En este espacio plantearemos una reflexión en torno al que consideramos el disco más relevante de la semana. En esta entrega: GNX de Kendrick Lamar.
Era verano de 2022. Apenas hace dos años y medio. Kendrick Lamar acababa de publicar Mr Morale & The Big Steppers y, como prácticamente todo lo que había lanzado hasta ese momento, la audiencia en general y la crítica especializada lo recibieron con calidez.
Disco del año inmediato y casi de manera unánime. Argumentos para decir lo contrario eran prácticamente inexistentes, al menos en el panorama del mainstream.
El disco siguió su curso y fue tomando vida propia en los oídos de la gente, lejos de su propio creador… Y ahí empezó el debate.
Si bien en ese momento la figura de Kendrick Lamar en la cultura del Hip Hop ya era prácticamente impoluta e incuestionable, un sector considerable de los más puristas empezaron a reclamar que Mr Morale & The Big Steppers no era realmente un disco de Rap.
Aún con lo auténtico y confesionario que se exhibió K-Dot, los oídos se centraron en la forma y no en el fondo, lo que derivó en aseveraciones tales como que estaba intentando desnaturalizar -y hasta menospreciar al género- a través de la pretensión estética y, por lo tanto, del blanqueamiento de su persona.
Dicha percepción se sumó a los rumores de Kendrick Lamar viviendo desde hace un buen rato en una granja de estilo brutalista en Dinamarca. Lejos, no solo de Estados Unidos, sino de todo aquello vinculado con su propio origen.
Tampoco ayudaban los antecedentes de colaboración con artistas como Taylor Swift, Imagine Dragons o Maroon 5
Esos murmullos se fueron disipando; pero ahora, con todo lo que ha sucedido desde entonces, parece ser que sí dejaron huella en Kendrick.
Regresemos al presente. 2024. El gran triunfo mediático de Kung Fu Kenny tras un -más escandaloso que realmente parejo- beef con Drake.
Sin la necesidad de recapitular lo que ya todos saben, desde el principio la batalla entre Drake y Kendrick empezó desproporcionada porque no juegan al mismo deporte ni compiten en la misma liga. Por un momento fue como si Mbappe retara a LeBron porque sintió que también podía ser bueno en el Basket.
Y se dio de esa manera porque la ficción de los números le hizo a creer a Drake que su peso mediático eran suficientes para meterse en un mano con alguien que ha cimentado toda una carrera en la defensa de sus identidades, tanto la colectiva como la individual.
En un par de movimientos muy contundentes, Lamar se quitó de encima a Drake; sin embargo, el de Toronto volvió a atacar la llaga del blanqueamiento de Kendrick.
Lo cierto es que Drake, más que ser un enemigo digno, se convirtió en un pretexto para que Kendrick intentara revalidarse como un personaje de la cultura hecho y derecho.
Algunos diss track memorables, videos en Compton sobrados de referencias a la historia del Hip Hop, el adiós a los cárdigans Chanel para regresar a las snapbacks de los Dodgers y el tiro de gracia: un disco sorpresa.
GNX que, para empezar, se siente más como un mixtape que propiamente como un álbum, lo cual cobra más sentido si consideramos que es un claro esfuerzo del autor por regresar a sus raíces.
A partir de ahí y para ponernos en contexto: doce tracks en los que, salvo SZA, está cargado de voces y flows frescos originarios de Los Angeles. Todos ellos, curiosamente -o tal vez no tanto- pertenecientes a PGLang, el sello/compañía hibrida que Kendrick fundo para tener control de todo lo que él representa como marca.
Ya sea por duración o por estética, a diferencia de prácticamente todos sus antecesores en la discografía de Kendrick, GNX es accesible desde la primera escucha. De hecho es una placa que fluye con naturalidad gracias a un tratamiento minimalista y contenido que no busca grandes sobresaltos a nivel instrumental en el afán de cederle el protagonismo a las barras y los versos.
Si tuviésemos que dar algún tipo de referencia para ponerlo en contexto, GNX es una suerte de quimera que reúne elementos de las identidades de producción de Section.80, DAMN y The Cronic de Dr. Dre.
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Todas ellas pasadas por un filtro que reduce las percusiones al mínimo para darle pulcritud y cierta elegancia.
Por otra parte, en su discurso GNX tiene dos ejes fundamentales:
En el primero retoma ciertos personajes y relatos de good kid m.A.A.d city ahora vistos desde una perspectiva, digamos, más adulta y sabia. Con cierta nostalgia pero también desdén, Kendrick cuenta cómo Compton sigue siendo un hoyo negro que se atraganta de vidas sin saber exactamente a dónde van a parar.
En el segundo se remite a la reflexión de Mr. Morale & The Big Stepeprs para aceptar que sigue en estado de incongruencia: ni toda la terapia ni ningún proceso espiritual es capaz de exorcizarnos por completo.
No sobra decir que en GNX Kendrick logra conjugar la teatralidad interpretativa del flow que presentó en su disco anterior con esta suerte de homenaje a Drakeo The Ruler que ha rendido desde “euphoria”.
Dicho todo lo anterior, lo más obvio sería asumir que estamos ante un buen disco de Kendrick Lamar en términos generales. Y de cierto modo, desde más de una arista, lo es.
Pero es una paradoja:
La música actual está llena de grandes ideas mal ejecutadas; sin embargo, GNX es una extraño caso de lo contrario: una idea irregular -llena de dudas- que se sostiene de una gran ejecución.
Y aquí es donde regresamos a lo que planteamos al principio de este texto: el 2024 ha sido para Kendrick un logro que reafirma su heritage a nivel mediático; pero es un retroceso para la identidad individual como artista de alguien que no tenía necesidad alguna de ratificar un legado ya mitificado.
Para ser francos, el proceso que atravesó a Kendrick en la manufactura de GNX no es tan lejano de la experiencia humana de cualquiera que se haya ido de casa para después verse obligado a regresar:
Caminas los corredores casi de memoria. Tu madre ordena la despensa de la misma manera que siempre mientras tu padre vuelve a contar esas historias que ya te sabes de memoria.
Las vecinas ahora tienen canas pero sus chismes no han cambiado de protagonistas. En tu cuarto, los juguetes que más usabas durante la infancia siguen tal cual los dejaste.
Tú eres quien ya no es la misma persona. Y temes que aceptarlo modifique para siempre la persona que eres… Temes que expresarlo sea la causa de que te quieran menos.
Ahí comprobó que para bien o para mal sus recuerdos, así como el amor que le profesan desde hace casi 20 años, siguen intactos; pero tampoco ha sido la solución para desvincularse de los demonios que lo han estado acechando últimamente.
Porque bien dicen que al lugar donde has sido feliz no debes regresar jamás, y Kendrick cometió el pecado de volver.
#Expresion-Sonora.com #Sonora
Tomado de https://warp.la/
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