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Del color y las texturas al homoerotismo y la prohibición, o más bien, al quiebre de la prohibición. Lo prohibido se vuelve no sólo accesible sino celebrable. Digno de deseo. Es la belleza de lo prohibido
Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves
Recién se inauguró la exposición Pierre et Gilles: La construcción del símbolo, en el Museo Franz Mayer. Voy a parafrasear a Braulio Peralta: la exposición de Pierre y Gilles es la ensoñación. No puedo estar más de acuerdo.
Este par de artistas franceses saben plasmar a la perfección la encarnación de la ensoñación utilizando herramientas estéticas que van del color y las texturas al homoerotismo y la prohibición, o más bien, al quiebre de la prohibición. Lo prohibido se vuelve no sólo accesible sino celebrable. Digno de deseo. Es la belleza de lo prohibido.
Esto es posible a través de su juego con el placer: el cuerpo del erotismo y el erotismo del cuerpo, el instante en que una diva se vuelve diva, la estética de la pena en las fotografías alusivas a la religiosidad católica, el chacal árabe y joven de verga grande, ya con limbo angelical, ya con llovizna de diamantina; ya con dados y corazones, de espaldas frente al espejo y con las pequeñas y duras nalgas al descubierto y con saco de torero; ya con espada y casco de gladiador, o bien, con alas de plumas rojas: un arcángel de la noche, desnudo y bastante bien torneado, posando sobre una piedra en una atmósfera tropical y nocturna.
No puedo no mencionar esa escena homovampiresca de un trajeado y gallardo caballero europeo que recién ha abofeteado la nalga desnuda de su acaso joven próxima víctima, un muchacho que lo ve con ojos de miedo o de deseo, o las dos.
Ellos hacen fotografía pero también pintura, y combinan una con la otra, pintan algunas de sus fotografías. Varias de sus obras son autorretratos. Sí hay trabajo digital en su trabajo, pero en su caso no lo demerita, al contrario, lo complementa. Los marcos definitivamente conviven y se mimetizan con su contenido, no todos son espectaculares pero sí varios.
La exposición empieza discreta, discreta, por cierto que un gran acierto de la curaduría fue mezclar la obra de los artistas con la colección del Museo Franz Mayer, un verdadero ajuar de señoritas novohispanas y decimonónicas de refinado gusto: mobiliario de madera, cofres, baúles, sillas, espejos. A lo largo del recorrido la exposición va sorprendiendo más y más. A la mitad de la exposición se llega a una sala solamente de retratos de Pierre y Gilles, exclusivamente retratos en formato grande.
Las obras de Pierre y Gilles son la presunción de la belleza, el homoerotismo está ahí presente, aunque no haya escenas del acto sexual explícito. No hacen falta, es más, estorbarían. De que hay desnudos, los hay, ¡y qué desnudos! Pero ellos no buscan solamente la belleza masculina, las divas de la farándula mundial ahí aparecen, Madonna y Rossy de Palma las más emblemáticas. Se ve a una Rossy de Palma como virgen gótica y sufriente, retrato en tonos gélidos. También hay drags posando como grandes vedettes.
Una de las salas, que particularmente llamó mi atención por mi gusto por la platería, fue la sala donde de plano la colección del Franz Mayer se come por completo la obra de los franceses, quítate que ahí te voy: jarrones, tiaras, pulseras, collares, cruces, cálices, copones, custodias, incensarios y una infinita variedad de objetos de orfebrería, ¡fabricados en siglos pasados en México! Ahí el adorno complementario fueron los dos retratos exhibidos de Pierre y Gilles, de guapos y jóvenes cardenales.
No voy a mentir, esta es una exposición de la que una sale encendida.
X: @EvoletAceves
Instagram: @evoletaceves
Évolet Aceves es cuentista, novelista, poetisa, cronista y ensayista. Autora de la novela Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Periodista cultural, fotógrafa con dos exposiciones individuales. Escribe su columna en Pie de Página. Ha vivido y estudiado en Toluca (México), Varsovia (Polonia), Albuquerque (Nuevo México, EEUU) y Nueva York, donde actualmente reside con la beca GSAS otorgada por la Universidad de Nueva York, donde también da clases. Colaboradora en revistas y semanarios: Dominga (Milenio), El Cultural (La Razón), Nexos, Replicante, Este País, entre otros. Su obra ha sido presentada en ferias del libro y universidades de México, Estados Unidos, Polonia y Alemania.
Tomado de https://piedepagina.mx/
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