Quién es Changpeng Zhao (CZ), el fundador de Binance y la otra gran esperanza blanca de la industria cripto

Sobre epifanías no hay nada escrito. La de Changpeng Zhao, aka CZ, el criptomagnate con siglas de rapero que señorea desde hace años en un sector en el que ha ganado ahora, si cabe, todavía más relevancia tras...

Sobre epifanías no hay nada escrito. La de Changpeng Zhao, aka CZ, el criptomagnate con siglas de rapero que señorea desde hace años en un sector en el que ha ganado ahora, si cabe, todavía más relevancia tras el descalabro de FTX, es un ejemplo claro. Ni un guionista de HBO lo hubiese armado mejor. A Zhao su gran revelación le llegó con 36 años y unas cartas de póquer en las manos. Fue entonces, en plena timba, cuando se enteró de un nombre que acabaría marcándole: Bitcoin.

El relato se encargó de divulgarlo en 2020 el propio Zhao desde el blog oficial de su compañía, Binance, con un artículo en el que habla de una partida amistosa con Bobby Lee, el entonces director ejecutivo de BTC China, y el inversionista Ron Cao. Fueron ellos quienes le animaron a dedicar a Bitcoin un 10% de su patrimonio neto, un porcentaje que, a la vista del movimiento que haría poco después, a ZC pareció quedársele corto. Ya puestos a apostar, debió de pensar, apostemos.

“Conoció el Bitcoin en 2013 durante una partida de póquer, tras lo cual decidió apostar por las criptomonedas. Incluso vendió su apartamento para comprar Bitcoins”, relata el artículo de la compañía antes de pormenorizar el «movimiento all-in» que, presume, «lanzó un criptolíder”.

Lo del póquer, la revelación y el “all-in” que lo llevó a vender su piso de Shanghái en 2014 para comprar unas criptomonedas que poco después se desinflaban hasta quedarse en un tercio de su valor podría haberse limitado a una simple anécdota de barra de bar. Una de esas que desatan silbidos de admiración entre la concurrencia de colegas, sí, pero anécdota a fin de cuentas.

La realidad es que puede rascarse más allá.

Más allá de la anécdota

El episodio de 2013 forma parte de un relato de «self-made man» más amplio y bien urdido, de una biografía canónica del emprendedor pionero hecho a sí mismo que tanto Binance como Zhao se han encargado de desgranar como parte de un discurso del esfuerzo que, entre otras cosas, les ha ayudado para espantar rumores sobre la influencia de China sobre la empresa.

A su modo las metáforas de póquer también ayudan a entender por qué las siglas de Changpeng Zhao y Binance llevan una semana y media acaparando más titulares de lo habitual. Su movimiento en el descalabro de FTX —ahora en bancarrota y en el ojo de la polémica— no desentonaría en un manual de póker. Eso sí, en este caso sin un “all-in” épico como broche de oro.

Para entender los orígenes de Changpeng Zhao hay que irse sin embargo a un lugar y momento bien distintos a los de la timba de póquer: lo suyo es remontarse a la China post junio de 1989, la que aún tenía grabada en la retina la rebelión e imágenes de la Plaza de Tiananmen.

Los padres de Zhao eran maestros y la familia vivía en el campus de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hefei, una de las universidades más influyentes de la nación. A su padre acabaron colgándole la etiqueta de intelectual pro-burgués —detalla The Economist— con lo que la familia optó por hacer las maletas y buscar nuevos horizontes a las carreras, al otro lado del Pacífico.

“Normalmente llevaba cuatro años lograr un pasaporte y otros dos o tres obtener una visa canadiense con suerte. Pero debido al incidente, la embajada de Canadá se abrió y nos dio visas rápidamente”, relata CZ, quien recuerda que su familia tuvo que guardar cola durante tres días frente a la embajada canadiense, día y noche, para no perder su turno y despachar el papeleo.

CZ acabó en Vancouver, donde, asegura, pasó sus mejores años de la infancia. Quizás la mejor forma de entender qué supuso la mudanza la deja una anécdota compartida por el propio Zhao con el magazine canadiense Maclean´s: no probó la leche fresca hasta que cruzó el charco. Para ayudar a su familia a mantenerse a flote, el futuro criptomagnate encadenó varios trabajos, incluido el de empleado de McDonald´s, trabajar en una gasolinera Chevron o árbitro de partidos de voleibol.

Un self-made man de manual.

Con los años CZ optó por estudiar Ciencias de la Computación en la Universidad McGill, en Montreal, y poco después empezó a trabajar en un software comercial para la Bolsa de Valores de Tokio y el Tradebook de Bloomberg. “En 2005 el sector de la tecnología web comenzó a explotar en China, así que me fui a Shanghái para lanzar una empresa de TI junto con otros cinco expatriados”, relata.

Entre 2005 y 2015 se lanzó a varios proyectos hasta que, después de su peculiar “caída del caballo san pauliana”, en aquella timba de 2013, decidió marcarse el “all-in” de los “all-ines” y sumergirse de lleno en el ruedo criptográfico: vendió su apartamento de Shanghái y se hizo con Bitcoins.

“Era un emprendedor en serie que buscaba construir una nueva empresa exitosa antes de entender mi pasión”, confesaría. Hacia 2015 lanzó Bijie tech, una empresa que proporcionaba plataformas de intercambio que acabó topándose, en marzo de 2017, con la severa política del gobierno chino con los exchanges de bitcoins y demás criptomonedas. Poco después empezó a darle vueltas a la idea de lo que finalmente sería Binance, proyecto que se levantó con parte del equipo rebotado de Bijie tech y que echaba a andar poco más tarde, en julio de ese mismo año.

“Solo un mes y medio después, antes de que Binance pudiera establecerse bien, enfrentamos nuestra primera interrupción significativa. El 4 de septiembre de 2017, el gobierno chino emitió un memorando en el que declaraba que los crypto exchanges no podían operar en China”, relata Zhao. ¿Resultado? La mayoría de empleados abandonaron China y el propio ZC encaró “la ironía” de verse obligado a dejar su patria natal 30 años después de dejar el país para mudarse a Canadá.

Del McDonald´s al mayor exchange cripto

Había nacido una de las grandes plataformas del ruedo crypto, el que sería el principal exchange mundial. Y con él, claro, el propio CZ se vio catapultado a la nómina de grandes personalidades del sector… y la lista de milmillonarios. En 2021, según Forbes, Binance facilitó operaciones por más de 9,5 billones de dólares, lo que le confiere un peso clave en el mercado, y CZ amasó un patrimonio que incluso ahora, en pleno invierno criptográfico, ronda los 17.400 millones de dólares.

El camino no ha sido sencillo, marcado por un firme escrutinio regulatorio en países como EEUU, Japón o Reino Unido, sonados hackeos en 2019 o 2022, las acusaciones por sus supuestos vínculos con China o los vaivenes inherentes al propio sector, de los que las fluctuaciones de la fortuna personal de CZ, que llegó a superar los 90.000 millones de dólares son un buen sismógrafo.

Su propia figura ha estado a menudo marcada por la polémica. Más allá de las críticas sobre los vínculos de su compañía, se ha embarrado en más de una ocasión, como cuando usó su perfil de Twitter para tachar a Craig Wright de «fraude» o tomó acciones legales contra el editor de Hong Kong de Bloomberg Businessweek por lo que consideraba difamación en uno de sus artículos.

El de Changpeng Zhao es uno de los grandes nombres del ruedo cripto desde hace bastantes años, pero en las últimas dos semanas ha ganado un plus de notoriedad gracias a su papel en culebrón FTX y su token, FTT, un episodio que ha acabado sacudiendo a todo el mercado.

A principios de noviembre, después de un informe de CoinDesk sobre FTX que generó dudas entre los inversores, Binance anunció su decisión de que liquidaría cualquier FTT que tuviera aún en sus libros. El movimiento no dejó bien parado a su competidor y —aunque CZ insiste en que su objetivo siempre ha sido “construir, no pelear”— así lo entendieron también en FTX. «Un competidor está yendo tras nosotros con rumores falsos”, llegó a censurar Sam Bankman-Fried, el CEO de FTX.

La compañía ya estaba inmersa sin embargo en una crisis de liquidez y confianza que acabaría derivando poco después en su quiebra y la salida de Bankman-Fried, hoy caído en desgracia. Desde entonces el culebrón de FTX no ha parado de engordar, con noticias sobre un posible hackeo que siguió a la declaración de bancarrota, una investigación del regulador de EEUU por el uso que habría hecho FTX del dinero depositado por sus clientes para inversiones de alto riesgo o incluso un agujero millonario. «La cagué», acabó reconociendo vía Twitter el mismísimo Bankman-Fried.

El papel de CZ no se limitó sin embargo al anuncio de su liquidación de los tokens de FTX. Justo antes de la caída de su competidor valoró adquirirlo, un planteamiento que se lanzó de forma pública y acabó desechando tras analizar el complejo estado de la compañía. Desde entonces ZC, que hoy más que nunca acapara las miradas del mercado, ha reflexionado sobre los cambios que necesita el sector en pleno invierno cripto: «Necesitamos más transparencia, trabajar junto a los reguladores de todo el mundo para hacer la industria más robusta. Tienen que jugar un rol importante».

El foco está hoy más que nunca puesto en él, el «self-made man» que tuvo su epifanía con una baraja de póquer sobre la mesa y ha demostrado que no le tiembla el pulso en los grandes «all in».

“Las criptomonedas no van a desaparecer. Todavía estamos aquí”, recalcaba hace poco Zhao en declaraciones recogidas por la CNN, y concluía, a modo de arenga y coincidiendo prácticamente con el anuncio de «un fondo de recuperación de la industria» para mitigar los daños derivados del colapso de FTX y respaldar «proyectos sólidos» que afronten una crisis de liquidez: «Reconstruyamos».

Hay quien ya ve en sus movimientos un intento por sacar partido de la mediática caída de TFX para reforzar la imagen de su propia empresa y ocupar el rol de «chico bueno» del cripto ruedo que hasta hace poco ocupaba Bankman-Fried. Con all-in o sin ellos, la idea está clara: que siga el juego.

Imagen de portada: Web Summit (Flickr)

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