Han pasado casi cincuenta años desde que Steve Jobs y Steve Wozniak fundaron Apple. Estos pioneros de la computación personal decidieron vender algunas de sus pertenencias más preciadas, entre ellas una furgoneta Volkswagen y una calculadora programable HP, para financiar la creación de su propia compañía.
Jobs, de 21 años, era un auténtico visionario y genio del marketing, mientras que Wozniak, de 25 años, destacaba por sus extraordinarias habilidades técnicas. El talento combinado de ambos, sin embargo, no parecía ser suficiente como para iniciar Apple. Aquí, precisamente, es donde entra en escena Ronald Wayne.
Ronald Wayne, el «adulto» del proyecto
En 1976, Wayne trabajaba en el desarrollo de productos de Atari. Este ingeniero se había labrado una excelente reputación al elaborar elementos tan importantes de la compañía de videojuegos como su sistema de clasificación y seguimiento de inventario e incluso los manuales y cajas de los sus productos.
Aquel año fue convocado por Jobs, su amigo y antiguo compañero de trabajo, para ayudar en la creación de Apple. Como experto en diversas áreas, este ingeniero de 41 años se involucró decididamente en la iniciativa de estos jóvenes emprendedores, por lo que se le ofreció una “pequeña” participación en la compañía.
Los miembros iniciales tendrían una participación del 45% cada uno, por lo que Wayne recibiría el 10% restante. Como tercer fundador, también tendría poder de decisión dentro del esquema corporativo de la compañía. Su primer gran aporte fue la creación del acuerdo de asociación original de Apple Computer Co.
«Jobs y yo nos conocíamos bastante bien en aquellos primeros tiempos en Atari, antes de Apple, y conocíamos nuestras motivaciones, ambiciones e impulsos. La mejor forma de describirlo sería como una persona despreocupada, enérgica, apasionada y muy centrada. Cualidades que aportaba en todo lo que hacía”.
Wayne hizo un aporte notable a la naciente Apple. Creó el primer logotipo de la firma. La ilustración mostraba a Isaac Newton sentado bajo un manzano con la palabra Apple en la parte superior y Computer Co en la parte inferior. Además escribió el manual de operaciones del Apple I, el primer ordenador de la compañía.
A todo esto, Jobs había solicitado un préstamo de 15.000 dólares (unos 86.000 dólares en la actualidad) para adquirir los componentes necesarios para la primera tanda de ordenadores. El caso es que este primer pedido había sido realizado por The Byte Shop, una compañía con una reputación de pagos que no era ideal.
Wayne no tardó en imaginarse lo que podría ocurrir si, por algún motivo, Apple no cumplía con los pagos del préstamo. La entidad bancaria podría embargar los activos de los miembros de la sociedad. ¡Y él era uno de los tres socios! La gran diferencia era que tanto Jobs como Wozniak no tenían demasiado que perder, pero Wayne tenía casa, coche y ahorros.
Por consecuencia, después de 12 días como socio fundador de Apple, este ingeniero decidió que la mejor elección era dar un paso atrás y salirse del acuerdo. De esta forma, recibió un pago inicial de 800 dólares por sus acciones en la empresa que fue complementado por otros 1.500 dólares de un año después (cifras de aquel entonces).
Apple no era la única posible vía de ingresos de Wayne ya que no había dejado de trabajar en Atari, empresa en la que permaneció hasta 1978. Tras su salida de la compañía de la manzana, Jobs intentó convencer a su amigo de que regresara, pero este se negó reiteradas veces, quizá sin imaginarse lo mucho que acabaría creciendo Apple.
En la actualidad, Apple es una de las tres compañías más valiosas del mundo y tiene una capitalización bursátil de más de 2.600 billones de dólares. De haber conservado su participación del 10%, o una parte de ella, Wayne sería multimillonario, pero este hombre de casi 90 años lleva una vida modesta y no se arrepiente de su decisión.
«Yo tenía 40 años y estos chicos tenían 20 años. Eran torbellinos, era como tener un tigre por la cola. Si me hubiera quedado con Apple, probablemente habría terminado siendo el hombre más rico del cementerio”, le dijo a Cult of Mac en una entrevista en 2014. Wayne incluso se desprendió del contrato original de Apple.
A principios de la década de 1990, cuando Apple todavía era una compañía pequeña en comparación con su descomunal tamaño actual, vendió el documento en 500 dólares. Este histórico trozo de papel también podría haberse traducido en una fortuna dado que fue subastado por 1,59 millones de dólares en 2011.
Wayne nació en Cleveland, Ohio, el 17 de mayo de 1934 y se graduó de la Escuela de Artes Industriales de la ciudad de Nueva York en 1953. En paralelo a su trabajo en Atari y Apple, este ingeniero desarrolló un insaciable interés por la moneda. Su afición abarcó tanto el marco teórico como el práctico con diversos proyectos propios.
A lo largo del tiempo buscó responder a preguntas sobre la dinámica de los sistemas monetarios del mundo. También se dedicó al diseño y la construcción de máquinas tragamonedas certificadas que acabaron funcionando en varios casinos. E incluso es autor de varios libros entre ellos uno titulado ‘Aventuras de un fundador de Apple’.
Wayne vive desde hace décadas en una pequeña ciudad llamada Pahrump, situada al sur de Nevada, en Estados Unidos, donde vende sellos y monedas coleccionables. Algo curioso es que nunca tuvo ni compró un producto Apple, con la excepción de un iPad 2 que le regaló un periodista y acabó regalando.
El dinero nunca ha sido lo más importante en la vida de Wayne. Hace casi una década reflexionaba en una entrevista con la BCC y aseguraba que, de haberse quedado en Apple, habría terminado barajando una enorme cantidad de documentación durante los próximos 20 años de su vida: “Ese no era el futuro que veía para mí”.
Imágenes | ronaldgwayne.com | Wikimedia Commons (1, 2, 3) | Zhang kaiyv
En Xataka | Cómo de rico sería hoy Steve Jobs con las acciones que tenía cuando murió
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La noticia Qué fue de Ronald Wayne, el fundador “desconocido” de Apple que renunció a una potencial fortuna por 800 dólares fue publicada originalmente en Xataka por Javier Marquez .
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