El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
Sin duda, Rayuela se convirtió en una novela de culto. No sé si sólo para mi generación, para la que La Maga y Oliveira respondían a proyecciones y quizá, para muchos, en modelos. La he vuelto a leer en la edición conmemorativa. Me divertí mucho. Su estructura sin estructura me lleva a compartir con ustedes, lectores de Morfemacero, unos bullets (aproximaciones de lectura) -que incluyen citas de autores del boom que vienen en esta edición-.
- Cortázar se propuso una novela que no dependiera de la trama, que fuera un flujo continuo, que se armara como un rompecabezas.
- La parte superior de la rayuela es París, y la inferior Buenos Aires.
- Oliveira no sabe dónde está parado y simplemente vive; Morelli, alter ego de Cortázar, busca encontrarle sentido a la vida desde la teoría.
- Morelli reflexiona sobre cuál debería de ser la forma de la nueva novela.
- Su poética: “Negarse a hacer psicologías y osar al mismo tiempo poner a un lector -a un cierto lector, es verdad- en contacto con un mundo personal, con una vivencia y una meditación personales… Ese lector carecerá de todo puente, de toda ligazón intermedia, de toda articulación casual”.
- “Las cosas en bruto: conductas, resultantes, lecturas, catástrofes, irrisiones. Allí donde debería haber una despedida hay un dibujo en la pared; en vez de un grito, una caña de pescar; una muerte se resuelve en un trío para mandolinas”.
- “Las formas exteriores de la novela han cambiado, pero sus héroes siguen siendo los avatares de Tristán, de Jane Eyre, de Lafcadio, de Leopold Bloom, gente de la calle, de la casa, de la alcoba, caracteres”.
- “Para un héroe como Ulrich (more Musil) o Molloy (more Beckett), hay quinientos Darley (more Durrell)”.
- “Por lo que me toca, me pregunto si alguna vez conseguiré hacer sentir que el verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo debería contribuir a mutarlo, a extrañarlo, a enajenarlo”.
- “Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos estos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba otro menos frecuente: la devoción. Fue, tal vez sin proponérselo, el argentino que se hizo querer de todo el mundo” (Gabriel García Márquez)
- “En Julio, la literatura parecía disolverse en la experiencia cotidiana e impregnar toda la vida, animándola y enriqueciéndola con un fulgor particular sin privarla de savia, de instinto, de espontaneidad. Probablemente ningún escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso”. (Mario Vargas Llosa)
- En la revista Anales, Borges publicó el cuento de Cortázar “Casa tomada”. Seguro le gustó porque le encantaba la literatura fantástica, donde todo tiene que ser preciso. Creo que no le hubiera gustado Rayuela, porque hay demasiado improvisado -como en el jazz- y porque es un mecanismo para armar, cuando lo que el autor de Ficciones nos da es algo ya armado, aunque abra infinitas posibilidades desde allí.
- “Rayuela es, quizás, el repertorio más crítico e incitante de la modernidad urbana de la América española, porque se funda en la necesidad de inventar un lenguaje para nuestras vidas actuales”. (Carlos Fuentes).
- Aunque le haga el amor de mil maneras todo el tiempo, la Maga es inaprensible para Oliveira. Cuando ella lo abandona, Rayuela se convierte en una novela sobre la imposibilidad del amor, como la obra maestra de Marcel Proust, como Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. No hay peor derrota que la de saber que la mujer que se posee no se puede poseer (Albertine, en Proust; Yvonne, en Lowry).
- Rocamadour, el bebé de la Maga, es como el gato en el cuento de García Ponce. Forma un triángulo y, al desaparecer, la relación desaparece de igual manera.
- Jugar al cíclope: “Nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua”.
- Cortázar menciona varias veces El cuarteto de Alejandría, de Durrell. Su mujer en esa época, Aurora Bernárdez, lo tradujo. Julio traduciría Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. Traducciones canónicas.
- Hay dos agujeros decadentes en Rayuela. Bertha Trépat, la cantante que, como la protagonista de Sunset Boulevard, la obra maestra del cine de Billy Wilder, cree que sigue siendo una estrella cuando es sólo polvo y recuerdos. También, la mujer que habita en el bajo puente, la clochard, la que apesta, la que se deja amar sin quitarse la ropa, una puerta el infierno.
- Dice el narrador: “Hace mucho que Gregorovius había renunciado a la ilusión de entender”.
- En la sección “Textos prescindibles”, el narrador afirma: “Si escribiera ese libro, las conductas standard serían inexplicables con el instrumental psicologico al uso. Los actores parecerían insanos o totalmente idiotas.Todo sería como una inquietud, un desasosiego, un desarraigo continuo, un territorio donde la causalidad psicológica cedería desconcertada”.
- “Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer, del fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas y que nos arderá dulcemente hasta calcinarnos”.
- “Provocar, asumir un texto desaliñado, desanudado, incongruente. Método: la ironía, la autocrítica incesante, la incongruencia, la imaginación al servicio de nadie. Una narrativa que no sea pretexto para la tranmisión de un ‘mensaje’”.
- “Morelliana: Si el volumen o el tono de la obra pueden llevar a creer que el autor intentó una suma, apresurarse a señalarle que está ante la tentativa contraria, la de una resta implacable”.
- “Todos coincidimos en fechar el comienzo de la innovación narrativa de esta lengua en Rayuela (1963). No en vano es la primera gran novela sin relato obligatorio: se debe a la creatividad de las asociaciones felices. Se propone una obra posterior a la obra, y hace de la lectura el eje del tiempo asociativo”. (Julio Ortega).
Una novela que no es una novela que sí es una y varias novelas; un juego de niños, una invención verbal, una historia de amor, una historia de desamor, una deconstrucción feliz. Eso es Rayuela, la gran novela de Julio Cortázar. ¡A leerla o releerla!
Tomado de https://morfemacero.com/
Más historias
Antigua Aduana de Peralvillo, el histórico inmueble que aloja al Museo Indígena
Las caricaturas de Benito Juárez: entre la sátira política y la libertad de expresión
Minera Cuzcatlán: defensoras del territorio en peligro