El 28 de agosto, China puso fin a su programa de adopción de niños desde el extranjero, que había estado en vigor durante más de tres décadas. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, dijo que la decisión estaba «en línea» con las tendencias internacionales. «Expresamos nuestro agradecimiento a los gobiernos y familias extranjeras que desean adoptar niños chinos por sus buenas intenciones y el amor y la amabilidad que han demostrado», dijo.
Esta decisión supone un punto de inflexión en la política poblacional de China, dice a DW el demógrafo chino Yi Fuxian, científico sénior de la Universidad de Wisconsin-Madison. «Anteriormente, ellos [el gobierno] veían a un recién nacido como una carga, ahora lo ven como un recurso», resume.
Una «solución» a la política china del hijo único
Cuando China abrió oficialmente sus puertas a las adopciones internacionales en 1992, el país luchaba por frenar su rápido crecimiento demográfico con la draconiana política del «hijo único». Al verse limitadas a tener un solo hijo, muchas familias chinas se vieron obligadas a abandonar a sus hijos (en su mayoría niñas o bebés con discapacidades) o enfrentarse a elevadas multas.
Como resultado, China se convirtió en una fuente importante de adopciones internacionales. En las últimas tres décadas, más de 160.000 niños chinos han sido adoptados por familias de todo el mundo. Alrededor de la mitad de estos niños llegaron a Estados Unidos, según Children International (CCI) de China, una organización creada por y para los adoptados chinos.
En aquel momento, era una situación en la que todos salían ganando, dijo Yi a DW. «Como [Pekín] consideraba a la población como una carga, la adopción internacional transfirió efectivamente esta carga al extranjero».
El problema demográfico de China
Décadas después, China se enfrenta ahora a una población decreciente con una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo. En 2023, los nuevos nacimientos en China cayeron un 5,7 % a aproximadamente nueve millones y la tasa de natalidad fue un mínimo histórico de 6,39 nacimientos por cada 1.000 personas. La población total también se redujo, por segundo año consecutivo, en más de 2 millones.
Después de poner fin a la política de «hijo único» en 2016, China comenzó a alentar a las familias a tener dos o tres hijos. Incluso se debatió si multar a quienes tuvieran sólo uno. A pesar de estos esfuerzos, muchas mujeres jóvenes chinas siguen sin estar convencidas de tener hijos debido al alto costo del cuidado infantil, las preocupaciones sobre la seguridad laboral y un futuro incierto a medida que se desacelera el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo.
Las autoridades ya habían estado estado priorizando las adopciones nacionales en los últimos años, según un artículo del Global Times, el tabloide estatal chino. Como las adopciones nacionales ahora representan casi el 90% de todas las adopciones en China, la terminación de las adopciones extranjeras se ha convertido en «un paso inevitable», decía el artículo.
Las solicitudes de adopción pendientes quedan en el limbo
No está claro qué pasará ahora con las familias extranjeras que han estado esperando durante años respuesta a las solicitudes de adopción pendientes. Pekín ha aclarado que sólo se tramitarán los casos «excepcionales», como los de consanguineidad con niños adoptados previamente.
Durante la pandemia de COVID, China impuso restricciones de viaje y suspendió las adopciones internacionales. Ningún niño chino fue enviado a los Estados Unidos para su adopción en los años siguientes de 2020 a 2022, y solo 16 niños fueron adoptados de China el año pasado, según las estadísticas oficiales estadounidenses. Debido a la pandemia, algunas familias con un hijo en adopción ya designado han estado esperando cuatro años o más a que se complete el proceso, una decepción también para los niños que esperan ser adoptados.
Un disidente chino que maneja una influyente cuenta de la red social X compartió varias capturas de pantalla de publicaciones en redes sociales chinas escritas por «trabajadores del sector», aunque anonimizadas. Una de las publicaciones decía «estos niños en China saben que hay familias esperando para llevarlos a casa, han recibido regalos de cumpleaños y de Navidad, ropa, fotos familiares y algunos incluso habían tenido videollamadas, pero ahora todo eso se ha cortado».
«Escribiremos a embajadores, funcionarios del gobierno y otros para ver qué más se puede hacer», decía la publicación, «rezando para que se abran las puertas».
(lgc/ers)
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