El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
Para Ángel González Amozurrutia y su Vania,
deseando tu total y pronta recuperación.
- Juan García Ponce
Como crítico de arte, el autor del cuento de “El gato”, de novelas como Inmaculada o los placeres de la inocencia, y de libros de crítica literaria como Cruce de Caminos y Las huellas de la voz, se convirtió en quien dio voz a los pintores de la llamada Generación de la Ruptura, a partir de dos libros icónicos, publicados en 1968 y 1969: La aparición de lo invisible y Nueve pintores mexicanos (Fernando García Ponce, Lilia Carrillo, Alberto Gironella, Gabriel Ramírez, Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Francisco Corzas, Arnaldo Coen y Roger Von Gunten). Sobre este momento histórico se presentó en el Museo de Arte Moderno la exposición llamada precisamente “La aparición de lo invisible”, que rinde homenaje al gran crítico.
Él, Manuel Felguérez y Jorge Ibargüengoitia fueron alumnos de los hermanos maristas y boy scouts. Juan García Ponce se casó con Mercedes Oteyza -madre de sus hijos- y, después de una ruptura, Meche se casó con Manuel -quien había estado casado con Lilia Carrillo-.
Sobre Felguérez, García Ponce escribió un libro publicado por la UNAM, del que rescato un párrafo al que le quité los conectores y lo convertí casi en un haikú: “En el silencio de la creación / la voluntad de la forma / el rumor del espíritu”.
Tengo la fortuna de haber estado cerca de los tres: de Juan, de quien fui escriba, de Manuel, que siempre me trató con amabilidad, y de Meche, con la que hace poco comimos Paloma Torres, Esteban García Brosseau -el hijo de Fernando García Ponce-, Luis Ignacio Sáinz y el de la voz.
- Manuel Felguérez
Gracias a la generosa donación de 35 obras gráficas individuales y tres carpetas, producidas entre 1986 y 2019, que Mercedes Oteyza le hizo al Museo Nacional de la Estampa (MUNAE) se crea la exposición que hace unos días se inauguró en dicho recinto.
La curadora Lilia Prado señala: “La gráfica para Felguérez no fue un medio subordinado, sino un campo de invención formal donde pudo liberar estructuras, probar composiciones y jugar con el azar controlado de matices y soportes”.
Creo que estas palabras aplican a toda la obra del Maestro. Un juego controlado, riguroso, conceptual, divertido y gozoso. En la muestra podemos apreciar cuadros de la etapa geométrica, ejercicios como la serie de 12 estampas Ciudad en Movimiento, una escultura y diversos cuadros anteriores a la etapa puramente geométrica.
Sobre él, escribió Octavio Paz: “Un arte que tiene el rigor de una demostración y que no obstante, en las fronteras entre el azar y la necesidad, produce objetos imprevisibles. Los objetos de Felguérez son proposiciones visuales y táctiles: una lógica sensible que es, asimismo, una lógica creadora”.
Se aprecia en la muestra también un par de obras de las 24 serigrafías que conforman el libro Diferencia y continuidad, que dialogan con el mismo número de aforismos que escribió para tal efecto Juan García Ponce. Pensamientos que el escritor me dictó cuando fui su escriba, en el ya muy lejano 1984.
- Gilberto Aceves Navarro
En el mismo MUNAE se presenta otra donación, en este caso la que realiza su hijo Juan Aceves de 329 grabados. El curador de la muestra, Luis Ignacio Sáinz, señala que Gilberto Aceves Navarro supo “dolerse por el descendimiento de la cruz y la decapitación de Juan ‘el Bautista’, regodearse en la concupiscencia como premio del más terrible de los Habsburgo, Felipe II; ser custodio invisible de los apetentes originales Eva y Adán; asumirse cronista taurino que homenajea a Goya y voyeur del estupro de Leda por Zeus; espía de Rembrant, Jan Six y las modelos; habilitado retratista de arañas casi en pasarela; testigo de próceres y diletante sin fin, degustador de papas en tributo a Van Gogh, testigo de las músicas de don Rufino, y un interminable etcétera”.
Me gustaron especialmente Venus Gorda (1978, serigrafía a dos colores); El beso 3 (aguatinta y aguafuerte p/color, 1991), la serigrafía Leda y el cisne (1999) y Las vacas de Torreón 1 (1995, aguatinta y aguafuerte al azucar. P.A. 5/6). Como afirma Jorge Alberto Manrique: “Aceves Navarro es el más arriesgado de los artistas de su generación; crea una atmósfera fantasmagórica que es propiamente su estilo”.
El ojo crítico capaz de traducir en palabras lo invisible; la lógica sensible y creadora de Manuel Felguérez (1928-2020) y el espíritu lúdico y sin freno de Gilberto Aceves Navarro (1931-2019): un banquete doble que está a la disposición de los visitantes en el Museo Nacional de la Estampa, en la plaza de la Santa Veracruz de la ciudad de México, por estos días víctima de Tláloc.
Tomado de https://morfemacero.com/
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