El Reino Unido exportó más de 57.000 toneladas de residuos textiles a Ghana en 2024. Aproximadamente el 40% de esta ropa no se puede reutilizar y termina en vertederos ilegales.
- Ropa desechada de marcas del Reino Unido encontrada en humedales protegidos en Ghana.
- 57.000 toneladas exportadas en 2024 por Reino Unido, récord histórico.
- 40 % de la ropa no se puede reutilizar, termina en vertederos ilegales.
- Humedales Ramsar contaminados, hábitats de tortugas y aves en riesgo.
- 90 % de los residuos son fibras sintéticas, contaminan aire y agua.
- Microplásticos y PFAS podrían afectar salud humana y biodiversidad.
- Riesgo creciente de inundaciones por obstrucción de los cauces naturales.
ROPA DESECHADA POR MARCAS DE MODA RÁPIDA DEL REINO UNIDO TERMINA EN HUMEDALES PROTEGIDOS DE GHANA
Una investigación conjunta de Unearthed y Greenpeace África ha revelado una crisis ambiental creciente: ropa desechada de marcas británicas como Marks & Spencer, George at Asda y Next está siendo arrojada en el humedal protegido del Delta del Densu, en las afueras de Acra, Ghana.
Además de este hallazgo alarmante, se descubrieron prendas de Zara, H&M y Primark acumuladas en márgenes fluviales cercanos. Esto confirma que el problema es sistémico y que las marcas siguen generando residuos sin responsabilidad ambiental efectiva.
GHANA, DESTINO DE LOS DESECHOS TEXTILES
Cada semana, Ghana recibe alrededor de 15 millones de prendas usadas, en su mayoría procedentes del hemisferio norte. Solo en 2024, Reino Unido exportó cerca de 57.000 toneladas métricas de residuos textiles al país africano, colocándose como el principal exportador.
El vertedero de Kpone, inaugurado en 2013 con fondos del Banco Mundial y diseñado para durar hasta una década, colapsó en cinco años debido a la avalancha de textiles.
En 2019, los gases acumulados por las fibras sintéticas provocaron un incendio que duró ocho meses, liberando contaminantes al ambiente.
NUEVOS VERTEDEROS EN ZONAS PROTEGIDAS
Actualmente, alrededor del 40 % de cada fardo de ropa usada que llega al país no puede reutilizarse ni venderse. Como consecuencia, se han creado nuevos vertederos informales, incluyendo dos dentro del Sitio Ramsar del Delta del Densu, y uno más en la cuenca alta del río.
Estos depósitos no están revestidos ni tienen sistemas de mitigación de contaminación, lo que los convierte en focos activos de degradación ambiental.
UN ECOSISTEMA EN COLAPSO
El Sitio Ramsar del Delta del Densu alberga manglares, marismas y salinas, y es hogar de más de 50 especies de aves acuáticas y de tortugas marinas vulnerables y en peligro de extinción, como la tortuga olivácea, la laúd y la verde. La acumulación de basura textil amenaza este hábitat único.
Habitantes locales reportan una caída drástica en la pesca, y los pescadores deben desenredar prendas de sus redes. También han notado que el agua del río ha cambiado de color y olor, volviéndose inutilizable para el consumo.
IMPACTOS EN LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE
Greenpeace África determinó que el 90 % de los residuos textiles contiene fibras sintéticas como poliéster o nailon, las cuales liberan microplásticos y sustancias químicas como PFAS.
¿Qué son los PFAS?
Los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) son un grupo de compuestos químicos sintéticos ampliamente utilizados por su resistencia al agua, al aceite y al calor. Se encuentran en productos como textiles impermeables, envases de comida rápida, utensilios antiadherentes y espumas contra incendios. Lo preocupante es que estos compuestos son extremadamente persistentes en el ambiente y en el cuerpo humano, lo que les ha valido el apodo de “químicos eternos”.
Debido a su resistencia a la degradación natural, los PFAS se acumulan en los ecosistemas, el agua potable y los tejidos vivos, incluyendo humanos. Estudios científicos los han relacionado con una serie de problemas de salud, como alteraciones hormonales, inmunodepresión, infertilidad, daño hepático y ciertos tipos de cáncer. Aunque algunos PFAS han sido prohibidos en países desarrollados, muchos aún se utilizan libremente en la industria textil global, especialmente en países sin regulaciones ambientales estrictas.
Estas sustancias pueden acumularse en organismos acuáticos y humanos, provocando daños físicos, alteraciones hormonales y enfermedades a largo plazo. Además, la incineración de ropa empeora la calidad del aire y aumenta la presencia de partículas tóxicas en las comunidades cercanas.
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Este desastre no es solo una advertencia, también es una oportunidad para repensar el modelo de producción y consumo textil. Existen soluciones tecnológicas y sostenibles que pueden reducir el impacto ambiental del sector de la moda:
- Reciclaje textil avanzado, que separa fibras sintéticas y naturales para su reutilización industrial.
- Economía circular aplicada a la moda, reduciendo el volumen de residuos y fomentando la reutilización local.
- Energía renovable en la producción textil, disminuyendo la huella de carbono de las fábricas.
- Trazabilidad con blockchain y etiquetas inteligentes, que obliguen a las marcas a hacerse responsables de sus productos hasta el final de su vida útil.
La adopción de estas tecnologías y marcos legislativos más exigentes podría transformar la industria textil de una fuente de contaminación a un modelo regenerativo, alineado con los objetivos de sostenibilidad global.
El vertido de ropa usada en ecosistemas vulnerables como el Delta del Densu es inaceptable. Las marcas, los gobiernos y los consumidores deben actuar ahora. La sostenibilidad no es una opción, es una urgencia.
Vía UK brands found in ‘fast fashion graveyard’ in African conservation area – Unearthed
#Sonora #Expresion-Sonora.com Tomado de http://ecoinventos.com/
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