‘Los miserables’ y el París del siglo XIX – Ethic

Tomado de Ethic.es

En 1862, París se estremeció con la publicación de una obra que cambiaría para siempre la percepción de la ciudad y de la sociedad francesa: Los miserables. La novela épica de Víctor Hugo se convirtió en un hito literario, pero también en un espejo conmovedor de las desigualdades y luchas del París del siglo XIX. La ciudad, vibrante y caótica, se revelaba en cada página como un lugar de contrastes donde la opulencia y la miseria convivían.

Víctor Hugo escribió Los miserables en un periodo turbulento de la historia francesa marcado por la inestabilidad política y social. Tras la Revolución Francesa y el caos de las guerras napoleónicas, Francia se encontraba en un constante estado de agitación. Por un lado, París, el corazón del país, era el escenario de las aspiraciones y sufrimientos de millones. Por otro, Hugo, exiliado por sus ideas republicanas, encontró en la distancia una perspectiva única para retratar una ciudad que amaba y criticaba a partes iguales. «Donde no hay más que miseria, no puede haber más que ruina; y donde no hay más que opulencia, no puede haber más que explotación», escribió, encapsulando en esta frase el espíritu de esta extraordinaria obra.

«Donde no hay más que miseria, no puede haber más que ruina; y donde no hay más que opulencia, no puede haber más que explotación», escribió Víctor Hugo

La novela de Hugo es un recorrido por las entrañas de París, desde los lujosos salones de la aristocracia hasta los oscuros callejones del barrio de Les Halles. Sus personajes, desde el noble Jean Valjean hasta la trágica Fantine, representan a la humanidad en toda su complejidad. Valjean, un convicto redimido que se convierte en un símbolo de esperanza y justicia, lucha contra un sistema que parece diseñado para perpetuar la pobreza. Por otro lado, el implacable inspector Javert encarna la rigidez y la falta de compasión de la ley. A través de estos personajes, Hugo denuncia las injusticias del sistema judicial y la indiferencia de la sociedad hacia aquellos más vulnerables.

Uno de los momentos más impactantes de la obra es la descripción de la batalla de las barricadas, inspirada en las revueltas de 1832 de París. Hugo narra con detalle la desesperación de los insurgentes, jóvenes idealistas que luchan por un futuro mejor. Esta revuelta fallida simboliza la resistencia contra la opresión y la lucha por la justicia, temas que resonaron profundamente en una Europa sacudida por los cambios. Igualmente conmovedor es el relato de la vida de Fantine, una madre soltera que, tras ser despedida de forma injusta de su trabajo, se ve obligada a vender su cabello, sus dientes y finalmente su cuerpo para poder mantener económicamente a su hija. Tramas en las que Hugo utiliza su tragedia para denunciar la hipocresía y la crueldad de una sociedad que deja a un lado a los más débiles, mostrando así cómo las circunstancias personales de cada uno pueden llevar a la desesperación a personas decentes y trabajadoras.

Hugo muestra cómo las circunstancias personales de cada uno pueden llevar a la desesperación a personas decentes y trabajadoras

La publicación de Los miserables fue un fenómeno mundial instantáneo. La novela se publicó simultáneamente en varios países, una estrategia innovadora para la época. La gente discutía apasionadamente a propósito de los destinos de Valjean y Javert, y los problemas sociales expuestos por Hugo se convirtieron en temas sociales de debate público.

Con el paso del tiempo, Los miserables trascendió las páginas impresas para convertirse en todo un fenómeno cultural. La primera adaptación cinematográfica data de 1909 y, desde entonces, la historia ha sido llevada a la gran pantalla a través de numerosas versiones. Sin embargo, fue el musical de 1980, con música de Claude-Michel Schönberg y letras de Alain Boublil, el que realmente catapultó la historia a una audiencia global. Estrenado en París y más tarde en Londres y Nueva York, el musical se convirtió en un éxito rotundo, con canciones como «I dreamed a dream» o «Do you hear the people sing?» que evocan las aspiraciones y desilusiones universales.

Con el paso del tiempo, la relevancia de Los miserables se ha mantenido intacta, y sus lecciones siguen siendo tan vigentes como lo fueron por aquel entonces. En un mundo donde las brechas entre ricos y pobres se amplían y la injusticia persiste, las palabras de Hugo y el lema de «libertad, igualdad y fraternidad» aún buscan tener sentido.

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