septiembre 22, 2025
'Me gustaría interpretar un personaje homosexual': Joaquín Cosío

‘Me gustaría interpretar un personaje homosexual’: Joaquín Cosío

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“Decías que no eres galán, pero ¡para mí eres mi Brad Pitt nacional!”, dijo una mujer en directo y al micrófono hacia el actor mexicano Joaquín Cosío, quien se sonrojó con tal comentario durante la master class Actuar o morir que ofreció en el Centro Universitario de la Costa (Cucosta), de la Universidad de Guadalajara, en el marco de la 67 Edición de los Premios Ariel.

“¿En cuáles mariscos nos vamos a ver?”, correspondió Cosío ante tales flores frente a un auditorio abarrotado, donde compartió su experiencia como actor, sus anécdotas cinematográficas y alguna que otra recomendación a la comunidad académica y artística, que lo cuestionó durante largo rato.

“¿Qué les recomiendas a los jóvenes que tienen su primera película y de repente queda guardada?”, le preguntó el actor Edgar Treviño, protagonista del filme Temporada de huracanes (2023), de entre las butacas.

“El primer consejo es que estudien computación, sistemas digitales, esas cosas de ahora. Eso es un consejo muy sano. Si no, pueden estar en un conflicto, porque la vida el actor, como tal, no es sencilla para nada. Nos olvidamos de la fama, de hacernos ricos rápido. No hay forma.

“Pero si lo que tienen es pasión, es lo fundamental. Si ya probaron esa sensación de estar rodando, ya mordieron la manzana del árbol prohibido, porque quien pisa un escenario, quien pisa un set, necesariamente va a querer repetir la experiencia. Entonces, háganlo en la medida de lo posible, hagan lo necesario. Lo harán. Quien está inoculado por ese veneno espléndido, lo van a buscar y van a superar seguramente los obstáculos, que son muchos.

“Por eso, no exagero. Si puedes, si estás a tiempo, estudia algo que tus papás siempre te van a exigir. Si tú les dices que quieres ser actor te van a decir: ‘sí, hijo, sí, pero ya mañana te vas a inscribir a la universidad a estudiar computación’. Entonces, la vocación se tendrá que imponer necesariamente. Síganla, obedezcan a su instinto. Es lo único que a lo mejor funciona.

“El instinto, ese pequeño olor que nos llama y nos jala a un lugar, aunque todos digan lo contrario, que todos te digan que ese camino no es el correcto, la vocación tendrá que imponerse. Y háganle caso a sabiendas de que fácil no va a ser. No podría decir otra cosa”, compartió el nacido en Tepic, Nayarit, reconocido por personajes como El Mascarita en la película Matando Cabos, El Cochiloco en El infierno y recientemente el Capitán Bedoya en la serie Las muertas.

EN BUSCA DE UN ACTO POÉTICO

Para el actor y también poeta, el arte es una aspiración y así lo explicó.

“No soy de ninguna manera un maestro en escritura, pero escribo. Alguna vez me di cuenta de que ese momento en el que construyes un poema, en el que entras en un universo muy muy personal, donde te cierras al mundo y empiezas a descubrir imágenes, pensé: ¿y por qué yo no actuando puedo llegar a esos estados? O sea, ¿por qué la actuación no puede también convertirse en un acto poético?

“Esto es nuevo, a nadie se lo ha dicho, ¿por qué no actuar debe de tener esa aspiración igual? Esa aspiración de convertirla en un hecho poético, independientemente de que tu personaje sea lo que sea. Y eso es una aspiración. No digo que lo consigo.

“He visto películas donde me asombré y dije ‘wow, bien, esa escena me gustó’. Otras donde evidentemente quieres desaparecer, pero tienes que aspirar. El arte es una aspiración, por eso se produce y se produce, porque se busca eso”, detalló el ganador del Premio Ariel en 2011 a Mejor coactuación masculina por su trabajo en El infierno.

Acerca de las producciones hollywoodenses en las que ha estado, como Quantum of Solace (007 Quantum), de 2008, precisó que para él no existen personajes grandes o pequeños.

Cosío destacó que para él no hay diferencia en ser parte de un corto o un largometraje.

“La exigencia es la misma. No por ser un papel pequeño, tienes tú que actuar con menor energía, de ninguna forma. Yo le tengo respeto a mi trabajo como actor en ese sentido.

“Creo que puedes estar en un James Bond o estar haciendo El Mascarita. La diferencia es que los caterings del James Bond son maravillosos. Y los de acá pues son arrocito con frijoles y una pechuga, pero igualmente buenos”, dijo.

NUNCA ES TARDE PARA INICIAR

Una joven bailarina de ballet folklórico, de 29 años de edad y 21 de bailar, preguntó al actor de 62 años cuándo le llegó su primer sí en la actuación, pues ella, aspirante a incursionar en este ámbito, sentía que estaba tarde para ello.

Nunca es tarde. Yo empecé grande, a los 30 y tantos. Tenía 40 años cuando hice mi primera película. La casualidad o por lo que quieras, me llevó a hacerlo. Yo estaba en la Ciudad de México, iba a una agencia de casting para comerciales o cositas así. Me dijeron ‘¿quieres venir a castear?’. Cuando terminé, uno de quienes hacían casting ahí, los que manejaban la cámara, me ve y me dice: ‘oye, espérate, mira…’. Y me dio el papel, El Mascarita famoso, me lo dio así. Me dijo ‘toma, léelo’.

“Me voy a mi casa y me hablan y me dicen ‘tienes el callback’, o sea, la segunda llamada para ver si te puedes quedar. Un amigo me dijo ‘no te emociones, están llamando también a Jesús Ochoa’, otro actor muy talentoso. Me puse a hacer ahí mis poses de luchador, lo que yo sabía hacer y me quedé en esa película. Todo vino de una casualidad. La suerte es muy importante y saber esperar. Si en este momento sientes que te jala la actuación, búscala”, acotó y pidió que no lo aplaudieran: “voy a pensar que digo cosas interesantes”. Así que los aplausos siguieron tras cada respuesta.

EXPLORAR LOS CONTRASTES

Ante el cuestionamiento de lo que le falta aún hacer en cuanto a personajes e historias, Joaquín Cosío reveló que le interesan los que son vulnerables.

“Entre los actores, el papel más complicado es el que viene, el que sigue. Estar actuando es una aspiración, porque nunca llegas. Es un ser vivo y tú eres tú. Hacer esa compaginación entre aquel ente imaginario y tú, con tus limitaciones físicas, con tu corporalidad que no la puedes cambiar, es una conciliación que tienes que hacer.

“Soy de los que creen que se puede llegar lejos. No me conformo. Personajes que me hubiera gustado interpretar es en teatro. En teatro existen grandes personajes y es el lugar de los personajes, ahí están escritos desde la antigüedad.

“Hay uno en particular que me gustaría mucho, que siempre lo he leído, de la obra Woyzeck, de Georg Büchner, que es un personaje enfermizo y muy vulnerable, que no tiene mucho que ver conmigo. A mí me dan siempre personajes robustos, obviamente. Y ese personaje es una fragilidad impresionante, a quien lo utilizan como conejillo de indias. Me gustan esos personajes vulnerables, porque están alejados de lo que yo soy o de lo que yo parezco”, dijo.

También le interesaría interpretar a un personaje homosexual: “Tiene una complejidad impresionante también. Hacerlo a partir del estereotipo, pero que fuera verosímil y real y que no se quede en la caricatura vulgar y básica, pero que tiene esa fragilidad también”.

Cosío habló de sus personajes, muchos de ellos de carácter violento, que contrastan con su propia personalidad.

“¿Por qué me escogen para personajes de esa índole? Es lo que me dice mi hermana ‘¿por qué nunca te la dan de galán?’. El cine también es una imagen. Soy voluminoso, tengo un rostro que pudiera ser adusto. Entonces son los personajes que en un principio me dieron, me ofrecieron. Llega el famoso El infierno, el Cochiloco, y de ahí recibí no sé cuántas invitaciones para hacer personajes similares y no acepté ninguno, independientemente de las ofertas económicas.

“No me puedo quitar esta imagen. Acabamos de hacer una serie que está teniendo bastante éxito, Las muertas, de Netflix, de Luis Estrada, y ahí también el personaje es adusto. Pero siempre he procurado que tenga posibilidad de cambiar, como el mismo Cochiloco en un momento catártico cuando le matan a su hijo”, relató.

Particularmente de este director expresó “es muy estricto y no le gusta la improvisación”, pues trabaja mucho tiempo en el guion de sus películas y le interesa que los actores lleven el texto bien aprendido.

“Que venga el actor que no se sabe el texto y luego que me lo improvise, es algo que rechaza rotunda y radicalmente. Llevo cuatro películas, me parece, con él y ya tengo la experiencia suficiente para saber qué es lo que está esperando. En Las Muertas trabajó con cerca de 40 actores y corrió a un par luego de que les dijo: ‘vete a tu casa a aprender el texto y cuando te lo sepas, regresas’. Obviamente ya no regresaron”, contó a manera de secreto.

Al finalizar, el actor fue abordado por los asistentes, a quienes firmó autógrafos y complació con fotos hasta su salida del recinto, como todo un “Brad Pitt” mexicano.

UNA FRASE

“A mí me interesa que los personajes se humanicen. La contradicción del error es lo que nos hace humanos, definitivamente, ser vulnerables, ser susceptibles de sufrir o de padecer. Eso es lo que de alguna forma me atrae y busco.”

“(La actuación) es una pasión, una obsesión que va más allá de la vida ordinaria. A mí me encanta la vida cotidiana, la vida diaria, y creo que ahí es donde está el venero del cual los actores nos abastecemos, de salir a la calle y ver a los demás.

“Es una vocación inevitable. Yo nunca tomé la decisión de ser actor. Es algo que de pronto ocurrió. En algún momento hice teatro y algo pasó. Me gustó y continué, tuve la suerte de continuar teatro y luego, de pronto estaba, ya en la Ciudad de México. Todo ocurrió de manera vertiginosa. Es una carrera de persistencia”, dijo.

Compartió que la fama llegó un día en el Metro Barranca del Muerto, cuando dos policías lo siguieron mientras él bajaba las escaleras eléctricas: “Nadie me conocía. Entonces se me acercan y yo, a ver qué va a pasar, y me dicen ‘¿usted es El Mascarita?’. Es el primer momento donde yo pasé del feliz anonimato y, en adelante, la vida cambió bastante”.

¿TELENOVELAS? Y POR QUÉ NO

Joaquín Cosio señaló que en el ámbito de la cultura en México son tiempos complicados.

“El país no está pasando por uno de sus mejores momentos. No soy optimista del futuro del país y mucho menos de la cultura, que, ya sabemos que siempre es recortable, es susceptible de ser considerada un elemento fundamental para el crecimiento de una comunidad. La cultura merece que nos volteen a ver”, dijo.

Señaló que por ahora está desempleado: “He tenido cosas pequeñas”.

   -¿Aceptaría una telenovela?

“Sí, por supuesto. No es lo mío, no tengo ningún prejuicio al respecto. Que la gente las vea, me parece formidable, aunque no me llama mucho la atención”.

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