“Mujer íntegra, mujer digna”, define, sin pudor, Ricardo Monreal a Sandra Cuevas, ante el asombro de todos – Norman F. Pearl

Hemos sido testigos en la aparición de una nueva “estrella” de la política circunstancial, de la inducida, de la manipulada para antojo de unos cuantos que apuestan por el control, inclusive en el escándalo y el libertinaje.

Es este, un robusto personaje que vive una “adolescencia tardía”, que le impide ser adulto, pero le permite satisfacer sus fantasías de cuentos infantiles al precio que sea. Su premisa incontestable: “sólo se vive una vez”.

Antes le antecedieron, Lilly Téllez, Xóchitl Gálvez, López Rabadán y la sobrina calderonista, Mariana Gómez del Campo, que celebran sus “inocentes juegos” sin apenas darse cuenta de la gravedad en que incurren.

Sandra Xantall Cuevas Nieves es aquella sólida simpatizante del Movimiento de Regeneración Nacional, que alguna vez, a principios de 2021, exclamara con pasión: “Ya dos años de transformar este hermoso país, desde mi trinchera, continuaré dando lo mejor de mí para contribuir al proyecto de nación de mi presidente Andrés Manuel López Obrador”.

El amor duró muy poco, la vida –y su amigo Ricardo Monreal– le tenía reservado otro camino, justamente contrario a la cuarta transformación.

En marzo de 2021, la atípica alianza bordada por el hijo del empresario Claudio X. González, compuesta por el PAN, el PRI y el PRD, anunciaba su candidatura por la alcaldía Cuauhtémoc.

Y como dice el refrán,“A río revuelto, ganancia de pescadores”, la pequeña Sandra no entendía cómo las desavenencias dentro de Morena y la designación de una candidata con un gran desgaste, como Dolores Padierna, le estaban dando un triunfo inesperado.

Cuevas no tenía pasado político apreciable, carecía de un discurso que conmoviera a nadie y tampoco arrastraba capacidades cognitivas especiales.

El 2 de junio, tomaría protesta con la solemnidad de una reina. Pediría pusieran una alfombra roja para transitar como modelo hasta el estrado. Cumpliría, sin duda, alguno de sus sueños infantiles, pero también daría motivos para la controversia y el desprecio ciudadano.

Desde ese día, Sandra vive al “filo de la navaja” con la impunidad que le dan sus patrocinadores.

El 11 de octubre de 2021 fue presentada una denuncia penal por legisladores de Morena ante la Fiscalía General de Justicia (FGJ) en su contra por ejercicio abusivo de funciones y distracción de recursos públicos.

El 17 de marzo de 2022, Sandra fue vinculada a proceso por una juez del Reclusorio Preventivo Norte por los delitos de abuso de autoridad, robo y discriminación. Unos días después, la polémica alcaldesa aceptaría haber incurrido en los tres delitos y ofrecería una disculpa pública.

El 25 de mayo de 2022, el poder judicial emitiría una sentencia que determinaba que la alcaldesa habría incurrido en abuso de funciones al cerrar de manera dolosa el deportivo Guelatao, ocasionando perjuicio económico a la alcaldía Cuauhtémoc.

El 27 de mayo, Cuevas recibió una multa y una advertencia de arresto, por incumplir una sentencia en favor de los vecinos de la colonia Juárez.

El pasado jueves 26 de enero, la Contraloría General de la Ciudad de México denunciaba la existencia de 13 paquetes con volantes y lonas en la alcaldía Cuauhtémoc con propaganda en contra de la jefa de gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum. Sandrita, fiel a su estilo, con la violencia que le caracteriza, acusó a Sheinbaum por desplegar un operativo de granaderos en su oficina, arengando a sus familiares y empleados: “¿A quién le vamos a partir su madre?”, contestando un coro por ella encabezado, ¡A Claudia!

Más tarde confesaría, que TODOS los días empleados de la misma distribuyen volantes calumniosos. Rafael Barajas (el Fisgón, monero) haría un tuit con su habitual picardía, “Cada que abre la boca Sandra Cuevas se contradice: dice que los volantes contra Claudia Sheinbaum no existen, pero dicen la verdad y que los distribuye. Demanda al contralor que la agarró haciendo guerra sucia. La cucú-Cuevas es violenta, clasista y está desubicada”.

Debemos tener claro que, a partir de sus propias declaraciones, ella confiesa haber cometido delitos por el uso de recursos públicos, materiales y humanos en contra de la alcaldía Cuauhtémoc que gobierna.

Dentro de las excentricidades de la señora podemos destacar, por ejemplo, su obsesión porque todos los empleados y funcionarios de la entidad a su cargo ¡aprendan a marchar!, para ello dedican espacios de tiempo en su jornada diaria.

Los desplantes militares de esta joven adolescente nos recuerdan a Felipe Calderón cuando intentaba usar un traje del ejército que en ningún sentido llenaba.

Sandra Cuevas es una mujer rijosa, violenta y sin escrúpulos, tampoco cuenta con una educación cívica esencial que le distinga, luego al contrario, tiene los ingredientes básicos para ser manipulada en cualquier objetivo de sus “titiriteros”.

A pesar de su discurso reiterado, es notable su ignorancia (“dime de qué presumes y te diré de qué careces”). Se enorgullece de contar con dos maestrías, haber estudiado en diez países y ser “doctorante”. Algunos se interesaron por sus “grados” y las academias que las promovieron. Es así que sabemos que cuenta con una licenciatura en comercio internacional y una dudosa maestría en derecho fiscal y administrativo expedida por un negocio intermediario de la SEP que reparte “grados” a diestra y siniestra, y que le basta “generar conocimiento” desde un local en Municipio Libre 103. Aquí también “estudia” su doctorado.

Hay un vicio recurrente de algunos estudiantes por imponerse “pregrados” sospechosos desde los primeros días de estudio. Los más populares son: “maestrante” y “doctorante”. Pronto veremos a los “licenciantes” en sus primeros días universitarios.

Y sí, Sandra NO es una mujer digna ni íntegra, como pretende defender Monreal, quien regala virtudes y capacidades a quien no las tiene, poniendo en riesgo su credibilidad como juez ante hechos indefendibles.

Defender a Cuevas es un vulgar desprecio a la inteligencia colectiva que ve asaltado su derecho al libre albedrío y cuestionamiento a conductas indebidas.

A la pequeña Sandra alguien la tiene que aterrizar y sancionar, y tal parece no será el senador Monreal quien lo haga, pues se solaza al presenciar la ignominia donde se hunde su estrafalaria protegida, como sucedió con Gibrán, el otro adolescente que perdiera la brújula y caminara directo al precipicio.

Mezquina cosa es la buena suerte. Su falso parecido con el verdadero mérito engaña a los hombres.

Víctor Hugo

(Visited 24 times, 24 visits today)

Last modified: 30 enero, 2023Tomado de https://lalupa.mx/