Mi hijo ya tiene su primer móvil. Como experto en Android, estos son los cinco aspectos básicos que he tenido presente

Mi hijo ya tiene su primer móvil. Como experto en Android, estos son los cinco aspectos básicos que he tenido presente

Tomado de https://www.xatakandroid.com/feed

A todos los padres nos llega el temido momento en el que nuestros hijos nos piden su primer teléfono. ¿A qué edad dárselo? Los expertos coinciden en que la mejor edad para entregar un smartphone son los dieciséis años. Fue más o menos lo que seguí yo, aunque con otro enfoque: nada de SIM ni redes sociales ni WhatsApp hasta que fue un adolescente.

Con la casa repleta de pantallas, de todos los tamaños, resoluciones y tipos de dispositivo, resulta imposible negárselas a un niño. Al fin y al cabo, terminan imitando lo que ven, por lo que me parece hipócrita negarle algo que yo hago continuamente. Así que nos planteamos unos límites estrictos: control diario de pantallas, cero datos móviles y nada de contacto social desde el teléfono. Estrictos, pero no draconianos.

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Las pantallas son un problema, el contacto social sin control es peor


Imagen creada con GPT-4o

Debemos asumir que la sociedad que nos envuelve ahora no es la misma que teníamos cuando yo era un niño. Si en mi época lo habitual era mantener las relaciones sociales cara a cara y no las extendíamos más allá del tiempo que durase el contacto, la hiperconexión de ahora ha facilitado que los niños y adolescentes puedan relacionarse en cualquier momento. Esto no tiene por qué ser malo, odio eso de «cualquier tiempo pasado fue mejor». Sí se necesitan otros enfoques y métodos, nada más.

Igual que no le daría una motosierra a alguien que no esté preparado para asumir la peligrosidad de la herramienta, tampoco le he dado un smartphone completo a un niño que aún no sabe cómo gestionar su comunicación. Y el «completo» tiene notable importancia para mí, porque mi hijo tiene su smartphone para jugar a sus juegos preferidos. Seleccionados por mí, que no requieran conexión y que no tengan anuncios.

Lo más delicado para los niños y adolescentes es el acceso a Internet del smartphone. Es aquí donde siempre he incidido

Los expertos de juventud e infancia recomiendan no darles una pantalla a los niños hasta los seis años y que de seis a doce no tengan alcance a un dispositivo con conexión a Internet. El calendario en función de la edad queda de la siguiente manera:

  • De 0 a 3 años: cero pantallas. Los padres deben evitar la exposición de sus hijos a cualquier dispositivo digital.
  • De 3 a 6 años: cero pantallas, aunque con excepciones. En el caso de que se use un dispositivo para mantener el contacto con algún familiar, y siempre que dicho contacto se haga bajo la supervisión, sí estaría permitido. Además, los expertos desaconsejan que los adultos usen dispositivos móviles en presencia de los niños.
  • De 6 a 12 años: si los niños usan dispositivos móviles, éstos no deben disponer de acceso a Internet. Los adultos deben supervisar el tiempo de uso y el contenido al que acceden.
  • De 12 a 16 años: los dispositivos móviles pueden tener acceso a Internet, pero deben disponer de un control parental que permita limitar el tiempo de uso y el contenido. La idea es retrasar el acceso al smartphone lo máximo posible: los expertos recomiendan darle a los menores un móvil «tonto».

Bajo mi experiencia tras cumplir gran parte de estos pasos sin haberlos conocido en su momento, creo firmemente que la política de cero móviles no funciona y que cuanto más prohibamos algo a nuestros hijos más se empeñarán en hacerlo. Porque, ¿se nos ha olvidado cómo pensábamos cuando teníamos su edad? Mi receta es controlar el uso, limitar lo que pueden hacer y dejar que adquieran el conocimiento y responsabilidad de tener su propio dispositivo.

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  • La edad es clave: debe mostrar responsabilidad. Creo que ceñir la franja de administración a una edad concreta puede no ser lo apropiado, cada niño madura de una forma diferente. Si muestra interés, tiene cuidado de sus cosas, no es celoso de sus posesiones, sabe cómo mantener una buena relación con la tecnología… puede ser apto para su primer smartphone. Creo que, igualmente, no antes de los doce años.
  • Nada de redes sociales ni apps de mensajería. En esto fui estricto: si quiere comunicarse con algún amigo o familiar, que lo haga con los móviles de sus padres. Ni WhatsApp ni Instagram ni TikTok ni similares. En mi caso particular, hasta los 16 mi hijo no tuvo su WhatsApp. Y porque tampoco quería que perdiera el contacto con sus compañeros.
  • Sin tarjeta SIM y con las redes WiFi limitadas. Creo que hay que ser inflexibles con esto, Internet y todo lo que conlleva requiere un aprendizaje y conocimiento en profundidad. Hay que enseñar a nuestros hijos cómo navegar con seguridad, todos los peligros que se esconden tras los contactos desconocidos y cómo lidiar con las amenazas que nos llegan diariamente al móvil. Sin SIM hasta que no pueda tener WhatsApp, 16 años en mi caso.
  • Exclusivo para juegos y, como mucho, algún vídeo de YouTube. Creo que el móvil es una consola más. Así que, si mi hijo tiene acceso a las máquinas de casa, puede tener su propia consola hecha smartphone. Dado que le apasionan los juegos (sorpresa), él tuvo antes de la adolescencia un Android para jugar. Muy básico al inicio, lo fui mejorando conforme crecía y necesitaba más prestaciones. Como una buena cámara para sus fotos.
  • El smartphone debe ser una recompensa al esfuerzo. Otro aspecto clave para mí: no creo que tenga sentido darles un gama alta solo porque lo pidan. Un Android decente se basta y se sobra para que jueguen y vean vídeos, también cuando ya adquieran su SIM y tengan WhatsApp. ¿Que quiere un gama alta? Tendrá que ganárselo.

Imagen de portada | Iván Linares

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