fallece una mascota y se prefiere tener los restos en casa, es lo más natural del mundo. En los duelos no hay cosas buenas o malas, hay cosas que a la persona le sirven, si a alguien le sirve llorar, que llore, si le sirve no llorar, que no llore, hablar, ir a terapia, se vale, porque finalmente un duelo es un trauma muy fuerte en la psique, el fallecido deja una marca muy fuerte, hay un antes y un después, es un volver a reconstruirte y adoptar una nueva identidad”, finalizó.
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