septiembre 14, 2025

Patricio Guzmán: «Vivimos el renacimiento de una derecha furibunda, agresiva y anacrónica»

El cineasta chileno estrena 'La cordillera de los sueños', el cierre de la trilogía que recorre la geografía, la memoria y el dolor del Chile contemporáneo Leer#ExpresionSonoraNoticias Tomado de http://estaticos.elmundo.es/elmundo/rss/cultura...

Actualizado Sábado,
18
diciembre
2021

02:15

El cineasta chileno estrena ‘La cordillera de los sueños’, el cierre de la trilogía que recorre la geografía, la memoria y el dolor del Chile contemporáneo

El cineasta chileno Patricio Guzmán.JAVIER BARBANCHOMUNDO

«Es chile un país tan largo, mil cosas pueden pasar», dice la canción final de la cantata de Santa María. Lo que se calla, por poco evidente quizá, es que también es hondo. O por lo menos de ello está convencido el cine de Patricio Guzmán (Santiago de Chile, 1941) que lleva medio siglo al menos levantado testimonio tanto de la longitud de su historia como de la profundidad del dolor. Memoria y sufrimiento. Sobre esos dos puñales, que también son pilares, transita pausada la mirada de un cineasta claro. El ya mítico documentalista autor de la colosal La batalla de Chile (1975-1979) presenta ahora La cordillera de los sueños. La película, que fue estrenada en el pasado Festival de Cannes, responde a ese empeño siempre renovado de Guzmán por hacer coincidir el ritmo del cine con el de la propia vida. «La velocidad a la que vemos y entendemos es fundamentalmente lenta», le gusta decir a este auténtico virtuoso de la lentitud.

«Parece una jugada del destino, pero sólo es un mal recuerdo», dice para explicar una de las muchas coincidencias con las que el destino tal vez ha querido hacerse notar ahora que su película ve la luz. La frase está referida a la muerte este último jueves de María Lucía Hiriart Rodríguez, más conocida por ser la mujer de Pinochet. «Fue un personaje secundario, pero terrible; una persona cruel que inspiró mucho de lo que hizo el dictador. Le empujó hacia su comportamiento violento. Es una figura tremendamente opaca. Imagino que la derecha se verá obligada a hacerle un funeral… Todo vuelve», afirma en el escenario entre suntuoso o sólo sobreactuado de la madrileña Casa de América.

El fallecimiento de la esposa del genocida es sólo eso: una muerte. Sin embargo, lo que le tiene a Guzmán en estado de excitación es lo que ocurrirá el domingo. Mañana mismo. En efecto, las elecciones «más importantes en el Chile reciente» (en sus palabras) también están ahí y chocan contra la actualidad del cine como rompen como las olas contra la certeza de las rocas. Queriéndolo o no, la cinta rodada en 2019 ya anticipa buena parte de lo por fuerza tendrá que pasar este fin de semana. «Todos estamos pendientes porque el resultado de la votación definirá si Chile continúa con las reformas para transformarse en una democracia liberal asimilable con el mundo civilizado o no. La democracia chilena, de alguna manera, empieza ahora. Lo que sucede es poco común con la extrema derecha reunida en torno a un candidato [José Antonio Kast]. Confío en que gane [Gabriel] Boric. Lo que no significa que los problemas vayan a acabar. Boric vivirá un periodo inicial lleno de peligros, pero lo importante es acabar la nueva Constitución y… seguir adelante», dice.

Para situarnos, La cordillera de los sueños completa un viaje a todo lo largo de la propia largura de Chile. Primero fue Nostalgia de la luz (2010), una película que hacía coincidir la transparencia del cielo del norte del país con la sequedad del suelo, la del desierto de Atacama. Arriba, los astrónomos escudriñan desde sus telescopios nuevas formas de vida y abajo, las viudas y madres buscan las momias de los desaparecidos de la dictadura. Luego fue Botón de nácar (2015), en el sur, más allá de la Patagonia, donde «los miles de mares que forman el mar» esconden los restos de los arrojados desde los aviones por las fuerzas represivas de Pinochet a la vez que guardan el testimonio de los indígenas tiempo atrás exterminados. «Nos quedaba la cordillera, una muralla árida, seca y dura que nos protege y aísla a la vez. Chile es un cárcel. Los Andes son una llamada constante y siempre presente. La cordillera nos dice siempre que Chile llega hasta ahí y que más allá no hay nada. La cordillera, que ocupa el 80% del territorio, ha determinado la historia», comenta para terminar de describir un camino al que, reconoce, le faltaría aún para ser completado del todo un viaje por su costa interminable.

Y en medio de todo, la memoria, la memoria histórica como verdadero y único destino de la obra del cineasta. «Hay una obligación en mi trabajo y en la de tantos otros como yo de recuperar un equilibrio necesario entre el pasado y el futuro. El problema es que la dictadura sepultó todo lo que había pasado antes de ella. Y cuándo llegó la democracia volvió a ocurrir lo mismo con respecto a la represión. El olvido no ha hecho más que sepultar la realidad y ha sido esa propia realidad la que ha acabado por imponerse y exigir lo que es suyo en la calle», dice.

Cuenta Guzmán que el momento de ilusión que vive ahora mismo su país es proporcional al de la incertidumbre que le atenaza. «Eso hace que vivamos un renacimiento de una derecha furibunda, agresiva y anacrónica». Y sigue: «Se vive un momento universal lleno de peligros, sospechas, acechanzas, falta de confianza… y eso hace que se haya orquestado un escenario lleno de miedos». «Pero», se corrige, «contra todo ello sólo cabe oponer el entusiasmo. Hay demasiado que hacer para dejarse vencer por ese miedo alentado desde la derecha. Hay que reescribir una nueva Constitución, hay que buscar donde están los partidos ahora que se han vaciado de militantes. Todo es futuro. Se inaugura un nuevo Chile dentro de la historia de Chile». Pausa. «Pero todo ese futuro no es nada sin tener presente el pasado».

-¿Y si gana Kast?

-Sería una pequeña frustración personal, además de un grave problema porque todos los conflictos sociales siguen ahí. En cualquier caso, no creo en la involución. Kast representa un Chile que ha desaparecido. Es un fenómeno casi oscurantista. Él y los que le apoyan buscan el futuro mirando hacia atrás. Va contra de las leyes físicas.

Chile, dice la canción, es un país tan largo. Mil cosas pueden pasar… mañana.

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