La iniciativa de reducción de costos «DOGE» de Elon Musk, inicialmente promocionada como un ahorro de billones de dólares, se enfrenta a un intenso escrutinio. Mientras Musk afirma un ahorro de 150 mil millones de dólares, nuevas estimaciones presentan un panorama drásticamente diferente. The New York Times informa que los costos asociados con los despidos masivos de Musk, las recontrataciones, la pérdida de productividad y las batallas legales podrían alcanzar, o incluso superar, esta cifra.
The Partnership for Public Service estima que los despidos y los gastos relacionados costarán más de 135 mil millones de dólares solo en este año fiscal. El Yale University Budget Lab agrega que la pérdida de 22,000 empleados del IRS debido a DOGE podría resultar en un déficit de ingresos de 8,5 mil millones de dólares en 2026. Estas cifras combinadas se acercan a los 145 mil millones de dólares, sin incluir los honorarios legales en curso. Un portavoz de la Casa Blanca intentó justificar los recortes destacando los costos potenciales de la inacción, aunque reconoció que los costos iniciales podrían ser más altos que en años posteriores.
Estas estimaciones arrojan serias dudas sobre el ahorro neto reclamado, especialmente considerando el historial de Musk de pronunciamientos financieros poco fiables. Además, la pérdida proyectada de ingresos del IRS representa un costo recurrente, socavando cualquier ahorro a largo plazo. El daño se extiende más allá de las finanzas; el enfoque de Musk ha degradado el estado administrativo y los servicios sociales, lo que sugiere que la iniciativa no se trataba de responsabilidad fiscal, sino de algo mucho más dudoso.
La agresiva estrategia de despidos de Musk, caracterizada por un enfoque de «dispara primero, pregunta después», ha resultado contraproducente. Los despidos injustificados han llevado a costosas recontrataciones y pagos retroactivos, mientras que la cancelación y el posterior restablecimiento de programas han desperdiciado recursos. The Times destaca el ejemplo particularmente atroz de perder personal altamente especializado, con un costo de hasta 1 millón de dólares por puesto en contratación y capacitación. El resultado es un gobierno potencialmente peor en funcionamiento a un costo comparable, si no mayor. El Seguro Social está bajo presión, la ayuda exterior se ha reducido y el IRS es menos eficaz para recaudar impuestos, mientras que los supuestos ahorros siguen siendo esquivos.
La experiencia de Musk finalmente podría forzar una recalibrarción. Su postura adversa hacia el trabajo organizado y su visión desdeñosa del gobierno como simplemente otra corporación han chocado con las realidades de administrar un sector público complejo. Los desafíos legales, junto con una posible reacción violenta contra Tesla, podrían finalmente moderar su enfoque. El resultado sugiere que la iniciativa DOGE de Musk, lejos de brindar los ahorros prometidos, puede haber infligido un daño significativo y duradero al público estadounidense.
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