Los ordenadores portátiles han cambiado notablemente desde sus inicios. El Osborne 1 de 1981 pesaba unos 11 kg, tenía una pantalla CRT de 5 pulgadas y funcionaba con un sistema operativo de línea de comandos llamado CP/M 2.2. No es ningún secreto que el ordenador tenía muy poco de portátil y trasladarse con él era como llevar encima una pequeña máquina de coser.
Si damos un salto en el tiempo de una década y aterrizamos en 1991 nos encontramos con el Apple PowerBook 100, uno de los primeros portátiles de la firma de Cupertino. Por aquel entonces también apareció la icónica línea ThinkPad de IBM que se caracterizaba por si diseño «compacto», robustez y, sobre todo, por funcionar con sistema operativo Microsoft Windows.
Con el paso del tiempo, el concepto de lo que debía ser un ordenador portátil quedó bien definido. Cada fabricante jugaba con elementos como el diseño y las prestaciones, aunque dentro de los márgenes de esta categoría. Y claro, nos encontramos con productos para todos los gustos. Desde equipos profesionales hasta gaming. ¿Recuerdas el Alienware Area-51 m9750?
Sony, el concepto de portátil de bolsillo y la serie Soni Vaio P
Hubo un tiempo en el que Sony, que llevaba tiempo en el mundo de la computación, pensó que podía introducir en el mercado de los ordenadores un nuevo concepto de computación móvil. No se trataba de un portátil en sí, si no de un portátil «de bolsillo». Era básicamente un producto de la categoría «lifestyle PC» que giraba en torno a una portabilidad extrema y diseño atractivo.
La firma nipona denominó a su nueva serie de ordenadores Sony Vaio P y lanzó la primera generación en 2009, curiosamente el mismo año que los netbooks comenzaban a despegar. Así que para esas fechas podíamos comprar un pequeño portátil, que en realidad era mucho más grande que cualquier bolsillo estándar, por 999 euros, con unas características de hardware bastante modestas.
Pantalla de 8 pulgadas, procesador Intel Atom, 2 GB de memoria RAM, almacenamiento entre 60 GB HDD y 128 GB SSD (había versiones intermedias), Wifi, Bluetooth, conectividad 3G a través de SIM. También había botón central al mejor estilo del TrackPoint de las Lenovo ThinkPad. La personalidad, como decimos, era un elemento clave, así que la gama llegaba en cuatro colores: negro, blanco, rojo o verde.
A nivel de sistema operativo, algunos dispositivos llegaron bajo Windows 7, mientras que otros lo hicieron bajo Windows Vista. Este último SO de Microsoft, recordemos, consumía muchísimos recursos, lo que obligó a que muchos usuarios optaran por instalar versiones anteriores e incluso contemplar pasarse a Linux para obtener un mejor rendimiento de los Sony Vaio P. Algo muy similar solía ocurrir con las netbooks con hardware limitado.
En 2010, Sony renovó su propuesta de portátiles de bolsillo con un diseño renovado que estrenaba colores más vivos, los cuales se extendían por todo el dispositivo hasta llegar al teclado. El Sony Vaio P tenía más estilo que nunca, pero también se actualizaba por dentro. Además de contar con un procesador Atom más potente, llegaba con acelerómetro y GPS.
Pese a todas estas mejoras, el dispositivo arrastraba algunos aspectos de la primera generación, algo que quizá perjudicó su éxito comercial. Era mucho más caro que un netbook y, en comparación, ofrecía un rendimiento equiparable o inferior. Asimismo, sus dimensiones tan pequeñas limitaban enormemente los escenarios de uso.
Cuando el portátil de bolsillo todavía intentaba hacerse un lugar en el público, el mundo abrazaba con mayor fuerza el concepto de teléfono inteligente. Dispositivos como el iPhone 4, el HTC Desire y el Samsung Galaxy S destacaban por su potencia y versatilidad. El iPad original, por su parte, se coronaba como el dispositivo ideal para consumir contenidos.
Fue precisamente en 2010 cuando Sony decidió descatalogar la serie Vaio P, de una vez y para siempre. Los tiempos han cambiado. Los portátiles siguen siendo portátiles, y los teléfonos inteligentes siguen siendo teléfonos inteligentes, aunque tienen mucho de ordenadores. Desde hace años, con mayor o menor libertad, podemos convertir nuestros móviles Android en un un «PC».
Imágenes: Sony
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