Málaga se rinde a ‘Del otro lado’ y ‘Fantasía’, dos autorretratos familiares sobre el tiempo y el perdón

El cineasta colombiano Iván Guarnizo cuenta entre la emoción, la herida y el milagro su búsqueda y posterior perdón al hombre que secuestró a su madre durante 603 días y Aitor Merino reordena su memoria vivida en familia Leer#ExpresionSonoraNoticias Tomado de...

Actualizado Sábado,
5
junio
2021

18:24

El cineasta colombiano Iván Guarnizo cuenta entre la emoción, la herida y el milagro su búsqueda y posterior perdón al hombre que secuestró a su madre durante 603 días y Aitor Merino reordena su memoria vivida en familia

Imagen de ‘Del otro lado’, de Iván Guarnizo.

La verdadera vida de los festivales, especialmente el de Málaga, a veces es todo eso que sucede mientras la sección oficial hace sus planes, sus fotos y sus paseos por la alfombra roja. En el apartado de los documentales, por ejemplo y de momento, se ha asistido ya en apenas tres jornadas a algo muy parecido a un milagro: ‘Del otro lado’, del colombiano Iván Guarnizo, es su título. Y no lejos de él, menos ambicioso quizá pero en el mismo registro tan cerca de la búsqueda como de la herida del tiempo, ‘Fantasía‘, de Aitor Merino. Los dos nacen del impulso de conocer y conocerse, los dos ambicionan su propia perplejidad y los dos acaban por convertirse en autorretrato que también es la perfecta imagen de una mirada que sólo ansía algo parecido a la sanación.

La historia que Guarnizo más que simplemente contar vive en lo más íntimo de su carne impresiona desde la primera línea. El cineasta decidió un buen día buscar al hombre que en 2004 y durante 603 días mantuvo secuestrada a su madre. Beatriz Echevarry, de ella se trata, falleció a consecuencia de un cáncer en 2012, justo cuando el presidente entonces de Colombia Juan Manuel Santos anunció por sorpresa el diálogo de paz con la guerrilla de las FARC. «Poco antes de morir le escuché decir a ella que perdonaba a su raptor», comenta el director por aquello de dar con la piedra fundacional de todo. En 2016 se firmarían los acuerdos de paz. Guarnizó empezó a leer entonces los diarios que dejó su madre y que nunca se atrevió a tocar siquiera, y el proyecto durante tanto tiempo postergado dio por fin sus primeros pasos.

La película se plantea ante el espectador con todos los interrogantes abiertos de par en par. ¿Dónde acaba la justicia y dónde empieza la venganza?, ¿dónde el olvido adquiere la textura de la culpa y dónde el perdón deja de ser un gesto inútil para convertirse en necesario? Pero más allá de las dudas grandes y pomposas, están las otras, las imprescindibles, las simplemente técnicas: ¿tiene sentido una película que no sabe hacia dónde camina? «La idea siempre estuvo ahí. Cuando ella fue secuestrada, yo ya estudiaba cine. Recuerdo que en una ocasión grababa una portarretratos de ella y, de repente, una nube oscureció la estancia. Me estremecí», comenta el director entre el misterio y la premonición.

Todo el documental se alimenta de esa duda. Y en esa duda deja de ser materia simplemente cinematográfica para transformarse en vida vivida. Y vívida. La película cuenta en una primera parte el empeño del cineasta y de su hermano por recorrer palmo a palmo el mismo camino de su madre a través de la selva. Lo que ella sufrió y dejó registrado con caligrafía esmerada en cada cuartilla de varios cuadernos escolares, ellos lo vuelve a sufrir como exploradores de su culpa más profunda, de su vergüenza más honda. ‘Del otro lado’ se ofrece así como una exploración hacia lo profundo, hacía lo más sagrado, hacía el corazón de una selva que es, de alguna manera, la misma selva de todos. Deslumbra y acongoja con la misma fuerza.

Y así hasta que de repente, y tras una intensa búsqueda espoleada por el azar y también la convicción, aparece el hombre de nombre Güérima que secuestró, pero también cuidó a la madre. «No quiero arrogarme el derecho moral de señalar el camino a nadie. Mi proceso es sólo mío», comenta por aquello de no herir y a la vez explicarse. «Lo único que digo es que hablar directamente a la cara quita el ruido de las frases hechas y de los odios perfectos. Mi país, y no sé si también otros, precisaba un cambio de narrativa. Hay un gran cansancio de que Colombia sea el país únicamente de los odios, las rabias, las muertes, la violencia y la venganza», añade consciente como es, tras vivir décadas en España, que nadie está a salvo.

La segunda parte del documental discurre rostro con rostro. El del guerrillero de las FARC y el del hijo de la víctima. Se habla de cómo vivieron el secuestro, de cómo él le hizo a su víctima una aguja para tejer, de cómo casi murieron. Y es ahí, en un terreno tan delicado como íntimo, donde las heridas se abren para sangrar y quizá curarse. Cada segundo de ‘Del otro lado’ vive pendiente de cada una de sus incertidumbres con la misma claridad que las refuta. Es cine que construye y transforma el tiempo que habita. «Hablo del pasado, pero sólo me interesa el futuro», comenta críptico el director. Y quién sabe si acierta.

Durante el secuestro, como prueba de vida, los secuestradores tenían que hacer saber a los hijos de la secuestrada el nombre de la canción que la abuela cantaba a su nieta antes de dormir. La película acaba con una vieja grabación familiar de la la abuela y la nieta. Juntas entonan ‘De colores‘. La emoción perfecta.

Imagen de ‘Fantasía’, de Aitor Merino.

REATRATO DE FAMILIA

Fantasía‘, de Aitor Merino, no quiere tanto quizá. O sí, pero desde otro punto de vista. También el actor que además fuera director del documental ‘Asier ETA biok‘ habla de la familia. Y del mismo modo, la idea es alcanzar el perdón que otorga el reconocimiento de la herencia y hasta del tiempo. «Siempre me obsesionó un cuadro que había en mi casa del abuelo al que no llegué a conocer. Era un óleo que copiaba una foto atípica en la que él aparece de espaldas caminando. Quizá mi idea con esta película fue componer yo mi propio cuadro familiar», comenta el director.

El documental toma el título del nombre del crucero para turistas altamente motivados en el que un buen día se embarcaron padre, madre y los dos hermanos. Y ahí, en esa especie de celebración irónica y festiva del tiempo sin tiempo de unas vacaciones tan ridículas como plenas vive toda la película. Merino se las arregla para convertir la más trivial de las cotidianidades en rito, el día a día en ceremonia.Fantasía‘ no quiere más sorpresas que su íntima intranscendencia. Y es en ese espacio sagrado de reconciliación de secretos compartidos y vividos donde acaba por, precisamente, transcender. De repente, la familia de Aitor Merino es un poco cualquiera de las familias, y el tiempo que atraviesa cada imagen de la abuela y sus periquitos es forzosamente el tiempo de todos.

Lo dicho, el festival, como el viento, sopla donde quiere.

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