septiembre 15, 2025

Mito y desencanto en Cuba 

“Habrá personajes –dentro y fuera de Cuba—que quieran ver El mito y el desencanto, de Andrés Ordoñez como un ejercicio de retórica contrarrevolucionaria. No es ni lo pretende serlo. Su libro simplemente describe de manera impecable cómo se construyó una identidad...

El laberinto del mundo

José Antonio Lugo

Andrés Ordoñez es escritor y diplomático mexicano, especialista en Fernando Pessoa (su libro Fernando Pessoa: un místico sin fe, está publicado en Siglo XXI). Tiene también Devoradores de ciudades: cuatro intelectuales en la diplomacia mexicana (Cal y Arena) y varios libros de poesía, entre otros. Acaba de salir en la editorial Ariel El mito y el desencanto: literatura y poder en la Cuba revolucionaria.

El autor parte de una premisa: «El estudio de la evolución de los productos literarios arroja luz para comprender el sentido y la dimensión íntimos del fenómeno revolucionario». Así, desde la literatura, señala una etapa prerrevolucionaria que va del realismo naturalista a una modernidad estilística y temática, cuya figura más relevante fue Alejo Carpentier.

Y de 1960 a la fecha, señala cinco etapas en la Revolución Cubana: la primera, que termina con la estigmatización del comandante Huber Matos y el rompimiento con el sector republicano del Movimiento 26 de julio; la segunda arranca en 1961 con la filiación a la doctrina marxista, la muerte del Che Guevara, la invasión de Checoeslovaquia y la crítica de intelectuales internacionales al caso Heberto Padilla; la tercera etapa está marcada por el éxodo masivo en 1980 desde el puerto de Mariel, y la cuarta por la ruptura con la Unión Soviética después de la caída del muro de Berlín, la muerte por traición del general Arnaldo Ochoa y el advenimiento del Periodo Especial.

Ordoñez describe el experimento de la revista Lunes de Revolución –donde escribía Guillermo Cabrera Infante–, que provocó que Fidel Castro señalara: «¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no revolucionarios? Dentro de la Revolución, todo; contra la revolución, ningún derecho», lo que propició la salida de Carlos Franqui y del autor de Tres tristes tigres, que se exilió en Londres. 

Más adelante, el autor analiza la influencia del krausismo en el pensamiento de José Martí y cómo ese trasfondo católico terminó nutriendo a la revolución cubana, toda vez que, afirma: «Los comunistas cubanos de mediados del siglo XX eran enfáticos al afirmar su ateísmo, pero vivían su militancia de manera religiosa, en términos de su enjundia política y su disposición al sacrificio». Un sacrificio estoico que se vuelve realidad en la aceptación de condiciones socioeconómicas que terminaron atentando contra la dignidad que la Revolución quería alcanzar para toda la población. 

El Caso Padilla trajo consigo una carta a Fidel Castro expresándole «nuestra inquietud debida al encarcelamiento del poeta y escritor Heberto Padilla y pedirle examine la situación que este arresto ha creado», misiva firmada por Simone de Beauvoir, Italo Calvino, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa y Jean Paul Sartre, entre varios más

En el capítulo final, que da título al libro, Ordoñez apunta que la guerra en Angola, el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa –un verdadero líder popular, que pudo haber sido quien llevara a cabo la renovación política generacional en la isla– y el Periodo Especial, trajeron consigo que los cubanos se vieran –se vean– a sí mismos de manera diferente a como la retórica oficialista describía –describe–. A partir de 1990 surgen otros narradores, Leonardo Padura y, de manera destacada, Pedro Juan Gutiérrez, quien con su Trilogía sucia de La Habana (publicada por Anagrama) describe «la degradación generalizada del conjunto social y sus ambientes».

Habrá personajes –dentro y fuera de Cuba– que quieran ver El mito y el desencanto, de Andrés Ordoñez, como un ejercicio de retórica contrarrevolucionaria. No lo es ni pretende serlo. Su libro simplemente describe de manera impecable –por sus fuentes y por el análisis académico de la génesis de las ideas– cómo se construyó una identidad nacional entrelazada con un mito revolucionario y cómo la realidad de la vida cotidiana y de la relación de Cuba con sus ciudadanos ha terminado por resquebrajar una narrativa, digámoslo así, oficial. Creo que el libro de Ordoñez será, ya es, un libro de referencia, tanto para aceptar lo que propone como para intentar rebatirlo. En Cuba, como en nuestro país, el debate a partir de las ideas y no de las consignas debe ser bienvenido y alentado.  

Tomado de https://morfemacero.com/