El Regalo de 400 Millones de Dólares de Qatar: ¿Una Jugada Estratégica o un Cálculo Erróneo?
La oferta de un Boeing 747-8 de 400 millones de dólares al Presidente Donald Trump por parte de Qatar plantea interrogantes sobre los objetivos estratégicos de la pequeña nación y las posibles desventajas de su enfoque. Comprender las motivaciones de Qatar requiere examinar su posición geopolítica única.
Una vista aérea de Qatar revela una península vulnerable a sus vecinos mucho más grandes. Su única frontera terrestre es con Arabia Saudita, mientras que sus vastas reservas de gas natural en el Campo Norte se comparten con Irán. Esta situación precaria exige fuertes alianzas, particularmente con los Estados Unidos, cuya Base Aérea Al Udeid, la instalación militar estadounidense más grande en el Medio Oriente, se encuentra en Qatar. Esta base es crucial para las operaciones estadounidenses y la estabilidad regional, haciendo que la seguridad de Qatar esté intrínsecamente ligada a la de Estados Unidos.
Sin embargo, esta seguridad se vio comprometida en 2017 cuando Arabia Saudita, envalentonada por el apoyo percibido de Estados Unidos bajo el presidente Trump, inició un bloqueo de Qatar, acusándolo de apoyar el extremismo. El bloqueo, que impactó severamente el suministro de alimentos y los viajes aéreos de Qatar, obligó a Qatar Airways a desviar vuelos a través del espacio aéreo iraní, destacando su vulnerabilidad. Irónicamente, el bloqueo fortaleció la cohesión interna de Qatar y su determinación. Finalmente terminó en 2021, con Qatar navegando con éxito la crisis y manteniendo sus alianzas tanto con Estados Unidos como con sus vecinos del Golfo.
Mucho antes del bloqueo, Qatar invirtió fuertemente en cultivar relaciones dentro de los Estados Unidos, donando generosamente a los esfuerzos de ayuda para el huracán Katrina y apoyando a varias universidades estadounidenses, incluyendo el establecimiento de campus en su Ciudad de la Educación. También financió grupos de expertos como el Brookings Doha Center para influir en los círculos políticos de Washington. Si bien inicialmente se centró en los círculos demócratas, Qatar expandió su alcance a los republicanos después del bloqueo de 2017.
La estrategia de Qatar se extiende más allá de las contribuciones financieras. Se ha posicionado como un mediador crucial en la región, manteniendo la comunicación con grupos como Irán, Hamas y Hezbolá, mientras trabaja simultáneamente con Estados Unidos en la liberación de rehenes y negociaciones de paz. Este papel único solidificó su estatus como un importante aliado no perteneciente a la OTAN bajo el presidente Biden.
La oferta del Boeing 747-8 a Trump, por lo tanto, representa una continuación de esta estrategia multifacética. Sin embargo, la posterior aclaración del gobierno qatarí de que el regalo estaba destinado a ser una «transacción de gobierno a gobierno» sugiere un posible error de cálculo. La percepción inicial de un intento directo de influir en Trump podría ser contraproducente, poniendo en peligro las relaciones de Qatar si el poder político cambia.
El precedente histórico del manejo de regalos del Sultán de Omán por parte del presidente Martin Van Buren en 1840 ofrece una posible solución. Trump podría evitar una crisis constitucional vendiendo el avión y depositando las ganancias en el Tesoro de los Estados Unidos.
En última instancia, las acciones de Qatar resaltan las complejidades de navegar por la geopolítica de Oriente Medio. Si bien sus inversiones estratégicas en cultivar relaciones y actuar como mediador han producido resultados significativos, el potencial de malas interpretaciones y consecuencias imprevistas subraya el delicado equilibrio que Qatar debe mantener.
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