El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
Acaba de salir en Debolsillo México el libro de Claudia Aboaf Astrología y literatura: Diálogos cósmicos (Borges-Xul Solar; Pizarnik-Silvina Ocampo), publicado originalmente en Argentina en 2022.
Para efectos de este ensayo, dejaremos a un lado la parte que corresponde a la gran poeta y a una de las hermanas que animaron la revista Sur, para concentrarnos en la relación hermenéutica entre Xul Solar y Jorge Luis Borges, a partir de la astrología. No nos detendremos demasiado, de cualquier modo.
La autora nos recuerda que Xul tenía Sol y Luna en Sagitario (expansión sin límites) y ascendente Piscis, de donde venía su extraño misticismo, mientras que Borges tenía el Sol en Virgo (meticulosidad al borde de la neurosis), Luna en Aries (que lo conectaba en las viejas espadas, dado que el signo de Aries está regido por Marte) y Ascendente Cáncer, que hacía que las raíces argentinas le fueran tan caras: “Por la patria, sentida en los jazmines o en una vieja espada”, nos recuerda en Otro poema de los dones.
Supongo que todos los lectores de Morfemacero ubicamos a Borges. Ahora bien… ¿quién era Xul Solar? Veamos cómo se describía a sí mismo: “Alejandro Xul Solar, pintor, escribidor, y pocas cosas más. Duodecimal y catrólico (ca: cabalista; tro: astrológico; li: liberal; co: coísta o cooperador), recreador, no inventor, y campeón mundial de su panajedrez y otros serios juegos que casi nadie juega; padre de una panlengua que quiere ser perfecta pero que casi nadie habla y padrino de otra lengua vulgar sin vulgo; autor de grafías pastiútiles que casi nadie lee; exégeta de doce religiones o filosofías que casi nadie escucha. Esto que parece negativo deviene positivo con el adverbio aún y un casi: creciente”.
Su madre, Agustina Solari Campodónico, genovesa de Zoagli, hablaba el toscano y el xeneixe. El padre, Emilio Schulz Riga, alemán-letón de Riga, le tansmite el alemán tempranamente. Xul ingresó al colegio francés Fermy, donde estudió francés, italiano y latín. A partir de 1900 se cambió a un colegio inglés. Dominando más de diez idiomas, Xul quiso reponer el lenguaje oral de origen al crear el neocriollo y la panlengua para una comunicación universal.
Nos dice Claudia Aboaf: “Su primera anotación del neocriollo está en la obra Man tree: es la palabra “androdendro” que significa “un hombre fundido en árbol”, así interviene el lenguaje y realiza hibridaciones multiespecies que iluminan las relaciones. A fines de los años cincuenta crea otra lengua fonética, la panlengua: un nuevo idioma global para el Homo novus. “Soy el creador de un idioma universal, la Panlengua, sobre bases numéricas y asrológicas. Una lengua común, previa a la Torre de la soberbia”.
Ahora bien, todo esto es importante porque en Ficciones, el libro que hizo famoso a Borges, el cuento que abre el libro es “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, que nos describe el hallazgo de un tomo de la Enciclopedia Británica donde hay un apartado (sólo en unos ejemplares) dedicado a Tlön, un mundo que amenaza invadir la realidad y que tiene su geografía y su historia y, sobre todo, un lenguaje único. Escribe Borges: “No hay sustantivos en la conjetural Ursprache de Tlön, de la que proceden los idiomas “actuales” y los dialectos: hay verbos impersonales, calificados por sufijos (o prefijos) monosilábicos de valor adverbial. Por ejemplo: no hay palabra que corresponda a la palabra luna, pero hay un verbo que sería en español lunecer o lunar. “Surgió la luna sobre el río” se dice “hlör u fang axaxacas mlö” o sea en su orden “hacia arriba (upward) detras duradero-fluir luneció”. (Xul Solar traduce con brevedad: ‘upa tras perfluyue lunó’. ‘Upward, behind the onstreaming, is mooned”).
Como se puede observar, el mundo de Tlön es el mundo genial de Xul Solar. Hace años presenté junto con Julia Palacios una exposición sobre él en el Museo Carrillo Gil, donde pudimos apreciar sus acuarelas, con geometrías enloquecidas y colores pasteles, así como su carta astral y su panajedrez, cubierto por un capuchón de acrílico. Curiosamente, Xul le regaló a Borges un cuadro sobre Tláloc.
Borges afirmó que Xul era un genio y agregó, después de su muerte: “Amigo que no ha muerto, con quien alguna vez compartí las músicas verbales de Swinburne y de Johannes Becher, y que me ayudó a penetrar en los laberintos de los cabalistas y de gnósticos, gracias por esta renovada lección y por la lección de tu vida. Ambas -con símbolos diversos- nos dicen que nuestra cobardía y nuestra desidia tienen la culpa de que el mañana y el ayer sean iguales y que la imaginación y el amor podrían transformar el universo en el espacio de un segundo, si verdaderamente lo quisieran, y que el paraíso ya está aquí” (“Homenaje a Xul Solar 1887-1963”, en El circulo secreto. Prólogos y notas).
Decía Baudelaire: “el hombre pasa, atravesando bosques de símbolos”. Xul Solar y Jorge Luis Borges: dos amigos, dos genios, dos hermeneutas, que lograron no perderse en ese bosque, sino iluminarlo.
Tomado de https://morfemacero.com/





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