septiembre 15, 2025

Los papás nunca se van, se vuelven invisibles y duermen nuestro corazón


Los extrañamos y daríamos cualquier cosa por volver a escuchar sus risas, sentir un abrazo o esa mirada cómplice llena de ternura

Los padres nunca mueren, se vuelven invisibles y duermen en nuestras memorias, sentimientos y en lo profundo de nuestro corazón.

Hasta el cielo un abrazo con amor 


Nuestros padres nos cuidaron y protegieron -y quizá lo sigan haciendo aunque no estén en este plano-  sus enseñanzas y su amor infinito nos deja marcados para recordar lo más bonito que vivimos con ellos a su lado.

Quizá nunca estuvieron preparados para ser papás, pero su alma caritativa nos llenó de cariño y dejó huellas que no se borran fácilmente y aunque ellos ahora son invisibles, siempre están presentes de una u otra forma.

Llevaremos a nuestros padres por siempre

Los papás son mentores de vida, los mensajes, los cuidados y sus cariños los llevamos a flor de piel. ¿Qué sería de mí sin las historias de mis padres? Con el paso del tiempo nos damos cuenta que cada historia tenía una moraleja y una enseñanza que nos ayudaba a crecer.

Esos padres que tenían la sonrisa para nosotros, de aspecto amable, donde su cabellera plateada nos provocaba admiración y orgullo.

Extrañamos sus abrazos, sus miradas, la complicidad que tenían con los nietos… Pero el tiempo pasa y los recuerdos siguen aquí como uno de nuestros mejores tesoros.

Entre lágrimas y melancolía, asumo que mis padres hoy son la más bonita estrella en el cielo. La más grande de todas, aquella que naturalmente destaca por su belleza. Aunque a veces pueda no verla, sé que siempre estará allí

Los padres nos dejan lecciones de amor

Los padres -en la mayoría de los casos-, son amor en su máxima expresión. Ellos fueron padres y volvieron a ser niños con nosotros. Dejaron importantes lecciones que se convirtieron en semilla y que poco a poco darán frutos a lo largo de nuestra vida, aunque ellos ya no estén aquí.

El amor nos llenó y nos transformó. Nos dio la seguridad y una manera de enfrentar la vida. Es uno de los vínculos más poderosos y sanos que tendremos y que nos ayudará a madurar sin darnos cuenta.

Habrá momentos de ausencia, pero eso no significa que no podamos sentirlos: cierra tus ojos, imagina esas cosas que te hacían sentir bien y ¡vive con tus recuerdos!  ¡Qué bonito es honrar a las personas que te quisieron tanto siguiendo sus enseñanzas!

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Tomado de https://viajeropeligro.com/