Entrevistas con soldados rusos heridos y con familiares de otros, revelan atisbos de lo que pueden esperar los veteranos heridos al volver de Ucrania.
El verdadero número de bajas en Rusia por su invasión a Ucrania es un secreto a voces. El Kremlin mantiene una política de silencio y muchos rusos no hablan públicamente por miedo a las repercusiones.
Pero se cree que el número de rusos heridos en combate es abrumador.
El Pentágono calcula que el número de muertos rusos asciende a unos 60.000 y el de heridos a tres o cuatro veces esa cifra, lo que supone un total aproximado de 300.000 bajas, según un funcionario de EE. UU. que habló bajo condición de anonimato.
Lo que dicen los rusos
Un alto funcionario ruso calculó que los amputados representaban más de la mitad de los heridos graves.
The New York Times entrevistó a cinco soldados rusos heridos y a los familiares de otros para saber más sobre lo que les ocurre a la gran cantidad de heridos, que regresan a casa para recibir tratamientos desigual y poco debate sobre su situación.
Uno tiene un microprocesador para mover los dedos de su brazo prostético, pero su codo mecánico es simple: puede sostener un vaso, pero no levantarlo. El brazo, dijo, era “más estético que funcional”.
Otro soldado perdió parte del cerebro y depende de su esposa para que lo atienda. Ella recurrió al financiamiento colectivo y escribió: “Siento que estoy armando a mi ser querido como un rompecabezas”.
Un ruso que visitó a su cuñado en un hospital de Moscú dijo que la mayoría de los seis soldados del pabellón aún llevaban el uniforme de combate, así que les llevó ropa nueva, jabón, cepillos de dientes y una comida caliente.
Relatos de atención errática
Algunos alaban la atención médica disponible, mientras que otros describen un sistema saturado, con escasez de todo tipo, desde medicamentos hasta pañales para adultos.
A menudo se presiona a los heridos para que vuelvan rápidamente al frente.
Un soldado que sufrió heridas de metralla dijo que le ordenaron regresar al frente seis días después de recibir el alta del hospital.
“Era una banda transportadora”, dijo de su pabellón atiborrado.
Elogios oficiales, consternación extraoficial
Los heridos no están del todo ocultos. El presidente Vladimir Putin ha realizado algunas visitas a hospitales, a veces entregando medallas, y los medios de comunicación estatales suelen presentar a los veteranos heridos como héroes.
Anton Filimonov, quien perdió una pierna al pisar una mina, se ha convertido en uno de esos símbolos en Rusia, el de un amputado superando la adversidad.
Ha dicho públicamente que los rusos “no estaban preparados” para ver amputados, y algunos trabajadores médicos han observado una clara falta de compasión pública, y se ha visto a amputados mendigando por las calles.
Más información sobre estos soldados aquí.
Alina Lobzina, Oleg Matsnev y Helene Cooper colaboraron con reportería.
Neil MacFarquhar es reportero del Times desde 1995, y ha escrito sobre una amplia gama de temas, desde la guerra a la política, pasando por las artes, tanto a escala internacional como en Estados Unidos. Más de Neil MacFarquhar
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